RECORDANDO A MARÍA TERESA OLIVERA DE CHUMPITASI. Por ATALA MATELLINI (PREMIO PALABRA EN LIBERTAD)

Marita (en la foto en circulo), como cariñosamente la llamábamos, nos dejó un Jueves Santo tal como ocurrió con el poeta nacional César Vallejo, un 1 de abril del 2010.

En su su primer poemario de Marita - Mi Mundo, el poeta y crítico literario WInston Orrillo observa en su prólogo: "Misterio y canto de la vida, toques dramáticos y llamadas de atención frente a lo que nos inquieta: deseo de amor y adhesión al dolor humano, solidaridad con el dolor humano, todo esto se encuentra en los versos de María T. Olivera de Chumpitasi poesía plena de sensibilidad y ternura."

Qué decirle al silencio, cuando el silencio nos regresa verso a verso el recuerdo de una gran poeta de la generación del 80. Un espìritu selecto en eterna vigilia de inspiración creadora capaz de descifrar los secretos de la humanidad que la rodeaba. 

En su cuarto poemario Qué decirle al silencio. lleva prólogo del gran poeta español Dr. Luis Rosales - Madrid- 16-5-86 - nos dice "Qué decirle al silencio, en este libro de poesía femenina, fluida más que desnuda, desnudada, y además no sólo íntima sino envolvente, desprovista por completo de literatura, sin una sola imagen ni una sola metáfora que vele esplendor de sus palabras, que parece que sólo están hablando para velar su intimidad. Un libro escrito como quería Rubén Darío: con el horror de la literatura y loco crepùsculo y aurora".

Poema de Marita T. Olivera de Chumpitasi

Siempre hubo
ante mí
una puerta cerrada
de roble oscuro
muda:
tabla de mandamiento...

Y hoy ha nacido
otra, abierta:
marco de nubes,
Abismo
para vaciarme
y ser alimento
de soledades.

Estoy frente a dos puertas:
una cerrada, negada
la arrastro, me pesa
duele
como mi propia carne:
la otra, fría etérea,
vana como el suicidio

Tuve la gran satisfacción de ser considerada su amiga, su hermana, donde la amistad es un puente que insiste para ser transitado brazo con brazo, sin variaciones, porque siempre está encendido..