sábado, 29 de abril de 2017

GAMALIEL CHURATA: POTENCIAL POLITICO Y DESAFÍOS ESTÉTICOS DEL ESCCRITOR MENOS COMPRENDIDO EN EL SIGLO XX Por JOSE LUIS AYALA.


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LASA. Lima, 2017. Pontificia Universidad Católica del Perú.
Gamaliel Churata: Potencial político y desafíos estéticos del escritor menos comprendido en el siglo XX.
José Luis Ayala.

Comentario a la exposición de Elizabeth Monasterios
Con este meditado ensayo de Elizabeth Monasterios, empiezan los análisis y estudios en referencia a un tema sorprendente y puntual: el pensamiento filosófico llamado también cosmogónico de Gamaliel Churata. ¿No es acaso una provocación aseverar que Churata desarrolle un pensamiento filosófico americano? La otra pregunta es: ¿Por qué Churata escogió a Platón para establecer un diálogo en el que finalmente le dice que está equivocado? La enciclopédica cultura filosófica de Churata pudo haberle permitido discutir por ejemplo con Sócrates. Sin embargo, prefirió hacerlo con el autor de los Diálogos porque quiso hacer una revisión de las ideas.
De hecho, Elizabeth Monasterios señala que Churata es un autor “complejo y polémico”, pero que en torno a él se han formado varias logias que tratan de explicar el significado de su obra. Elizabeth sin duda lidera la churatiana logia del Illimani. El embrión de este texto está en su libro La vanguardia plebeya del Titicaca, pero ahora su visión crítica se ha ampliado y puede aseverar que al convertir a “Platón en interlocutor”, se estableció “un mundo no regido por verdades universales ni por el supuesto conceptual de que para hacerse ente histórico el ser humano requiere de entidad divina”.
Asevera que: “De aquí la pertinencia de leer a Churata absorbiendo la tajante desautorización que hace del sistema filosófico de Platón. La crítica que se ocupa de Churata ha identificado con precisión los aspectos antiplatónicos que atraviesa su obra, destacando como las más relevantes:
1.- Una interpelación a Platón en cuanto fundador del modelo de representación dualista.
2.-Una recreación del diálogo socrático con el propósito de interpelar la filosofía platónica echando mano a códigos de la ironía andina.
3.- Una crítica a la explicación teológica y divina del ser humano y la muerte”.
Sin embargo, Elizabeth Monasterios propone una lectura e indagación al anti-platonismo para entender mejor gran parte de la literatura latinoamericana. Afirma que: “Desde sus primeros escritos hasta los últimos, Churata desafió las jerarquías estéticas, políticas y pedagógicas propuestas por el pionero de la cultura occidental y cuestionó su aplicabilidad en los procesos políticos y culturales andinos”.
En efecto, “El pez de oro” se inscribe en esta axiología o filosofía de los valores, es un campo de la filosofía que estudia la naturaleza de los valores como los juicios valorativos. Dice bien Elizabeth Monasterios al afirmar: “Emanciparse del régimen de los valores absolutos, cancelar el destino de la caverna platónica, se convierte así en un proyecto intelectual orientado a gestionar una intelección no platónica”. Pero la emancipación a la que alude Elizabeth Monasterios se expresa en la escritura, en la creación literaria, específicamente desde cuando Churata empezó a escribir “El pez de oro”. En efecto, desde entonces desafió no solo a la crítica literaria que no observó este acierto, sino que además fue desterrado del Parnaso de la literatura latinoamericana.
Consciente de que no había sido entendido, se vio en la necesidad de aclarar diciendo: “El idioma que utiliza este libro resulta desconocido por los americanos y es que América casi ya no existe. La obra que debe imponerse al régimen de la cultura americana es aquella que partiendo de la universidades enseñe a los hombres, que no tiene el derecho a poseer, una personalidad si niega sus raíces. Y, ¿cuáles son las raíces del hombre? La raíces de la tierra”. (El ángel iluminado, p. 33).
En lo que se refiere a una literatura americana con genuina personalidad, Elizabeth Monasterios dice que se expresa: “En el pez de oro a través de un énfasis en la posibilidad de engendrar una literatura nacional y descolonizada. En Resurrección, explorando la posibilidad de engendrar un conocimiento animal emancipado de las deshumanidades del hombre-letra”.
Efectivamente, Gamaliel Churata, permaneció desterrado, incomprendido, menospreciado y mal valorado por una crítica adversa. No obstante, es preciso reconocer el pionero juicio de José Varallanos cuando apareció la primera edición de “El pez de oro” y en la segunda en 1957, el juicio de Ricardo González Vigil.
Una novedad y acierto en la exposición de Elizabeth Monasterios, es advertir que mientras Churata era bibliotecario en Puno, leyó no solamente la vanguardia literaria europea, sino sobre todo los fundamentos de la física clásica y logros de Einstein, publicados en la Revista de Occidente. “Las citas a Einstein – dice Elizabeth Monasterios – que encontramos en El pez de oro y nutrido uso del lenguaje científico que atraviesa el libro son sintomáticos de la claridad con que Churata vislumbró vínculos entre las humanidades y los hallazgos de la vanguardia literaria”.
Es importante resaltar que para Elizabeth Monasterios, la antigüedad en Churata no es una resurrección del incanato y mucho menos imponer desde el Estado, una posmodernidad por decreto o de modo compulsivo. Lo que ha sucedido es que los escritores y críticos peruanos no se han fijado en Churata porque no sabían quechua ni aymara, salvo Arguedas pero no era un crítico. Además, como señala Monasterios: “Pero en ninguno de sus trabajos encontramos referencias a Churata ni críticas a un sistema filosófico que, como el de Platón, sostiene el edificio de la razón colonial. Lo que me lleva a concluir que en el campo del latinoamericanismo, Churata es una ‘idea impesada’. Tal vez por lo inconcebible que hasta hoy resulta imaginar un mundo sin Platón. O lo que es lo mismo, habitar un mundo desjerarquizado”.
Elizabeth Monasterios ha escrito esta primera reflexión. Ahora es preciso continuar la tarea de explicar la interrelación activa entre cosmopercepción y filosofía. Es decir responder: ¿Cómo es ahora esa realidad donde dialécticamente todo es mutación y permanencia? Como sabemos, en América Latina lo cotidiano es maravilloso y permanente, pero todo cambia.
Comentario a la exposición de Maritxell Hernando. LASA 2017
Maritxel Hernando, después de fecundas lecturas de El pez de oro, asevera que Gamaliel Churata tuvo que recurrir a la escritura híbrida para registrar una literatura emergente, propia, creativa y descolonizante. Este recurso usado por Huaman Poma de Ayala y Garcilaso de la Vega: “Contiene –dice Maritxell Hernando– la heterogeneidad que tiene históricamente dos direcciones: capaz de modificar el pasado de la coloniedad, marcado por el silenciamiento de las voces no hispanas y generar nuevas expresiones por venir, asegurando la potencialidad de su programa en praxis artísticas contemporáneas”.
En efecto, Gamaliel Churata consciente de pertenecer a dos universos culturales en conflicto, decidió escribir en español andino conceptos esenciales provenientes del quechua y el aymara. Quienes conocemos estos idiomas podemos aseverar que no se trata solamente de palabras esenciales incrustadas, sino de expresiones híbridas con gran contenido estético y literario. Ahora falta un trabajo que precisamente se ocupe de este tema tan provocativo y necesario. Es una tarea reservada a una persona que conozca bien el quechua y aymara para escribir con propiedad.
Maritxell Hernando, a pesar de no haber utilizado la edición crítica de El pez de oro, ha logrado penetrar en lo esencial de un libro complejo. Como no puede haber literatura sin lengua, menos sin escritura y un pueblo que hable un idioma, la idea es descifrar sus valores. De allí que asevere: “La lengua constituye para Gamaliel Churata una energía social, vinculada estrechamente a aquellos que la usan: ‘el punto de partida de toda literatura (y de todo hombre está en el idioma que la sustancia (p.152)”
Esta afirmación permite pensar que nuestra expositora, ha logrado interpretar magistralmente a Gamaliel Churata, debido a estar convencida que la lengua, es el único vehículo social capaz de articular una comunicación en varias direcciones. Es decir, en español y a la vez en quechua y aymara. Pero además establecer otra forma que proviene de la concurrencia las tres corrientes idiomáticas que corresponden a distintas sociedades humanas.
Pero en la vida diaria se producen conflictos como asimilaciones culturales idiomáticas. Es por esa razón que Maritxell Hernando afirma: “El problema es ingente, envuelve la propia concepción de la lengua, la tensión colonial entre la lengua impuesta, soportada por las escritura y las instancias judiciales y pedagógicas, y una variedad de lenguas minorizadas, circunscritas al ámbito no institucional, la valoración de formas culturales orales y escritas”.
Churata estaba seguro que era la mejor forma de escribir aunque no lo entendieran. Ha tenido que pasar mucho tiempo para que sea no solo comprendido sino analizado desde la lengua como energía social, como lo ha hecho Maritxell Hernando. Además, observar una evidente potencialidad política en los libros El pez de oro y Resurrección de los muertos. Particularmente para mí escuchar a Elizabeth Monasterios, Maritxsell Hernando y Mauro Mamani, es altamente reconfortante. Ahora falta publicar cuatro libros que poseo, pero sobre todo recuperar los 17 libros inéditos, cuyo reclamo aparece en el libro de Churata: Vocación el escritor. Ojalá que en esta histórica tarea podamos ser apoyados por ustedes.
Una inteligente observación de Maritxel Hernando, es aseverar que: “El nudo del problema es Platón, o mejor dicho, una concepción platónica de la lengua. La oposición a Platón es el motor filosófico que pone andar El pez de oro y una de sus empresas más osadas”. Si Churata no hubiera conocido con tanta propiedad la dialéctica del mundo andino, hubiera sido imposible contrastar dos concepciones distintas. Es decir, dos diferentes racionalidades de distantes realidades culturales. Churata le explica a Platón otra forma de entender el tiempo, la vida y la muerte. Le pregunta: ¿entiendes plato? ¿Entiendes chua?, esta palabra se usa tanto en quechua como en aymara, es un platillo rústico de greda cocida para servir alimentos.
Pero ninguna cultura ni lengua permanece estática en el tiempo porque todo se mueve, mezcla, transforma y renueva, según la particular dinámica social que se establece entre sociedades dominantes y dominadas. Por esa razón por la que Maritxell Hernando, asevera: “Si la índole de la lengua es la transformación, el español instalado en América no constituye un sistema inmóvil, codificado por la metrópolis, ajeno a la vida que le rodeó después de la llegada de los conquistadores”. (Por los invasores de España monárquica diría yo).
Así, en la necesidad de crear un sistema fonémico tanto para el quechua como para el aymara, como bien observa Maritxel Hernando, el aporte de Francisco Chuquihuanca Ayulo fue importante, texto que efectivamente apareció en el Boletín Titikaka en 1928. Ahora hagámonos una pregunta cuya respuesta no ha sido debidamente estudiada hasta hora. ¿Qué clase de grafías usó Gamaliel Churata para escribir sus libros? ¿Todos están escritos con la misma expresión y contenido fonético? Churata decidió escribir escuchando el quechua y el aymara, es decir desde la oralidad como asevera Maritxell Hernando, para después inventar sus propias grafías y así resulta el registro de su literatura contenida en los 17 libros inéditos, que ahora falta rescatar.
Pero Churata no estuvo solo en esta terea de darle a la Literatura Latinoamericana una personalidad translinguística distinta y propia, como dice Maritxell Hernando: “La potencialidad de su programa queda aseverada en praxis artísticas contemporáneas. Escritores como el argentino Néstor Perlongher, el brasileño Wilson Bueno, el uruguayo Fabián Severo, el paraguayo Damián Cabrera o la inglesa-boliviana Alison Spedding fundan su creación en el contacto de las lenguas”. Maritxell Hernando, entonces ha venido volando en las alas de las palabras para devolvernos la fe y confianza en la interculturalidad dialéctica con derechos humanos, cuya dinámica borra todas fronteras y desencuentros históricas para humanizarnos cada día mucho más.
Comentario a la intervención de Mauro Mamani Macedo.
Según la concepción de la cosmogonía y cosmopercepción andina, el tiempo sideral tiene su propia dinámica y dialéctica. Es un solo corpus constituido por el pasado, presente y futuro, todo en una sola dimensión. No existen fronteras divisorias como en la concepción del tiempo en la cultura occidental. El tiempo andino se desarrolla por eras, no por fechas sino por acontecimientos que marcan la memoria ancestral de los pueblos y personas. Así por ejemplo, el pueblo quechua está a la espera del retorno de Pachacuti y la Nación aymara, asegura que pronto volverá Tunupa para que se restituya el equilibrio, los campos vuelvan a florecer y sea abolido para siempre el dolor humano.
Esta distinta racionalidad cósmica, ha sido perfectamente asimilada por Mauro Mamani Macedo y por esa razón, puede manejar acertadamente el concepto del tiempo infinito en el ensayo: El pasado actual. El tiempo como estrategia política e ideológica nativa en la obra de Gamaliel Churata. En efecto, Mauro Mamani Macedo, empieza aseverando: “El propósito de esta ponencia es observar la concepción del tiempo en la obra de Gamaliel Churata; él sostiene que el pasado no es un tiempo que se queda relegado y solo se recuerda , sino que es un tiempo presente que se siente y se vive de manera cotidiana. Esto se cifra en su enunciado: ‘un pasado que no pasa. Es el tiempo revulsivo y dinámico porque no se clausura y se cierra sino que se renueva y abre sin abandonar la raíz, la célula”.
En efecto, Mauro Mamani Macedo, acude y amplía su afirmación al referirse al concepto cosmológico del ajayu-watan, para señalar que el alma amarra. Es decir, que el pasado no pasa porque está digamos mezclado con el presente y el futuro. Pero sucede que los quechuas y aymaras tenemos tres almas que funcionan como una sola. Cuando muere un quechua o aymara, el primer ajayu o alma a los ocho días regresa a la casa y convierte en uywiri, es decir en vigía. La segunda alma regresa a los dos años para vivir en la memoria de la comunidad, de acuerdo a los registros del libro de oro y de plata. A la tercera alma, a los cinco años se le hace una ceremonia que se llama despacho. Luego se convierte en pasado, presente y futuro. Las tres almas no mueren, se convierten en lluvia, sueños, viento, celajes, moran en las apachetas junto a los achachilas y apus tutelares. Sin embargo el ajayu es uno solo.
Teniendo en cuenta esta visión de la cosmopercepción andina y acertado conocimiento de las ideas de Churata, Mauro Mamani Macedo dice: “El ajayu es entendido también como ‘parte de un ser viviente con la naturaleza y las fuerzas sobrenaturales’. A ello se suma el jañayu, que es “la energía del ser viviente en relación con las fuerzas sobrenaturales. Estos elementos forman una triada con el animu, (ánimo) que es ´la fuerza espiritual y seguridad de sí mismo”. En efecto, para Churata el ajayu (alma) es uno de los conceptos centrales para explicar la idea de que los muertos no mueren, que viven en nosotros. Para ello propone el categorema ajayu-watan (El alma amarra). Además se distancia del concepto de alma y psiquis porque considera que estos pertenecen a la cultura occidental y no guardan equivalencia con el ajayu”.
Un acierto de Mauro Mamani Macedo, es sin duda señalar que cuando se traducen conceptos abstractos de una lengua a otra, se pierde mucho por más eximio y culto sea el traductor. (¿Es verdad que todo traductor es un traidor?) Aquí cabe hacer varias preguntas que vienen desde el fondo del tiempo: ¿Cómo hacen los churatianos para escribir sobre Churata si no hablan quechua ni aymara? ¿Se puede trabajar a Churata recurriendo a diccionarios hispanos que no consignan conceptos de la cosmopercepción andina? ¿Bastan acaso los diccionarios aymara-español o quechua-español? Sin embargo, hay muy buenos trabajos de investigación pero se nota un marcado desconocimiento de conceptos cosmogónicos que provienen del quechua y el aymara.
En fin, Mauro Mamani Macedo establece una inseparable vinculación entre la vida y la muerte, de acuerdo al pensamiento de Churata. Afirma que: “Churata corelaciona la muerte del hombre con la semilla, así muere el hombre para volver a nacer, se reinstala en las fluidez de la sangre de los vivos, así como la vocación es volver a la vida de los vivos, de la misma forma como la semilla busca al surco para volver a florecer porque ‘los muertos son semillas”.
La idea de unidad y relación entre la vida y la muerte; el pasado, presente y futuro, recorre todo el trabajo de Mauro Mamani Macedo. Remarca el vínculo indesligable entre oralidad y escrituralidad de Churata. De esa manera su trabajo resulta un verdadero aporte para un esclarecimiento de la dialéctica andina, que funciona de distinta manera como la usó Platón, personaje tan cercano a Churata.
Por eso, Mauro Mamani Macedo dice: “De esta forma Churata va conectando semilla con alma, con ajayu: Y el alma – como recuerda páginas más allá un kukani (persona que chajcha o consume coca) de este Khori-challwa – es la semilla en que el hombre está con su destino, su osatura, su intelección, su sistema neurovital, su k´’epi (palabra aymara que significa atado) de existencias laceradas. Si hay ese dios hacedor de que las confesiones hacen pie, su nombre está equivocado. Se llama Génesis. Y la sustancia con que opera el licor seminal’ toda esta explicación se enmarca dentro del discurso germinador, de vibrante vitalidad”.
Termina su exposición con una expresión literaria audaz de Churata: “Tú eres naya”. ¿Qué significan estas tres palabras, dos en español y una en aymara? Literalmente: “Tú eres yo”. Es decir, Churata usa la magia del lenguaje y raciocinio andino para transfigurarse de padre en hijo. Otra vez volver a ser semilla y así se prolongue la vida. Significa el eterno retorno. En consecuencia la muerte no existe. Nada permanece estático. En otras palabras: Todo está en movimiento continuo, traslación, desplazamiento, acción, alteración y oscilación en la eternidad sideral del universo andino. Todo se sustenta en los cambios continuos de la vida, que no es sueño como escribió Pedro Calderón de la Barca, sino una evolución cósmica continua donde la muerte no existe, como lo afirmó el genial Gamaliel Churata.

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