Qué azarosa es la vida que recogemos sin dudas ni rumores
endiosamos ídolos y dinero sin atinarnos a prever enfermedades
corremos aventuras, ganamos experiencias como inmortales
así caemos, nos levantamos, volvemos a caer sin aprender a ser humildes.
corremos aventuras, ganamos experiencias como inmortales
así caemos, nos levantamos, volvemos a caer sin aprender a ser humildes.
Perdemos el tiempo, nos engañamos y sin remordimiento insistimos
qué ingenuos somos creyendo ser dueños de nuestro existir pobre
hasta que el destino nos tumba en la cama de un nosocomio ajeno
de tumbo en tumbo nos damos cuenta que somos frágiles ante la muerte.
Qué suerte nos depara el cuerpo cuando nos ataca el malestar asesino.
qué ingenuos somos creyendo ser dueños de nuestro existir pobre
hasta que el destino nos tumba en la cama de un nosocomio ajeno
de tumbo en tumbo nos damos cuenta que somos frágiles ante la muerte.
Qué suerte nos depara el cuerpo cuando nos ataca el malestar asesino.
Deseamos ser fuertes pero nos vence el quejido y el malestar de esperar
así tropezamos con otras tristezas que ambiente quejoso nos humaniza
sentir el dolor de los otros que son peores que las tuyas te enciende
y tu animo se estropea y comprendemos lo duro que es la vida, enfermo.
así tropezamos con otras tristezas que ambiente quejoso nos humaniza
sentir el dolor de los otros que son peores que las tuyas te enciende
y tu animo se estropea y comprendemos lo duro que es la vida, enfermo.
NOTA: Este poema me lo ha enviado Humberto desde la cama de un hospital
Perdemos el tiempo, nos engañamos y sin remordimiento insistimos
ResponderEliminarqué ingenuos somos creyendo ser dueños de nuestro existir pobre
hasta que el destino nos tumba en la cama de un nosocomio ajeno
de tumbo en tumbo nos damos cuenta que somos frágiles ante la muerte.