CRÓNICA DE UN TERREMOTO ESPIRITUAL
Llego el terremoto
sin ningún perdón,
sin tinos a mi corazón
de sorpresas al dolor gritaron los platos.
Las paredes de esa habitación
no tenían donde correr.
Solo me dieron la espalda, cubriéndose los oídos
pues mi verdad hablo en él…
Cuando soñaba, dar de comer a las aves mis sueños.
Tú te robabas mis tiempos,
quebrabas mis pies en silencio
matando la danza de mis versos.
Nuestro álbum de fotos empezó a lastimarse
desgarrándose de piel a piel
estos falsos recuerdos.
¡Y como lloraban nuestros peluches!
Hijos procreados de nuestros bellos momentos.
La retina de mis ojos te buscaba
pero ese no eras tú.
Mi boca quería llorar en tu boca
y me cerraste la puerta. ¡Oh criatura mentirosa!
Ya termina la magnitud de tu pecado
pues todo mi mundo te lo haz robado.
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