Las calles se ven envueltas
en invisibles oleajes de neblina
el frío de la mañana palpado
en el enorme vidrio hace que me
sienta estrechándote.
Y la lluvia, nace, protegerte
de las cuchillas del destino.
Ovípara madre sin dueño
miró mi camino
cruzado de tejidos.
Te marchaste un día
de un dedo maldito
Si ésta eres tú
entonces te esperaré
Eres más bella que los cerámicos vidrios
de las iglesias
Isadora bendita
Cruzaremos la calle algún día
Miraré tu rostro de tuna por fin
o de cuarzo claro
besaré tus mejillas para impregnar
mi boca prensada
y dejar la roja marca.
Susurraré por los patios
tu nombre
y no me llegue la hermana muerte
antes de parirte
Isadora de vuelo
de ave
alzaste tu pie hacia
el mundo
y la barca de mi vientre te espera.
NOTA: Su memorable poemario "Boca de uva" es uno de los mejores publicados en los noventas.
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