ROGER
CASALINO CASTRO
EL CÓNDOR Y EL ÁGUILA
El cóndor
le sugirió al águila,
que
volara más allá de las montañas,
que se
adentrara en la selva, donde hay caza,
y pasara
la noche sobre un árbol.
El
Águila le respondió:
¡No puedo
hacer semejante cosa!
porque yo
amo la cumbre de los cerros,
soy feliz
al trabajar por mi comida
y
despertar con el sol, en la mañana.
Serías
cóndor si no volaras por los valles,
lejos de
tu cielo y tu agreste cordillera,
en la
humedad de una selva que te abrasa,
y sin
disfrutar de la carroña que te gusta?
Serías
parte de un mundo diferente
al que no
puedes acostumbrar a tu manera
te verías
envuelto por sus modos,
y sus
costumbres, te convertirían en paloma.
Perderías
el reinado de tu mundo,
la
libertad de ser lo que tú eres,
perderías
la fuerza de tus garras,
y al
volar... tendrías que agitar las alas.
¡No!...
¡Yo quiero defender mi mundo raro!
Poner mis
huevos en la barranca inaccesible,
pelear mi
vida enfrentando a una sierpe,
en una
lucha de mil siglos que he vivido.
Déjame
ser parte del camino...
cuando
vuelo divisando a los viajeros.
Déjame
sentir que soy la dueña,
de los
vientos, del Sol, de las praderas.
¡Yo quiero defender mi mundo raro!
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