AÍDA ROMERO
ANOCHECER
Llega la
tarde
trayendo
el cansancio
de los
siglos.
Mis
zapatos guardan
huellas
del abrazo
del
camino.
Las
calles desiertas
se llenan
de
múltiples fragancias
y
en la
penumbra
sigilosas
sombras
van en
busca
de
momentos de ternura
mientras
el viento cómplice
juguetea
con las ramas de los árboles
que se
mecen placenteras.
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