MARÍA ELENA RODRIGUEZ CHAVARRI
DUELO DE AUSENCIAS
Duele el dolor mismo
Duele y es herida inalcanzable,
infinita, inubicable.
Un dolor que carcome el alma,
que ciega la razón,
y enmudece el corazón,
que lo seca como un desierto
a pesar de amar como nunca.
Duele el aleteo de tu alma
Alejándose en su vuelo eterno,
sorprendido pasajero escogido,
futuro habitante de las estrellas.
Mi amor no puede retenerte
y el destino de arranca para siempre
Mis brazos aún tienen tu forma.
Tu espacio está intacto en mi cama,
en la mesa tu lugar espera
y tu aroma impregnado está
en los rincones, mezclándose
con mi amor, que hoy quema como lava.
Crece el vacío, la soledad,
La desolación, enlutándolo todo;
Sombras se derraman
hasta en tus recuerdos
y lucho para mantenerte vivo,
para oír tu risa tan amada.
tus ojos con aquella singular mirada,
tus palabras, tus susurros y secretos.
¡Ay cómo me duele el alma!
¡En el centro más profundo de mi dolor,
hay una punzada de dolor oscuro!
¡tu ausencia es un dolor que me apuñala!
y no hay lágrimas ni consuelo que lo alivien
¡Nada hay para este sufrimiento!
Dolor de ausencias.
ResponderEliminarBella poesía