MARÍA ELENA ROLDÁN VALDIVIA
ÁNGEL DE LA GUARDA
Mi ángel de la guarda
velando está mi sueño,
cubriendo con sus alas
mi apacible descanso de niña buena.
No es mi sombra,
es mi ángel de la guarda;
crucé corriendo la avenida,
me caí, me levanté,
¡Me salvé!
¡Oh no! No me salvé,
me cubrió con su santo manto
mi ángel bueno, mi ser alado.
Son los querubines y los serafines,
me decía mi madre,
están haciendo vigilia a tu lado
guiando tus pasos, por el sendero de la vida,
con cánticos y alegorías.
Mi nombre entonces debió ser:
ALADIAH del coro de los querubines
o mejor ASALIAH
del coro de las virtudes,
como virtuoso es el ángel
de la autora de mis días.
Mitzrael, del coro de los arcángeles,
me acompañará por siempre,
porque creo en el dulce sueño,
al dulce despertar de la eternidad. Amén.
Recordando a un ser
alado de mi niñez
2am, 06 diciembre 2015
No hay comentarios:
Publicar un comentario