lunes, 4 de mayo de 2020

3. HISTORIA DEL TEATRO EN EL PERÚ. Por ERNESTO RAEZ.



3. HITOS MEMORABLES EN LA HISTORIA DEL TEATRO EN EL PERU A LAS PUERTAS DEL BICENTENARIO DE LA INDEPENDENCIA

Por ERNESTO RAEZ / Premio Palabra en Libertad de la Sociedad Literaria Amantes del País. 


I
Antecedentes del teatro republicano
1.2 Periodo Colonial
La conquista trunca el desarrollo autónomo de nuestro teatro y lo inscribe en el proceso del teatro occidental.
Aunque es muy posible que la soldadesca llegara haciendo representaciones, dada la gran afición que reinaba en la península, históricamente se reconoce la recepción por un “cantor escénico”, del triunfante Gonzalo Pizarro en Lima en 1546 como el comienzo del teatro occidental en el Perú colonial. En 2021 se cumplirán 475 años del suceso.
a) En el teatro colonial más que momentos, se identifican tendencias que se mantienen desde mediados del siglo XVI hasta los primeros veinte años del XIX. En el contexto de una vida teatral muy animada y rica, no sólo en Lima, sino en el Cusco y otras ciudades, se puede identificar tres tipos de obras: un teatro en quechua, de memoria y resistencia; un teatro en quechua de intención catequizante y, por cierto, también un teatro en español, de temas sagrado y profano.
Los circuitos de presentación de estas obras como se comprenderá no coinciden. El teatro de memoria y resistencia parece que se representó únicamente entre los naturales. Un ejemplo claro es la posible representación de Ollantay durante la gesta de Tupac Amaru (1780-1781). Posteriormente el Corregidor José Antonio de Areche prohibiría puntualmente estas expresiones mediante un revelador bando que permite apreciar lo que estas representaciones significaban para el pueblo incaico: “…que no se representen en ningún pueblo de sus respectivas provincias comedias, u otras funciones públicas, de las que suelen usar los indios para memoria de sus dichos antiguos Incas…”. No es de extrañar que, aparte de Ollantay, la mayoría de las obras encontradas, de este rubro, incidan en la muerte de Atahualpa. Y de muchas no hay libreto alguno sino la representación directa con ocasión de una fiesta especial como sucede todos los años con “la representación de la muerte del inca Atahualpa en la fiesta de la Virgen de la Puerta, en Otuzco- La Libertad, el 14 de diciembre (Escena Nº 8- 1956 pag. 23-25).
La gesta emancipadora no es una etapa de nuestra historia sino una actitud permanente de los peruanos esclarecidos. El teatro durante la colonia fue uno de los bastiones de este espíritu rebelde. Esta es una perspectiva de lectura que debemos intentar de Ollantay dejando de lado las ya trilladas cuestiones sobre el origen inca o colonial de la pieza. En el personaje Ollanta hay una actitud rebelde frente a la tiranía que no pudo darse jamás en el Imperio. Pio Campos del teatro de Carhuamayo tiene una obra breve sobre la misma historia en la que los amantes son apresados y ejecutados, más cercana posiblemente a la realidad. Podemos considerar la justicia final del Inca en Ollantay, como la expresión de un deseo de justicia en el rey de España, que aparece explícito en las obras sobre la muerte de Atahualpa (visión de los vencidos). Raúl Porras Barrenechea ha identificado en Ollantay textos alusivos al sacrificio de Tupac Amaru y no sería extraño que el rey injusto contra el que se rebela el protagonista represente simbólicamente al de España.
b) Las obras catequizantes se vinculan con las estrategias de evangelización de la Contrarreforma siguiendo las recomendaciones del Concilio de Trento. Fueron famosas las representaciones en Lima por el Corpus Christi. En muchas de estas obras se mencionan datos de ubicación local relacionados con los alimentos o imitando la manera de hablar de los indios. Fenómeno similar al de los cuadros pictóricos donde en la mesa de la Última Cena aparece un plato de cuy.
c) Pero, la vida teatral no se limitó a las celebraciones del Corpus Christi. Hay un público demandante y para él se construyen locales, y hay empresarios que los administran. No olvidemos que la colonia coincide con el Siglo de Oro de las letras españoles durante el cual el teatro acaparó las preferencias del público hispano. Por disposición de la autoridad los empresarios tenían que destinar parte de sus ganancias al sostenimiento de los Hospitales, como el de San Andrés.
Francisco de Morales, fue el primer empresario teatral Aunque estuvo en Lima desde 1576 inicia su carrera seis años más tarde este “maestro del arte comyco” que produjo espectáculos teatrales en Lima hasta su muerte el 21 de mayo de 1600. “Dotado de un vigoroso temperamento de organizador, fue sobre todo, un experto y competente empresario teatral y el constructor a fines del siglo XVI de la primera Casa de Comedias de Lima, la que animó con su esposa María Rodríguez (13-10-1594).
El Teatro en Lima durante el virreinato, de Guillermo Lohmann Villena, de donde tomamos el dato anterior, es un excelente estudio de gran rigor académico; lo mismo que las recopilaciones del padre Rubén Vargas Ugarte y los estudios de Raquel Chang y Rebeca Ráez Reátegui. En De nuestro antiguo teatro, el padre Rubén Vargas Ugarte cita la escena de una obra en la que intervienen indios Vilela, a los que se caracteriza por su modo de hablar. También hace especial mención del teatro que en sus centros educativos hacían los jesuitas. Las llamadas Decurias (por estar divididos los alumnos en grupos de diez): obras cortas destinadas a ejercitar a los jóvenes en la declamación y el arte escénico y sólo de una manera indirecta para solaz del auditorio, pueden considerarse el comienzo del teatro en la educación en nuestro país. Las obras “de más vuelo”, servían para actos públicos o fiestas que se celebraban en los colegios con ocasión de la llegada de algún notable.
d) Hasta el 3 de noviembre de 1614 no hubo censura, Pero, en 2021 hará 407 años, Gabriel del Río presentó un entremés compuesto por don Fernando Carrillo de Córdoba, mayorazgo y regidor de la ciudad, que iba en deshonor y chanza de vecinos, por lo que el autor fue detenido y reprendido por la autoridad municipal. Y a partir de entonces “de ninguna manera se representó obra alguna sin que se hubiese visto y examinado por la autoridad, que tendría un “palco municipal”. El primer encargado de la censura fue el regidor Don Leandro de la Reynaga Salazar. Posiblemente ésta fue la primera comedia costumbrista de nuestra historia, género que data desde los tiempos coloniales.(Escena Nº 2- 1953 pag. 8 y 26)
Línea costumbrista y tono satírico encontramos en las creaciones de Juan del Valle y Caviedes (1645-1697), Fray Francisco del Castillo (1716-1770) y las obras cortas de Pedro Peralta y Barnuevo (1663-1743). Ésta es una característica que va a distinguir la producción dramática nacional hasta nuestros días.
Fabulaciones aparte, la presencia de Micaela Villegas, amante del virrey Amat, del cual tuvo un hijo, permite acercarnos a los usos y costumbres de la gente de teatro. Condición que no difería mucho de la de los actores en la península y en todo el mundo occidental en ese momento. El teatro durante la colonia fue una actividad recreativa fundamental, con locales establecidos, que generó un próspero mercado con empresarios competitivos y celosos de su producción. Sin embargo, un aspecto de triste recordación es la situación de los actores y actrices.
Rigieron hasta iniciada la independencia los 41 artículos de las Ordenanzas para el régimen exterior e interior del Real Coliseo de Comedias de Lima, decretados el 22 de diciembre de 1786 por el Virrey Teodoro de Croix. Previenen y sancionan las faltas frecuentes de los actores en los ensayos y en las representaciones. El Art. 29 disponía: “A los cómicos que al tiempo del Ensayo General se vea no saben su papel de modo que baste para representarlo sin náusea o incomodidad del público, se les encerrará, después de dos reiteradas faltas, en el Quarto del Cepo que existe dentro del Coliseo hasta la representación próxima, para que lo estudien…
En “Tauromaquia”, tradición de Ricardo Palma, se cuenta que por orden del regente de la Real Audiencia, marqués de San Juan de Nepomuceno, fue sancionada Luisa Velarde, la Yuca, piurana de 20 años, actriz del Coliseo de Lima, no se anota por qué: “Póngase presa en el cuarto de reclusión del teatro de comedias a Luisa Velarde, la cual sólo saldrá para desempeñar sus papeles en escena, y entréguese la llave de dicho cuarto a los asentistas para que la confíen únicamente al portero encargado de suministrarla la comida que la lleven de su casa”.
Esta humillante situación recién es superada, por lo menos en la legislación, por el decreto promulgado el 31 de diciembre 1821 por don José de San Martín, atendiendo el consejo del Censor y Director del Teatro de Lima don Félix Devoti: "El arte escénico no irroga infamia al que lo profesa; los que ejerzan este arte en el Perú podrán optar a los empleos públicos y serán considerados en la sociedad según la regularidad de sus costumbres, y a proporción de los talentos que posean; los cómicos que por sus vicios degradaran la profesión , serán separados de ella". En 2021 se cumplirán 200 años de su promulgación.
(CONTINUARA)

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