4. HITOS MEMORABLES EN LA HISTORIA DEL TEATRO EN EL PERU A LAS PUERTAS DEL BICENTENARIO DE LA INDEPENDENCIA
Por ERNESTO RAEZ / Premio Palabra en Libertad de la Sociedad Literaria Amantes del País.
Por ERNESTO RAEZ / Premio Palabra en Libertad de la Sociedad Literaria Amantes del País.
II: Teatro durante la República
2.1 Prolongación de la influencia hispana (1821-1939)
La independencia política no significó la desaparición de la influencia hispana. Esta se mantiene en auge en el teatro de 1821 hasta fines de la década de los treinta en el siglo XX en que comienza a declinar.
La preferencias del público por la zarzuela se comprueba por el sistema de Tandas, especie de zarzuelas continuadas, citado por Manuel Moncloa y Covarrubias en su Diccionario teatral peruano en el que se consignan valiosos datos de la vida teatral en Lima decimonónica finisecular hasta 1905. Sobre la afición por la zarzuela hay estudios recientes realizados por Manuel Pantigoso y Gustavo Bishophausen.
En el siglo XIX podemos identificar tres orientaciones de afirmación peruanista: el teatro costumbrista, el teatro quechua republicano que, aparecido después de la Guerra del Pacífico, se prolongó hasta 1960 y las danzas folclóricas, que es la más antigua forma de hacer teatro que tenemos los peruanos. Sin embargo hay que destacar en esta línea peruanista: la labor precursora de El Mercurio Peruano, la escritura de alegorías patrióticas y la disposición oficial para que en todas las funciones de teatro se corease “Viva el Perú”.
a) Se reconoce como la primera obra del Perú Independiente: Los patriotas de Lima en la noche feliz, firmada por M. C. Atribuida por este dato a Miguel del Carpio, se hace mención del suceso en la Gaceta de Gobierno de Lima Independiente del 16 de Agosto de 1821. Fue puesta en escena por la compañía en que actuaba Antonio Barbeíto y la célebre Teresa Navarrete, llamada “La Templadora”(Rubén Vargas Ugarte-1974- p. 45).
Pero, la primera obra con valores teatrales es Frutos de la educación, de Felipe Pardo y Aliaga (1806-1868), considerada por Antonio Cornejo Polar (2001) como la fundadora de nuestro costumbrismo, y posteriormente las obras de Manuel Ascencio Segura (1805-1871), patriarca del teatro peruano.
b) El Teatro Romántico no tuvo especial significación ya que no produjo obras de interés; fue actividad secundaria de escritores que se destacaron en otros géneros como el cuento, la novela o la poesía.
c) Lo mismo sucedió con el Teatro Modernista en el siglo XX. No se trataron problemas nacionales medulares. No se encuentra una obra que aborde directamente el negociado del guano, salvo parlamentos irónicos que lo aluden. Por el nivel de dramaturgia que prometían mencionaremos a Abraham Valdelomar (1888-1919) que en Verdolaga, tragedia pastoril inconclusa, en tres actos, intenta un drama más profundo, que aborde la complejidad del alma humana y la vida social con un diálogo intenso, cargado de sugerencias poéticas y una atmósfera envolvente y sensible. Ricardo Peña (1896-1939), acorde con las intenciones intelectuales de este grupo de escritores, ofrece en Bandolero Niño (1935) un diseño poético del bandolero Luis Pardo.
d) Falta estudiar con detenimiento las obras relacionadas con la Guerra del salitre. En este rubro destaca Abelardo Gamarra, el Tunante (1852-1924). Rubén Quiroz Ávila ha publicado investigaciones sobre el rubro en La Guerra del Pacífico en el Teatro Peruano.
e) Hasta fines de la década del treinta y comienzos de los cuarenta el Sistema de producción es el de Compañías encabezadas por un capocómico, cabeza de compañía o divo. La falta de renovación del repertorio de estas compañías. que se limitaban a adaptaciones de sainetes españoles a la realidad local, el estilo de actuación que siguió siendo el ampuloso y altisonante de la escena hispana, en la que el latiguillo y la morcilla eran habituales, y la novedad del cine relegaron el interés por el teatro en las preferencias del público. Sin embargo nos seguían visitando compañías extranjeras, generalmente españolas, como la de Margarita Xirgú. En 1886 realizó una breve temporada la compañía de Sara Bernhardt.
CONTINUARA...
2.1 Prolongación de la influencia hispana (1821-1939)
La independencia política no significó la desaparición de la influencia hispana. Esta se mantiene en auge en el teatro de 1821 hasta fines de la década de los treinta en el siglo XX en que comienza a declinar.
La preferencias del público por la zarzuela se comprueba por el sistema de Tandas, especie de zarzuelas continuadas, citado por Manuel Moncloa y Covarrubias en su Diccionario teatral peruano en el que se consignan valiosos datos de la vida teatral en Lima decimonónica finisecular hasta 1905. Sobre la afición por la zarzuela hay estudios recientes realizados por Manuel Pantigoso y Gustavo Bishophausen.
En el siglo XIX podemos identificar tres orientaciones de afirmación peruanista: el teatro costumbrista, el teatro quechua republicano que, aparecido después de la Guerra del Pacífico, se prolongó hasta 1960 y las danzas folclóricas, que es la más antigua forma de hacer teatro que tenemos los peruanos. Sin embargo hay que destacar en esta línea peruanista: la labor precursora de El Mercurio Peruano, la escritura de alegorías patrióticas y la disposición oficial para que en todas las funciones de teatro se corease “Viva el Perú”.
a) Se reconoce como la primera obra del Perú Independiente: Los patriotas de Lima en la noche feliz, firmada por M. C. Atribuida por este dato a Miguel del Carpio, se hace mención del suceso en la Gaceta de Gobierno de Lima Independiente del 16 de Agosto de 1821. Fue puesta en escena por la compañía en que actuaba Antonio Barbeíto y la célebre Teresa Navarrete, llamada “La Templadora”(Rubén Vargas Ugarte-1974- p. 45).
Pero, la primera obra con valores teatrales es Frutos de la educación, de Felipe Pardo y Aliaga (1806-1868), considerada por Antonio Cornejo Polar (2001) como la fundadora de nuestro costumbrismo, y posteriormente las obras de Manuel Ascencio Segura (1805-1871), patriarca del teatro peruano.
b) El Teatro Romántico no tuvo especial significación ya que no produjo obras de interés; fue actividad secundaria de escritores que se destacaron en otros géneros como el cuento, la novela o la poesía.
c) Lo mismo sucedió con el Teatro Modernista en el siglo XX. No se trataron problemas nacionales medulares. No se encuentra una obra que aborde directamente el negociado del guano, salvo parlamentos irónicos que lo aluden. Por el nivel de dramaturgia que prometían mencionaremos a Abraham Valdelomar (1888-1919) que en Verdolaga, tragedia pastoril inconclusa, en tres actos, intenta un drama más profundo, que aborde la complejidad del alma humana y la vida social con un diálogo intenso, cargado de sugerencias poéticas y una atmósfera envolvente y sensible. Ricardo Peña (1896-1939), acorde con las intenciones intelectuales de este grupo de escritores, ofrece en Bandolero Niño (1935) un diseño poético del bandolero Luis Pardo.
d) Falta estudiar con detenimiento las obras relacionadas con la Guerra del salitre. En este rubro destaca Abelardo Gamarra, el Tunante (1852-1924). Rubén Quiroz Ávila ha publicado investigaciones sobre el rubro en La Guerra del Pacífico en el Teatro Peruano.
e) Hasta fines de la década del treinta y comienzos de los cuarenta el Sistema de producción es el de Compañías encabezadas por un capocómico, cabeza de compañía o divo. La falta de renovación del repertorio de estas compañías. que se limitaban a adaptaciones de sainetes españoles a la realidad local, el estilo de actuación que siguió siendo el ampuloso y altisonante de la escena hispana, en la que el latiguillo y la morcilla eran habituales, y la novedad del cine relegaron el interés por el teatro en las preferencias del público. Sin embargo nos seguían visitando compañías extranjeras, generalmente españolas, como la de Margarita Xirgú. En 1886 realizó una breve temporada la compañía de Sara Bernhardt.
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