MILUZKA
VERA MENDOZA
LLOCLLA
Una tarde lluviosa,
una tarde preciosa,
una tarde de sierra,
una tarde en mi tierra.
Montada en un corcel,
río cruce en carrusel;
sin siquiera imaginar,
que la lloclla iba a llegar.
Muy presurosa salgo
cabalgo, cabalgo
sobre barro y polvo
peligro no atisbo.
¡En segundos me sorprendo!
cuando el estruendo
del crujido de piedras
portando palos, hiedras.
“Imprudente y atrevido
sorprendente, removido
Imponiendo su potencia,
proclamando su advertencia.”
Al ver la notable crecida
jugada mortal prohibida
con atención cruce el caudal
escoltada de mi corcel leal.
Mi corazón latía muy fuerte
cada tranco sobreponerte;
me intimido el zamorro
colmado de agua y barro.
¡En diez trancos crucé ...!
¡Al voraz traspase…!
corazón y razón
un tic tac en tensión.
¡Esta vez la corte
te reconforte!.
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