Lo que sé de Chabuca Granda, es que en su momento mucha gente no la quería como se debe, la trataban de vieja pituca y reaccionaria. En el viejo bar Palermo, una universidad para muchos, había que pronunciar su nombre con cuidado, de pronto ahí lo saltaban a uno. Han pasado los años y es como si las aguas del tiempo, las grandes mareas, hubiesen borrado esa imagen desastrosa para la cultura peruana, esa imagen alimentada por la ignorancia, los prejuicios, y los estereotipos que calan hasta los huesos y malogran la quilla de las naves de la noche.
Chabuca era una mujer fina, delicada, selectiva; y para qué decirlo, extraordinaria compositora, maravillosa cantautora, y una promotora cultural sin semejanzas. Más querida en el extranjero que en el Perú. Una de la fuentes de trabajo que tenía, era cantar en barcos de gran calado que atracaban en el Callao, entonces de gran relevancia, no obstante que el puerto no contaba con las grúas que ahora tiene, a la manera de Miami. Barcos ingleses, árabes, italianos, orientales, de las banderas más diversas; los marineros al verla y escucharla quedaban boquiabiertos, atónitos, con su admiración satisfecha. De modo que Chabuca era un número cantado en nuestro primer puerto. Un icono, más necesaria que el pisco sour.
César Calvo la aproximó a Javier Heraud, a quien le dedicó varias canciones, algunas de las cuales interpretadas por Vicente Feliù y una joven intérprete, Quiñones, los escuché hace un par de años en el Olivar.
Chabuca tiene aun un repertorio inédito muy importante, cuya revelación al gran público, debería ser parte de un homenaje trascendental, menos declarativo y más de fondo.
La burguesía peruana, en esas actitudes suicidas que tiene el Perú, jamás le perdonó el haber estado cerca a Velázco; tanto como a Juan Josè Vega y a otros intelectuales; de modo que a varias décadas de ausencia, Chabuca continúa inédita, en una buena parte; y sin difusión en colegios y universidades.
La temática de esta poeta, que a sì misma se llamaba "solo letrista" es vasta y desconocida, los jóvenes la ignoran, prefieren a cualquier baladista pasajero. Chabuca amaba a la poesía y los poetas, sobre todo a Juan Gonzalo, a Naranjo, y a Calvo, pero cómo no. Protegió a muchos aristas jóvenes. Yo tuve la suerte de verla en una época, casi todos los días. Murió a los 58 años, tenía el corazón enfermo, más de sentimiento que de una dolencia física .
Juan Pedro Carcelén, Omar Aramayo y
José Beltrán Peña.
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