POEMAS
DE RODOLFO SÁNCHEZ GARRAFA
CON
VIENTO DEL SUR
En estos versos de cristal
navega un mensaje hacia ti
Con viento del sur a favor
podría llegar a tus manos
No quisiera pensar que esperas
en vano
El avatar me trajo
a un lugar sin escape posible
No tengo compañía
Es posible que jamás te vuelva a
ver
Nuestra cita formal ha sido
cancelada
por una tercera mano
Solo cumplo con decirte que lo
siento
y nunca sabrás cuánto
Nunca.
(De Séptima columna)
NI
SUS OJOS... NI LOS MÍOS
Sin importar cuán grande
Sea esta ciudad
Y cuán difíciles sus calles
Encontraré lo que busco
Pueden apostarlo.
-Dijo ella-
Más tarde
Estando frente a frente
En las venas de la gran mole
De acero y concreto
No hay elección posible.
-Dije yo-
El empate era algo
Remoto pero posible
Había que considerarlo.
Bastó un movimiento en falso
Fue mortal... Ya nada importa
Ni sus ojos... ni los míos.
LA PROMESA DE TUS BRAZOS
Hay un sol
bajo tus labios
No necesita
demostración
Queda un
teorema insoluto
El misterio
de tus ojos.
Solo cerrando
los ojos encuentro posible
abarcar el
infinito en tu presencia.
Bástame
haberte visto una vez para soñarte en el día
y gravitar
por siempre sobre tu cuerpo.
Va más allá
de la sin razón pura,
de la
coyuntura,
de los
desplomes de cualquier bolsa,
de las
debilidades adquiridas.
Es un
tropismo genético el que me arrastra
a la promesa
de tus brazos.
Hay un sol
bajo tus
labios
No necesita
demostración
Queda un teorema
insoluto
El misterio
de tus ojos.
¡APÚRENSE
SIRENAS!
Sirenas
¡Matadme con vuestro canto!
Mas dejad que pueblen el mundo
Todos mis demonios, que son
muchos.
Avatar
Nada diré de ti
Sobre las alas
Del viento ayrado
Con Y de alma
Dividida.
Hay tantas cosas que decir
Tantas cosas que decirte
Me muerdo los labios
Los labios a sangrar
A sangrar en cada gota
Que calla
Que grita
En silencio.
¡Apúrense sirenas!
La Tierra nos espera desde ayer
Hola arena
Hola olas
Hola mar.
POR
CADA UNO DE TUS CABELLOS
Con irresistible porfía
De escurrir el deseo
Sobre tu piel expuesta
E insinuada con sutil
Reserva
Me descuelgo
Por cada uno de tu cabellos
Mojados
En la soledad que a ti
Y a mí nos abruma.
LE DIRÉ A ZOILA QUE NO TE HE OLVIDADO
En la bruma mi
corazón echa mano a sus radares
Tarde llego a
ti a tu campo de aterrizaje
Con las
cuencas encendidas de sobrecarga.
Tristeza ven
conmigo hacia la luz —le digo— .
Mis ojos de
tus sueños no pueden separarse.
Amor mío en
hondas quebradas dejamos el ayer
Los rastros
que quedaron en el camino
No siempre
son oscuros.
Por las
noches mi corazón extiende desesperado las manos
Solo el cielo
tranquiliza las aguas que crecen.
Arden
nuestras naves sobre la balanza y los mundos
De ayer y hoy
se encuentran cara a cara.
Andorra
Londres Madrid son apenas puntos sepultados
En la corteza
de la Tierra.
Los peces
ondulan en el mar a despecho del dolor.
Si el día
debe morir que lo haga de manera gloriosa.
A veces
siento haberle ganado al tiempo
Como ahora
que toco suelo duro y de pronto
Pienso que
hiciste bien en decirle a Zoila de lo nuestro.
Por un
momento el pestañeo de la memoria asoló la tarde
De otoño se
hizo difícil buscar el abrigo del Sol a tajo abierto.
Le diré a
Zoila que no te he olvidado que te sigo amando
Que si bien
han pasado muchas aves por el cielo
El encanto de
las horas azules perdura.
Confío que
quiera escucharme y entienda
Lo que voy a
decirle.
Le diré que
la tristeza está lenta caprichosa incomprensible
Esta tarde en
que a fuerza de estevia procuro endulzar
Las sombras
sin esperar las promesas del amanecer.
Quizá ella te
haga saber cómo pluma en ristre
Voy sobre el
viento de batalla.
No callaré lo
que ocurre debo curar la pena.
Podrá
difuminarse la ciudad y ocultarse la luz del día
Pero tus
gestos las letras que dejaste escritas
Me son
inagotables.
(En La Manzana Mordida 105)
VIENTO
DE BATALLA
Marcho al frente
sobre el viento de batalla
Mi ejército tiene el poder
de mil dragones
Nuestras armas y coraje han
batido enemigos en
los cuatro confines de la tierra
Rebeldes
Invasores
lobos del desierto
rapaces de las montañas
todos fueron aplastados
todos exterminados
para gloria de nuestro emperador.
General de tropas invencibles
soy enseña de mis soldados
sostén de cualquier afán
de conquista
de castigo
de escarmiento
No hay fragor
que me inmute
ni grito que me distraiga
Pero ¡Ay! En estos tiempos
me preocupa
el invierno de los años.
(De Al di là)
SEGÚN LAS HORAS
Al escribir me desprendo de partes
de mi ser.
Al escribir me siento planta
de la que aún brotan ojos de hojas
y de
extensiones que insinúan el anhelo
de ocupar el espacio y distraer al
tiempo
de sus grandes pre-ocupaciones.
Al escribir pienso el amor
como llenar los vacíos de un
cuaderno
como vaciar un vaso del trago que
espera
ser sorbido.
Según las horas escribo de
distintos modos
Al amanecer
las palabras van desnudas a la
ducha
y el chapuzón salpica aquí y allá
sueños que no se van por completo
tareas que no tardan en llegar.
A la hora de tomar el desayuno
uno que otro pensamiento me
detiene
juega con el hambre
se hace odiar por mi mujer
que no cesa de llamar.
A media mañana tiro las ideas
sobre la silla
o cualquier mueble a la mano
me abro la camisa respiro para
probar
que soy yo mismo que sigo siendo
el mismo
que todavía retengo el hilo con el
que juega
el gato que por las noches caza en
el jardín
y en los techos.
A medio día suelo estar
malhumorado
y el ánimo tiñe de grises y hace
garabatos
en mi cuaderno y en la pizarra de
emergencia
No obstante anoto con esfuerzo la
bilis
los zumbidos molestos en el oído
y el deseo de salir a correr lo
más cerca posible
al mar.
A la hora de almorzar ya no leo
revistas
ni el diario como hacía antaño
Me concentro en la comida frugal
tal como en los libros que resalto
en amarillo
Lo que es benévolo para mi
estómago
lo es también para mi mente
Me preparo para tiempos de escasez
y los libros de poemas se
amontonan sin medida
en mi refugio antianatómico.
A media tarde me tranquilizo un
poco
domino al angustiado al loco y a
la cabra
que se come mis papeles.
Cuando oscurece toco mi cama por
dentro
buscando las partes más frías
que dominen mis calenturas y mi
fiebre recurrente
del ¡he-no! ¡aquí no!
Entonces hago notas en la memoria
o en un trozo de papel cogido al
azar.
Todo el día batallo con mi laptop
y aún parte
de la noche aunque algunas horas
me encuentran
orando al modo infantil.
La medianoche me halla si puedo
durmiendo.
Cuando doy por concluido un
escrito
las partes de mi ser se rearman
y mi rota cabeza se recompone.
(De Helio-tropos)
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