DOS ARTÍCULOS CRÍTICOS SOBRE LA OBRA DE EDUARDO GONZÁLEZ
VIAÑA
LA FRONTERA DE GONZALEZ VIAÑA
Por HAROLD ALVA.
El libro parece escrito para un guión de cine. Oraciones y frases muy
breves, pero con un impacto tremendo. El lenguaje es tan poderoso como el tema,
la inmigración. Se trata de“La frontera del paraíso”, la más reciente novela de
Eduardo González Viaña.
El tren llamado “la Bestia” tiene más de cien vagones y recorre el
territorio mexicano como vehículo de carga. Sin embargo, centenares de viajeros
se apilan en sus instalaciones. Son los centroamericanos y los mexicanos del
éxodo, los que dirigen a los Estados Unidos.
Entre ellos, viaja una mujer octogenaria. Conduce a su hijo
probablemente cincuentón hacia el país del norte. Aunque los médicos de
Guatemala lo han desahuciado y solamente le dan semanas de vida, ella está
segura de que logrará salvarlo en el país donde todos los milagros son
posibles.
¿Qué esperanza poderosa conduce a millares de latinoamericanos cada día
hacia los Estados Unidos? ¿Qué fe admirable los hace lanzarse a la aventura a
pesar de las brutales amenazas del presidente Trump?
Decenas de historias portentosas se desarrollan en el tren. Es imposible
dejar el libro marcado porque, de inmediato, comienza una nueva aventura. Madre
e hijo así como los otros esperanzados viajeros tendrán que desafiar algunos
peligrosos acompañantes así como el hambre, la sed, la miseria, el miedo y
hasta los espejismos.
“La frontera del paraíso” es la más reciente de una saga de novelas que
está escribiendo González Viaña sobre el más importante fenómeno demográfico de
nuestro tiempo: el traslado de poblaciones enteras del sur hacia el norte en
busca de puestos de trabajo y otros rumbos para la felicidad.
Por la interacción entre los personajes y las historias terribles que
cada uno de ellos evoca, se ha dicho que González Viaña es el novelista del
apocalipsis peruano y latinoamericano. La primera de estas novelas-“El corrido
de Dante”-obtuvo el premio latino internacional de novela de los Estados Unidos
imponiéndose sobre las novelas de Isabel Allende y de Gioconda Belli que
compartieron el segundo puesto.
“El camino de Santiago” fue considerado como una de las tres mejores
novelas del mundo al quedar entre las tres finalistas del premio internacional
de Planeta, Barcelona 2016.
A pesar de las frases cortadas y los
cortes bruscos de las escenas, no todo es acción. A través de sus personajes,
el autor medita sobre la naturaleza humana y la génesis del amor. Así ocurre
cuando un ciego que viaja en el tren y lee los pensamientos dice que: “Los
seres humanos estamos hechos de esperanza y de barro, pero más de esperanza.”
Como había advertido el profesor de
Siena, Antonio Melis, González Viaña escribe de espalda a las corrientes
literarias, las etiquetas o las exigencias comerciales. Es fiel únicamente a su
vocación y más de una vez ha dicho que “mi literatura no va a servir para
cambiar el mundo ni al hombre, pero me induce a asumir causas sociales de las
cuales el mundo es inaguantable y el hombre no puede ser decente.”
“Un animal de palco escénico” fue
llamado en Turín, Italia, en una de cuyas ferias literarias presentó su novela
“Vallejo los infiernos” vertida al italiano por Lucía Lorenzini, la también
traductora de Borges. Se lo decían por su capacidad de movimiento de escena en
el momento de la presentación y porque compartió con su compatriota Tania
Libertad un espacio para cantar y recitar el poema “Dios” de César Vallejo ante
miles de concurrentes.
Las presentaciones de González Viaña
son generalmente multitudinarias. El año pasado, en la Feria Internacional del
Libro de Lima, fue el evento más concurrido. Ello resulta porque el autor es
también un gran orador y sus presentaciones tienen inmenso poder de
convocatoria.
Nuestro escritor es sumamente
individual. A los críticos les resulta difícil hallarle parentesco con alguna
de las tendencias actuales de la narrativa. A través de una magistral técnica
nos lleva hacia un mundo que parece a punto de desaparecer, pero al cual la
esperanza y el amor tendrán que salvar. Es el mundo de los latinoamericanos.
ENTRE LA REALIDADA Y SUEÑOS: LA
EXPERIENCIA MIGRANTE EN LA FRONTERA DEL
PARAÍSO DE EDUARDO GONZÁLEZ VIAÑA
Por ROCÍO FERREIRA.
/ DePaul University
Eduardo González Viaña, uno de
los narradores contemporáneos peruanos más destacados y reconocidos
internacionalmente, autor de un número notable de cuentos y novelas, se tomó
muy en serio la tarea de recuperar la experiencia de los sujetos migrantes que
se desplazan de distintos países hispanoamericanos a los Estados Unidos. El
autor comenzó a trabajar, a partir de la década de los años 1990, como profesor
en las Universidades de Berkeley y de Western Oregon, después de haber estudiado
literatura y etnología en la École des Hautes Études de París y ejercer como
corresponsal en varios diarios. Además, continúa escribiendo importantes textos
periodísticos en el de Correo de Salem.
Su situación de catedrático,
ahora emérito, de la Universidad Western Oregon, y residente en los Estados
Unidos le ha permitido conocer muy de cerca los sufrimientos de una amplísima
comunidad de gente trabajadora hispanoamericana que, como consumidores, contribuyen
a la riqueza del mercado de un país que, en cambio, los somete a condiciones de
explotación, persecución y discriminación. Situación que se ha agudizado
enormemente con la llegada de Donald Trump a la presidencia con su política de
“tolerancia cero” hacia los inmigrantes y de haber llegado al grado de separar
a niños de sus padres y destruir familias para aleccionar a las personas que
intentan ingresar al país de manera indocumentada. La actitud solidaria de
González Viaña frente a esta situación lo ha llevado a la tarea de defender a
las minorías hispanas residentes en Estados Unidos a través de sus textos
literarios y periodísticos de las últimas décadas. Una gran mayoría de sus
cuentos y novelas recientemente publicada, aborda en la materia textual la
experiencia de los sujetos migrantes. La
vasta obra narrativa de González Viaña cuenta con textos como, por ejemplo, Las sombras y las mujeres (1996), Siete días en California (1999, Premio
Internacional Juan Rulfo), Los sueños de
América (2000, Premio Latino de Literatura de los Estados Unidos), Vallejo en los infiernos (2007), El corrido de Dante es (2007, Premio
Latino Internacional de Novela de los Estados Unidos), El camino de Santiago, (2017, finalista del Premio Planeta de
Barcelona).
Esta tarde nos reúne el nuevo
aporte de este gran novelista trujillano Eduardo González Viaña, es decir, su
nueva novela sobre la inmigración La
frontera del paraíso (2018).
Para mi es un gran gusto estar
aquí acompañándolo en esta primera presentación que hace del texto recién
salido del horno, especialmente porque, por esas casualidades de la vida,
conocí a Eduardo justamente en Berkeley, California. Y Berkeley es un lugar
importante en el desarrollo de esta nueva novela porque es el que acoge a los
inmigrantes. Nos conocimos cuando Eduardo llegaba como profesor visitante a dar
clases y yo ingresaba como estudiante al programa de doctorado del Departamento
de Español y Portugués de la Universidad de Berkeley. En esa revolucionaria ciudad
compartimos muchos momentos juntos con amigos queridos, todos migrantes de
distintas partes del mundo. Nos reuníamos en su casa, cocinábamos,
conversábamos por horas, pero sobre todo formamos una comunidad internacional.
Estos recuerdos que ahora parecen sueños, se plasman en la novela. El autor con
sus referentes de esa realidad, queda estampado en la ficción. Otra casualidad
que me acerca al tema de la travesía en la novela, es mi reciente viaje a
México donde tuve la oportunidad de recorrer Puebla, Tabasco y Chiapas, lugares
por donde pasa “La Bestia”, ese tren de carga donde tantos seres humanos se
acinan con la esperanza de poder cruzar la frontera. Estar en el borde las
rieles por donde transita este tren y socorrer con agua y alimentos a esos viajeros
desterrados que arriesgan todo en busca de un cambio social y económico, es una
experiencia aterradora y celestial que jamás olvidaré. “La Bestia” es un
personaje central en La frontera del
paraíso; es el que transporta a esos mágicos personajes que se encuentran
entre la vida y muerte y decide su destino final.
La frontera del paraíso es una novela de viajes, un género que se remonta a textos de la
antigüedad que cuentan los periplos de los sujetos migrantes que se desplazan
de un lugar a otro y pasan por muchas aventuras y peripecias. La novela aborda
la trama desde el interior de los personajes y relata magistralmente el
desplazamiento que hace una madre con su hijo desde Guatemala hasta la costa
oeste de Estados Unidos. Los protagonistas son doña Asunción Martínez de
Silveira y Manuel Doroteo Silveira Martínez. Personajes complejos que salen de
su país hacia México para embarcarse en el conocido y temido tren “La Bestia”
que carga a seres humanos hasta “la frontera del paraíso”. El viaje lo hacen por
razones de salud. Doña Asunción quiere salvar a su hijo de la muerte que le
acecha, pues tiene un tumor cancerígeno en el cerebro. La madre tiene la
esperanza que en Estados Unidos los médicos podrán curar a su hijo Doroteo.
Este viaje físico y espiritual de madre e hijo juntos está lleno de sucesos.
Los viajeros pasan por todo tipo de experiencias buenas y malas en el largo
trayecto. Van rodeados de gente que, al conocerlos, gracias a la sabiduría de
la madre, reciben ayuda y pueden continuar con la saga de llegar con vida a la
frontera. En todo el periplo, los
personajes huyen con astucia de “La Santa Muerte”, personaje que los persigue.
Sus historias empiezan a poblarse de las historias de aquellos que se cruzan en
su camino con la misma esperanza de llegar a esa tierra prometida, el paraíso
deseado.
En este contexto, González Viaña
entreteje cuidadosamente las vidas de estos sujetos migrantes y les otorga una
voz desde la cual pueden contar sus propias deseos y razones por las cuales
quieren llegar a los Estados Unidos. Las experiencias de los protagonistas se
intercalan con aquellas de personajes secundarios que no se sabe si están vivos
o muertos. En este sentido, el autor abre un diálogo con el escritor mexicano
Juan Rulfo quien dedicó páginas para hablar de la relación entre la vida y la
muerte en su reconocida novela Pedro Páramo
(1956) cuyos personajes están todos muertos. El uso del humor es otro
elemento importante en La frontera del
paraíso. Es un recurso necesario para suavizar las difíciles experiencias
de los migrantes y en particular la de doña Asunción. La ayuda a seguir
adelante con la vida y esquivarle a “La Santa Muerte”. Además, González Viaña recurre
a la fantasía, a una ficción mágico realista para narrar los testimonios de hombres
y mujeres hispanos que salen al camino y dan cuenta de sus esfuerzos por sobrevivir
dignamente (o en ocasiones, criminalmente) en esa tierra extraña que es de
nadie y es de todos. El autor humaniza a esos seres desprotegidos que se borran
de los imaginarios transnacionales.
En
efecto, La frontera del paraíso de Eduardo González Viaña es ante todo una
novela que quiere devolverle la dignidad a los migrantes, por eso recupera la
memoria colectiva de hechos y personajes del pasado, vivos y muertos; cuenta
también las historias de seres humanos olvidados, luchadores, y criminales, y
denuncia los abusos de un sistema corrupto creado para lucrar de la necesidad
que tienen los sujetos migrantes de escapar a cualquier precio. Los personajes
de la novela, los migrantes, están desprotegidos de toda ley y están atrapados
en interminables viajes psicológicos angustiosos. Desconocen si llegarán o no a
su destino. Cada día que pasa trae un reto nuevo que sobrepasar.
Doña Asunción y Doroteo llegan a
California y se establecen en Berkeley.
Allí la madre y el hijo logran formar un círculo afectuoso de amigos en
los que se encuentra el propio autor. González Viaña ingresa como personaje de
su propia novela para ayudar a la pareja de recién llegados. En la novela, es
el profesor de Berkeley quien con su compañera Viviana se solidariza con estos
viajeros migrantes y les tiende una afectuosa mano. Seres reales y mágicos de
la comunidad hispana del distrito de la Misión en San Francisco los acogen y
protegen. Doña Asunción y Doroteo han logrado salvarse gracias al amor que
reciben y dan. Además, el inconmensurable amor que la madre le prodiga a su
hijo es el mejor antídoto contra toda enfermedad. Doroteo gana la batalla
contra el cáncer gracias al amor y cuidados de su madre.
La novela cierra el círculo del
viaje migratorio donde empezó. Como el hijo pródigo, Doroteo emprende el viaje
de retorno. El hijo puede volver a cruzar la frontera, pero esta vez es para
regresar a su añorado terruño, a Guatemala, su verdadero paraíso.
González Viaña cumple el reto
que se ha auto-impuesto de defender a los migrantes y devolverles la humanidad
con sus fantásticos relatos. Hace propicio el espacio literario para contar las
historias de sujetos migrantes y corregir los falsos datos que se circulan
criminalizando a las personas indocumentadas. Un migrante no es un criminal y
una madre nunca debe ser separada de su hijo, parece gritar el autor en
respuesta a las nefastas prácticas migratorias que se realizan hoy en día en
los Estados Unidos. A través de la escritura de La frontera del paraíso, la novela que leemos, González Viaña,
entre realidad, fantasía y sueños, abarca con amor las distintas experiencias
de los interminables viajes de los desplazados y viajeros.
Obra citada
González Viaña, Eduardo. La frontera del paraíso. Lima: Crisol, 2018.
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