“Los Bosques
que se tiñen de Blanco” (Gaviota Azul Editores & Sociedad Literaria Amantes del País, 2018) es un libro de poemas creado en la mente de un amante
del derecho, Iván Pedro Guevara Vásquez.
La portada nos
brinda la imagen de un lobo. Allá, en la lejanía del tiempo, nos pegó en el
alma la poesía de un indio nicaragüense, Rubén
Darío. Escribió un poema denominado “Los
Motivos del Lobo”. Es una historia de esos lobos que en los Montes de
Gubbia bajan a las aldeas agrestes de los montes italianos para … Es un lobo
con todos los adjetivos que inspira un lobo. Este es un lobo franciscano y así
se inicia una historia de ínclita belleza y soberbia incomprensión del hombre por el hombre.
En este libro
–poema tras poema- se nos viene a la memoria para quedar aquí, un lobo
diferente. Dentro de una metáfora harta de filosofía es el minuto en que el mal
como el hijo del mal (rara palabra) hace estallar la Bomba Atómica en Hiroshima
y en un segundo cien mil seres humanos a las ocho y siete minutos son
sorprendidos por un resplandor y de inmediato se convierten en vapor …
Es cuando este
libro despierta entre nosotros la historia de los momentos más álgidos de la
humanidad y convierte el alma en un temblor.
-.-.-.-
Tú y yo,
hermanos de al frente, el anciano que da sus últimos pasos por la vida … somos lobos.
Así nomás lo
expresa Iván en una conversación con el autor de estas letras.
Y al
escucharle y leer sus páginas queremos y ansiamos soñar que está aludiendo al
Lobo de Gubbia de Darío … Ya el libro nos hace pensar en los huracanes de
Paracas (es su nombre), en la Araucaria, la angustia humana de César Vallejo, y
pensar que entonces debemos de escribir nosotros, los escribidores que
criticaba don Manuel González Prada en la historia de la literatura poética del
Perú.
“La poesía es
la belleza”, apunta el escritor. ¿Es de verdad ello? Es belleza esa fuga al
averno que descrita por Virgilio en la Eneida y plagiada después por Dante, nos
dice que el hombre debe de hacer algo: tener un hijo, sembrar un árbol? Escribir un libro?
El
indiferente, el creador del nadismo (poesía?), el que en la vida no hace nada
bueno, nada malo, debe tener como premio las ergástulas infinitas e infernales
de Virgilio?
En el libro
cuando el autor cita el amor (cobijo de su alma, besos con que diseñó a su
esposa, mujer amada entre las amadas de la tierra) nos dice (no sé si sí o no
sé si no): “En la gota de una lágrima
existe el amor”.
Qué bella, qué
tenue y qué fea esta palabra. El problema es que contada con el corazón de un
poeta nada es malo, nada es feo, nada es triste, todo habita en el corazón de
Dios.
Se justifica
el poeta Iván: “El alma es poesía, y la poesía es alma”. Y lo escribe con
arrimos de luz.
“La poesía es
lo bello y lo justo”. Empero qué es lo bello y lo justo, lo santo, lo
sagrado? El poeta no responde y tomando
las hojas del bosque blancuzco las introduce en los cubículos más cerrados de
la tierra. En ese bosque, en esa tierra, que narra en su libro.
“La poesía es
la belleza que está prisionera y destinada solamente
para el soñador”.
Es la
justificación del poeta Iván Pedro.
Suele suceder
entre las páginas de este hermoso libro de poesía que el poeta esgrime los
pétalos de la rosa … y también el ariete de los dioses griegos que en Homero
troza y destroza a su gusto el único sendero que ellos han prometido al hombre.
Cómo explicar
esta salida del poeta que igual a San Francisco de Asís no usa sandalias para
no envilecer sus pasos del camino?
Cómo encontrar
lo amargo, la desesperanza, el agobio, lo triste de la vida en este libro? Imposible: es poesía.
De modo que
nos es posible aplaudir la poesía del ciego Milton, y nos es imposible criticar
los versos del Marqués de Sade o de Baudelaire en las páginas del mal.
Iván Pedro en
esta obra parece amar la desolación del hombre en la idéntica forma en que Lord
Bayron amaba la guerra para liberar la herencia de la Humanidad.
¿Es posible al
crítico literario marcarle una ruta al poeta?
Imposible: tampoco al político,
al religioso, al deportista, al danzarín, al torero. Escuche Majo, de verdad no
se puede criticar al torero? No, sí es
de verdad posible criticar al toro ,,, ya que a él es quien toca morir en la
última tonada de la marcha de Agustín Lara en la obra dedicada a Carmelo, el
hermano muerto por un toro de Miura en la gran fiesta brava de Madrid.
Al religioso,
menos; ya que en sus libros está el eco de la palabra de Dios. Ni siquiera al
profeta Isaías, el Asesor del Rey Ezequiel, donde escribe que Dios ha lanzado
maldición sobre Babilonia y que después de la guerra es necesario matar al
vencido … aunque se encuentre en el vientre de las madres? Bueno: es el versículo 16 del capítulo 13, y
así hablaba Jehová, el Dios de los Ejércitos.
Ya Iván Pedro Guevara Vásquez ha terminado el libro de
poesía. El lector en esta noche ha de sorber una copia de vino, encenderá una
vela azul, abrirá las páginas de “Los
Bosques que se tiñen de blanco”, y sentirá al final que ya ni queda más que
la huella del beso que se ha quedado en el rostro de una flor.
CARMEN ARRESE, JOSE BELTRAN PEÑA E IVAN PEDRO GUEVARA VASQUEZ.
FANNY JEM WONG e IVAN PEDRO GUEVARA VASQUEZ.
BELLO POEMARIO , FELICITACIONES
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