martes, 18 de diciembre de 2018

“LOS BOSQUES QUE SE TIÑEN DE BLANCO” DE IVÁN PEDRO GUEVARA VÁSQUEZ Por JOSÉ LEÓN SÁNCHEZ.





“Los Bosques que se tiñen de Blanco” (Gaviota Azul Editores & Sociedad Literaria Amantes del País, 2018) es un libro de poemas creado en la mente de un amante del derecho, Iván Pedro Guevara Vásquez.

La portada nos brinda la imagen de un lobo. Allá, en la lejanía del tiempo, nos pegó en el alma la poesía de un indio nicaragüense, Rubén Darío. Escribió un poema denominado “Los Motivos del Lobo”. Es una historia de esos lobos que en los Montes de Gubbia bajan a las aldeas agrestes de los montes italianos para … Es un lobo con todos los adjetivos que inspira un lobo. Este es un lobo franciscano y así se inicia una historia de ínclita belleza y soberbia incomprensión del hombre por el hombre.

En este libro –poema tras poema- se nos viene a la memoria para quedar aquí, un lobo diferente. Dentro de una metáfora harta de filosofía es el minuto en que el mal como el hijo del mal (rara palabra) hace estallar la Bomba Atómica en Hiroshima y en un segundo cien mil seres humanos a las ocho y siete minutos son sorprendidos por un resplandor y de inmediato se convierten en vapor …

Es cuando este libro despierta entre nosotros la historia de los momentos más álgidos de la humanidad y convierte el alma en un temblor.

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Tú y yo, hermanos de al frente, el anciano que da sus últimos pasos por la vida … somos lobos.

Así nomás lo expresa Iván en una conversación con el autor de estas letras.

Y al escucharle y leer sus páginas queremos y ansiamos soñar que está aludiendo al Lobo de Gubbia de Darío … Ya el libro nos hace pensar en los huracanes de Paracas (es su nombre), en la Araucaria, la angustia humana de César Vallejo, y pensar que entonces debemos de escribir nosotros, los escribidores que criticaba don Manuel González Prada en la historia de la literatura poética del Perú.

“La poesía es la belleza”, apunta el escritor. ¿Es de verdad ello? Es belleza esa fuga al averno que descrita por Virgilio en la Eneida y plagiada después por Dante, nos dice que el hombre debe de hacer algo: tener un hijo, sembrar un árbol?  Escribir un libro?

El indiferente, el creador del nadismo (poesía?), el que en la vida no hace nada bueno, nada malo, debe tener como premio las ergástulas infinitas e infernales de Virgilio?

En el libro cuando el autor cita el amor (cobijo de su alma, besos con que diseñó a su esposa, mujer amada entre las amadas de la tierra) nos dice (no sé si sí o no sé si no):  “En la gota de una lágrima existe el amor”.

Qué bella, qué tenue y qué fea esta palabra. El problema es que contada con el corazón de un poeta nada es malo, nada es feo, nada es triste, todo habita en el corazón de Dios.

Se justifica el poeta Iván: “El alma es poesía, y la poesía es alma”. Y lo escribe con arrimos de luz.

“La poesía es lo bello y lo justo”. Empero qué es lo bello y lo justo, lo santo, lo sagrado?  El poeta no responde y tomando las hojas del bosque blancuzco las introduce en los cubículos más cerrados de la tierra. En ese bosque, en esa tierra, que narra en su libro.

“La poesía es la belleza que está prisionera y destinada solamente para el soñador”.

Es la justificación del poeta Iván Pedro.

Suele suceder entre las páginas de este hermoso libro de poesía que el poeta esgrime los pétalos de la rosa … y también el ariete de los dioses griegos que en Homero troza y destroza a su gusto el único sendero que ellos han prometido al hombre.

Cómo explicar esta salida del poeta que igual a San Francisco de Asís no usa sandalias para no envilecer sus pasos del camino?

Cómo encontrar lo amargo, la desesperanza, el agobio, lo triste de la vida en este libro?  Imposible: es poesía.

De modo que nos es posible aplaudir la poesía del ciego Milton, y nos es imposible criticar los versos del Marqués de Sade o de Baudelaire en las páginas del mal.  

Iván Pedro en esta obra parece amar la desolación del hombre en la idéntica forma en que Lord Bayron amaba la guerra para liberar la herencia de la Humanidad.

¿Es posible al crítico literario marcarle una ruta al poeta?  Imposible:  tampoco al político, al religioso, al deportista, al danzarín, al torero. Escuche Majo, de verdad no se puede criticar al torero?  No, sí es de verdad posible criticar al toro ,,, ya que a él es quien toca morir en la última tonada de la marcha de Agustín Lara en la obra dedicada a Carmelo, el hermano muerto por un toro de Miura en la gran fiesta brava de Madrid.

Al religioso, menos; ya que en sus libros está el eco de la palabra de Dios. Ni siquiera al profeta Isaías, el Asesor del Rey Ezequiel, donde escribe que Dios ha lanzado maldición sobre Babilonia y que después de la guerra es necesario matar al vencido … aunque se encuentre en el vientre de las madres?  Bueno: es el versículo 16 del capítulo 13, y así hablaba Jehová, el Dios de los Ejércitos.

Ya Iván Pedro Guevara Vásquez ha terminado el libro de poesía. El lector en esta noche ha de sorber una copia de vino, encenderá una vela azul, abrirá las páginas de “Los Bosques que se tiñen de blanco”, y sentirá al final que ya ni queda más que la huella del beso que se ha quedado en el rostro de una flor.



                           JOSE BELTRAN PEÑA e IVAN PEDRO GUEVARA VASQUEZ





 CARMEN ARRESE, JOSE BELTRAN PEÑA E IVAN PEDRO GUEVARA VASQUEZ.




                 FANNY JEM WONG e IVAN PEDRO GUEVARA VASQUEZ.




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