“Pues
no,/ no cierro la ventana para conservarte un poco,/ porque sé que no eres tú,//soy yo/ quien se me
está perdiendo”
RGV
Un discurrir
desde el amor adolescente, un pasar por los periplos de la evolución, del
crecimiento de la pasión –sensualidad, reino de los orgasmos inalienables- hasta arribar al reino de la pareja, del
matrimonio: nada menos que del culto a… la esposa!
Me atrevo a
decir que la suya es una de las escasas poéticas en las que se rinde
enfervorizado culto a la pareja legal –o legalizada.
Cosa
singular entre las muchas rarezas que podemos hallar en el reciente volumen de Poemas de amor, de Ricardo González
Vigil (Mascapaycha Editores) que, de este modo, deviene en un mapa desde los
tímidos escarceos adolescentes, hasta lo que, para él, es el non plus ultra: el matrimonio, la
amada…esposa.
Conocido
como toda una autoridad en la literatura peruana, por sus muchos y muy
enjundiosos volúmenes de ediciones completas de numerosas antologías –y
críticas- especialmente de Cesar Vallejo (su leit motiv), el Inca Garcilaso, José María Arguedas, entre varios
otros (y todo, paralelamente, con su desempeño como Profesor Principal (ya
jubilado) de la estimada Universidad Católica.
Amén de su
desempeño (polémico, como tiene que ser) en el área del periodismo llamado
cultural (crítica periodística, se dice) muchos años en el polémico Decano de
la Prensa Peruana y, hogaño, en la no menos polémica revista Caretas.
Sea lo que
fuere, me adelanto a decir que si expongo el dilatado c.v. de nuestro autor, no
me alcanzaría el espacio del que dispongo para pergeñar algunas citas de su sui generis poetizar.
Y como,
seguramente, ha llamado la atención mi referencia a lo que podríamos denominar
el amor “doméstico” (que no quiere decir domesticado) transcribimos, un largo
fragmento de “Génesis cotidiano”,
texto absolutamente singular en una literatura ahíta de “poetas malditos” o
polémicos como la beat generation, “Hora
Cero”, etc.
Esta es una
poética de la vida diaria, y no por ello menos válida y, por lo menos, original
de toda originalidad: He aquí el texto “Génesis
cotidiano”: Es el momento de “despertar” y reinsertarse en la vida de
“todos los días” (no era, pues, imposible, poetizar esto). Leamos:
“…La realidad comienza a imponer sus contornos/
a mi voluntad y mi imaginación.//Amodorrado todavía estreno mis pasos/ y
descubro mis facciones al lavarlas./ Mientras me visto rutinariamente/ las
plantas me cubren de oxígeno/ desde todas las ventanas, liberando árboles/ en
mi tronco, en mis extremidades./ Convocado por el verdor asomo al jardín/ para
que el sol me habite, los animales/ de la casa me circunden y mi ser entero/
emerja a plenitud.// Es entonces que mi esposa brota/ condensando todo (luz,
firmamento, aguas,/ suelo, jardín, sol, seres vivientes):/ la abrazo al centro
de la existencia,/ nacida de la espuma de mi corazón,/ haciéndolo corazón en
tanto tener corazón/ supone ser pareja, comunión, sangre compartida./ Por fin
estoy completo:/ recreado por el amor, para el amor, todos los días”.
Y, como
obsequio al atento lector, reproducimos, aun, dos textos más (porque lo que
este periodista cultural quisiera es haber despertado la apetencia por la
degustación de una poesía que no deja de sorprendernos):
Aturdido “(hay tanto amor) / callo al poema// lo escucho no lo escribo”
Y un
fragmento, el final, de este poemario singularísimo:
“gozarnos quiero en todo, en cuerpo y
alma,/ María compañera de mis huesos,/ y así, en la hora postrera de la
calma.// seremos noche, arco iris, soles presos,/ música celestial que Amor
ensalma,/ un solo corazón latiendo a besos.”
¿Verdad que
les ha gustado más, leer estos poemas (sus válidos fragmentos) que aburrirse
con la lectura de un desmesurado curriculum vitae que, facilmente lo halla en google?
En fin, la
lista de blasones del autor es interminable, pero, lo más válido es que RGV se
halla en plena creación, máxime en estos momentos en que la siniestra parca
discurre, en especial, entre los mejores; y vaya si son creadores, artistas de
la palabra, ella dice: “adelante” y blande su inoportuna guadaña.
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