EL POETA, INVESTIGADOR LITERARIO Y MAESTRO, WINSTON ORRILLO, FLANQUEADO POR JOSÉ BELTRÁN PEÑA Y MARÍA ELENA RODRÍGUEZ CHAVARRI, CUANDO RECIBIÓ EL PREMIO "PALABRA EN LIBERTAD" DE LA SOCIEDAD LITERARIA AMANTES DEL PAÍS, EN EL CLUB SOCIAL MIRAFLORES.
Existe, no podría dejar de existir, una atmósfera proteica en la poesía de Winston Orrillo, que, como en toda excitante escritura, se proyecta en un ensueño dirigido. En una palabra, en una confrontación de estados anímicos que siempre se involucran en el tema social, en el desconcierto de la comunidad y del desarraigo o en el microcosmo del anecdotario doméstico. Es, acaso, la poesía del deambular cotidiano, del sonido urbano que se expresa en el amor, en la sordidez familiar, en las transformaciones temporales que se remontan a la gravidez del ambiente del hombre común y que se desborda en el desajuste colectivo y la enajenación de los seres.
El poeta Blake decía que la poesía es una confrontación de “pequeños demonios que luchan por sí mismos”. Y eso se observa en este libro Poemas desconcertados, que Hipocampo editores acaba de publicar en Lima, Perú.
El poemario es una antología seleccionada por el propio poeta en la que rescata diecisiete libros de su intensa producción (1965-2011) más algunos poemas inéditos que comprenden una labor que va desde 1975 al 2013. En tanto que su itinerario lírico conocido, desde la década de los años sesenta, en un comentario crítico sobre Orden del día, publicado en la revista El escarabajo de oro, sobre la importancia e ímpetu literario de Winston Orrillo,se pone de manifiesto una mirada cuestionadora del momento. En “Toco la flauta”, que aparece en esta antología (página 29), dice:
Toco la flauta y encanto a los cretinos.
Voy con mis instrumentos alquilados.
Viajo de plaza en plaza como el viento.
Desvencijado estoy aunque a menudo
brillo como fogata repentina.
¡Oh condición, sistema y albedrío!
En el circo podréis interrogarme.
En mi carpa naufraga el que lo quiera.
¡Oh condición, sistema y albedrío!
En el circo podréis interrogarme.
En mi carpa naufraga el que lo quiera.
No se cobra la entrada, mejor dicho,
ellos cobran (lo siento, no es mi culpa).
Mi labor es cantar de vez en cuando
ellos cobran (lo siento, no es mi culpa).
Mi labor es cantar de vez en cuando
o silbar viejos aires conocidos.
Y me acompaño siempre con la flauta
para que bailen todos los cretinos.
Y me acompaño siempre con la flauta
para que bailen todos los cretinos.
Tengo un conocimiento pleno de su obra como ensayista y articulista periodístico desde hace muchos años. He seguido de cerca su actividad estilistica como biógrafo de intelectuales latinoamericanos. Prueba de ello es la segunda edición de su libro “Literatura Inteligencia y Revolución en América Latina”, donde revela a sus anchas, el papel de personajes entrañables de la literatura y la razón ideológico-política del héroe cubano José Martí y el forjador del Partido Comunista Peruano José Carlos Mariátegui, en una dimensión de pluralidad cultural y de una indiscutible creatividad ideológica en el pensamiento universal.
En el prólogo a este libro, el Dr. Felipe de J. Pérez Cruz, de la Unión de Historiadores de Cuba, dice certeramente: “Mariátegui que a diferencia de Martí, ya vive la época definitiva en que la Revolución Socialista se dibuja como la única alternativa viable para salvar a los seres humanos y su mundo, consciente y decididamente se asume como un pensador comunista, y no casualmente se enfrenta, padece y combate los males que vislumbró Martí. No hay por tanto mayor legado martiano, para cubanos peruanos y latinoamericanos, que la aseveración de Mariátegui de que el socialismo no podía ser ni calco ni copia, y sí, siempre creación heroica.”
El poeta Winston Orrillo es catedrático principal de las Universidades de San Marcos y San Martín de Porres. Ha escrito más de veinte libros de poemas y ha sido traducido al inglés, francés, italiano, ruso, rumano y búlgaro.
De la más reciente vertiente poética, de la rica producción lírica de Orrillo,habría que agregar su antología personal, Poemas desconcertados, que reúne textos de otros poemarios, más de una veintena de los que lleva publicados, y que confirma las palabras que el poeta Claude Couffon ha dicho sobre su pluma: “Dentro de la grisura trepidante de nuestro ambiente, la voz de Orrillo es una voz saludable. Él ha elevado a uno de los más altos grados de la expresión poética, la exasperación de un alma cercada por la alienación de la vida cotidiana.” Uno de sus poemas, “Maromas y Mohines” (que el poeta tuvo la delicadeza de dedicarme), se muestra esa fibra de cuya personalidad y vitalidad habla el hispanista francés, y que debo citar:
En no remotos tiempos
los reyes y señores
a su vera tenían,
-ventrudos, rencorosos-
los ásperos bufones.
los reyes y señores
a su vera tenían,
-ventrudos, rencorosos-
los ásperos bufones.
Muy bien alimentados
-sobrias sobras reales-
almacenaban bilis
al hacer sus mohínes.
-sobrias sobras reales-
almacenaban bilis
al hacer sus mohínes.
Mimados y escupidos,
sus relucientes trajes
vadeaban los imperios:
sus muecas y maromas
socorrían la triste
jaula de los reinados.
sus relucientes trajes
vadeaban los imperios:
sus muecas y maromas
socorrían la triste
jaula de los reinados.
Hoy nosotros, en cambio,
asaz enflaquecidos,
sin trajes de colores,
sin reales privilegios,
a no distintos amos
su triste tarea
de encanallar la tierra
seguimos secundando.
asaz enflaquecidos,
sin trajes de colores,
sin reales privilegios,
a no distintos amos
su triste tarea
de encanallar la tierra
seguimos secundando.
Habría que agregar, pienso, que Orrillo es un heredero directo de la poesía goliardesca. Una suerte de trovador moderno de aquella vieja tradición que le canta al erotismo como en “animal de amor”, que viene desde Francois Villón y, entre los modernos, emparentado al cantar de Georges Brassens. Y su encanto radica ahí, precisamente, en incorporar elementos de la post modernidad y la tecnología de los medios.
En síntesis, su poesía más que de esencias, responde siempre a una naturaleza existencial que obedece a un genuino modo de comprender el mundo.
---oo0oo---
Buenos Aires, 29 de octubre del 2016
No se cobra la entrada, mejor dicho,
ResponderEliminarellos cobran (lo siento, no es mi culpa).
Mi labor es cantar de vez en cuando
o silbar viejos aires conocidos.
Y me acompaño siempre con la flauta
para que bailen todos los cretinos.... HERMOSO