Tomo conocimiento de un
nuevo cumpleaños del querido Comandante, cubano y ecuménico, Fidel Castro Ruz.
Ya pasó los 80, pero esto es, en realidad, un dato irrelevante.
Lo que a mí me parece es que él es un
ser eviterno. Es decir, sin comienzo
ni fin. Como un elemento del orden universal, que se resiste a ser barrido, no
obstante todos los esfuerzos que los sempiternos enemigos del hombre, los tanatofílicos y tanatólatras de antaño
y hogaño, despliegan.
Pero allí está Fidel, el del Moncada, el
del Granma, el de la Sierra Maestra, el de Playa Girón, el de la Crisis de los
misiles, el de todas y cada una de las vicisitudes que la Revolución que él,
bajo la inspiración del preclaro José Martí, encabezó en su (nuestra) Patria,
Cuba, desde el 26 de Julio de 1953, con el Ataque al Cuartel Moncada.
Pero el tiempo no transcurre en vano, y
lo perecedero de la ladera humana, tiene su natural desgaste. Y, en efecto,
Fidel salió de una grave emergencia médica, y, cuando todos pensaron que había
tirado la toalla, cuando los enemigos del hombre dijeron que el Hombre ya no
era; de pronto, dando un rotundo mentís a la desinformación, al terrorismo
mediático, como el Ave Fénix, emerge, reconstituido y con ese reclamo que solo
un hombre de su valía puede encarnar.
Físicamente, al parecer no aparecía;
pero, dentro de nosotros, cotidianamente, se alojaban sus palabras en esa
suerte de cadena de buena humanidad que eran
–son y serán- sus artículos que, cotidianamente, servían, en la prensa cubana y
universal, como un nuevo gonfalón, como un periscopio sui generis, en la renovada batalla de esta gran humanidad,
que ha dicho ¡basta! y cuya marcha de gigante ya no se detendrá hasta
conquistar su Segunda y Definitiva Independencia…aquella que ya asoma con las
primeras luces del ALBA, en las piedras miliares de las patrias que siguen la
égida del 26 de Julio, y que son, en definitiva, las palabras y acciones mayores,
ahora presentes en la República Bolivariana, de nuestro Hugo Chávez; en la entrañable Nicaragua Sandinista de
Daniel y el FSLN; , en la altiplánica Bolivia del universal Evo Morales, en el Ecuador
de Rafael Correa, irreverente frente al
imperio; en Uruguay, en El Salvador, en la Patria del Che…en fin. ¡Esto no lo
detiene nadie”. ( Pero no hay que olvidar que el venero es el hombre que cumple
años, el mejor Hijo del Apóstol, del Revolucionario, del Poeta, del inabarcable
José Martí).
Fidel ha vuelto, en estos días, a vestir ese uniforme verde olivo –claro que
sin los símbolos militares que, al fin y al cabo, no son sino eso: símbolos.
Pero el hombre ha vuelto a ocupar su
lugar cimero de líder indiscutible del Hombre. Sigue escribiendo, sigue
opinando, conmina a Obama para que no ceda al
chantaje que quiere hacerlo líder de la hecatombe atómica.
En fin, Fidel está más joven que nunca.
Porque juventud implica atender a las
´improbas tareas que exige la hora neurálgica en la que vivimos, y que se
pueden resumir en las demandas del Comandante en Jefe, Fidel –así porque él ya
no necesita apellido- para que la especie
humana no sea barrida por el Holocausto nuclear , que asoma en las
flotas y flotillas del imperio y sus cognados, en maniobras suicidas para
amedrentar a la entrañable patria iraní, que lo único que reivindica es su
derecho a la igualdad, frente a las numerosas aves de rapiña, que bien premunidas de armas deletéreas,
pretende acorralarla.
Feliz cumpleaños, Fidel, poeta de ese
Nuevo Mundo, cuya canción de gesta tú encarnas.
Winston Orrillo, Premio Nacional de
Cultura del Perú
La Calera, Lima, agosto 13 de 2010
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