En el camino de la vida nos tropezamos, nos enfrentamos y
nos unimos con diversas personas; algunas nos dejaran señales y diversas marcas
en nuestra piel, memoria o sonrisa. La gran mayoría no, pero las que la
realizan a través de su palabra, ello es un acto maravilloso y mágico. A lo
último de lo vertido pertenece nuestra dilecta amiga y estupenda colega de la
palabra en libertad, María Elena Rodríguez Chavarri, quien es una
extraordinaria cuerda loca con corazón de niña y fuerza de guerrera.
Después de presentar cuatro poemarios de buena cosecha,
ahora con su timidez metamorfoseada en su aura, nos entrega abierta y recreada
su palabra de mujer, a través de textos catárticos y exorcizantes que todo el
mundo siempre desea hacerlo en cualquier
idioma, pero que la mayoría no pueden realizarlo por múltiples y encarcelados
motivos.
Es un libro hermoso que toca a todos sus lectores,
conocidos o desconocidos, de sangre o de calle, puesto que con la sencillez
formal con el cual lo ha escrito, nos comunica efectistamente para llevarnos a
“vivir juntos” pasajes maravillosos y vivenciales, anécdotas iluminadas,
cojudeces animalescas de inhumanidad y estaciones sin tiempo, que no volverán
pero que han quedado impregnados en la tierra, en el corazón, en las paredes,
en la cama o en el cementerio, habiendo sido escritos con lágrimas de distintos
colores y sabores.
Es un libro que no sólo está circunscrito como obra
literaria, sino que paralelamente nos clarifica valores, verdades, y postulados
de otras esferas y profesiones (sociológicas, arqueológicas, esotéricas,
cívicas, derecho laboral, ecológicas, familiares, etcétera)
Es un libro abierto que puede leerse comenzando con
cualquier narración, son temas independientes pero que se unen para seguir
“caminando”, y acompañándola en su mundo hasta llegar quizás a su meta trazada,
a una lágrima dorada de su corazón, al nervio férreo de sus neuronas, a un
abrazo compartido, a su femineidad encantada, o a sus futuras cenizas en el
parque para seguir sonriendo con las flores. Y por si fuera poco, las
narraciones son acompañadas con poemas referidas a la temática abordada, todo
un regalo y delicadeza literaria.
Para conocerla un poquito mejor anotaré de ella, algunos
dichos o pensamientos que están inmersos en el libro:
“Este perro es
diferente: libre, solitario. Si yo fuera perro, me encantaría ser como él” (Sobre un perro callejero)
.
“Lo importante
no eran los adornos y sí, eran bellos, caros e importantes, sino lo que ese
Nacimiento representa”
(La esencia de la Navidad).
“Estoy segura
que a mi padre le hubiera gustado que no perdiera mi clase y sé que se
alegraría de en medio de todo, yo continué serena” (Prefirió ir a sus clases antes que a
los inicios del velorio de su padre).
“Todo fue tan
real, que hasta sentía el olor de las comidas, sus alimentos y el aroma de sus
cuerpos sudorosos, las risas cantarinas de alguna mujeres jóvenes” (En la ciudad de Pachacamac
tuvo contacto visual con nuestros antepasados, y yo le creo).
“Ya papá no te
preocupes, esta semana, separaré tu misa” (Le dice a su padre cuando se le
presenta su padre con golpecitos en la mesa solicitando su misa de difunto)
“Descubrí hace
algunos años que no tenía mala memoria, sino que era estupenda y tremendamente
gráfica. Puedo ver en una película mis recuerdos” (Flasback de sus recuerdos)
“No hay mujer
fea, sino sin dinero para las cirugías” (Ironizando la belleza física de la
mujer)
“Cerré los ojos
y pude sentir esa brisa tenue en mi rostro” (Contacto con la naturaleza)
“Es difícil
aceptar algunas veces, que ciertas personas fueron niños. En cambio, hay otras
que nos hacen olvidar sus canas, porque su energía, alegría y juventud los
ilumina”
(Sobre la eterna juventud)
María Elena Rodríguez Chavarri, miembro conspicuo de la
Sociedad Literaria Amantes del País, con el presente libro, ha hecho crecer y
madurar encomiablemente su arte
literario, puesto que aparte de la sensibilidad amorosa que posee y el manejo
hábil de la palabra, ha exorcizado catárticamente y magistralmente la recreación de su existir, que a fin de
cuentas también es nuestra propia vida de animal humano, pero con los ribetes y
las licencias de haber podido detener el tiempo en libertad. Felicitaciones.
NOTA: LA PRESENTACIÓN DE ESTE LIBRO Y DE DOS MÁS ESCRITOS, POR LA ESCRITORA MARÍA ELENA RODRÍGUEZ CHAVARRI, SERÁN PRESENTADOS EL PRÓXIMO MARTES 22 EN EL CLUB SOCIAL MIRAFLORES. ALLÁ NOS VEMOS.
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