La reconocida poeta arequipeña, Yeny Tejada, -quien es nuestra representante de la Sociedad Literaria Amantes del País en Arequipa-, en esta semana nos ha sorprendido positivamente, porque el conocido tallerista de literatura, Willard Díaz, en su pagina que tiene todos los martes, en el diario "El Pueblo" de Arequipa, ha publicado el cuento "Extraviada". Por ello públicamente la felicitamos, deseándole éxitos en su incursión en un nuevo género literario. JOSÉ BELTRÁN PEÑA.
EXTRAVIADA
Por: YENY TEJADA.
Ella va vestida en jeans, zapatillas y polo. Camina sin
apuros, llega a un campo que nunca antes había visto, la grama de un verde casi
inexistente. El campo se va haciendo más
amplio, la luz es tan fuerte que debe entrecerrar los ojos. Parpadea con fuerza, los abre para
sorprenderse con lo que ve. Un caballo alado, blanco como la nieve está a punto
de golpearla. Se detiene sorpresivamente y se coloca a su lado. Un apuesto
jinete, vestido de blanco, tan blanco como el caballo desciende y la saluda.
La mujer no entiende qué ocurre, cómo es que sabe su nombre,
quién es este ser desconocido que va en un caballo alado, de dónde viene. El
jinete, casi como si leyera sus pensamientos le dice que es un mensajero
enviado por alguien que ella conoce y le pide que lo acompañe.
Ella no sabe la razón pero decide confiar en él y procede a
montar con la ayuda del joven. Le pregunta a dónde van y al escuchar su voz, le
parece tan familiar pero no encuentra la explicación.
Viajan los dos en ese albino alado, mientras ella no puede creer lo que a su vista
se va abriendo, dejan atrás el azul del mar, traspasan el cielo, las nubes
cubren su visión.
Cuánto tiempo viajaron, no lo sabe.
Un paisaje hermoso la sorprende, flores multicolores, campos
tan verdes como el lugar del que fue recogida, unas construcciones extrañas
para ella, tan futuristas que no hay espacios cerrados. El caballo baja muy
suavemente, se inclina para dejarla bajar, jinete y caballo desaparecen en un
instante.
Una sensación de paz y quietud la invade, así como el aroma
de las flores la conducen por lugares e imágenes que no logra comprender.
-¿Dónde estoy?- pregunta ella.
Alguien se acerca y le indica que lo acompañe, ella camina en
silencio mientras este nuevo personaje le dice que están en su casa.
-¿Cómo qué en mi casa?- responde ella.
Un hombre de aspecto fuerte, pero de mirada tierna le pide
que se calme.
-Mírame, ¿no me
recuerdas? Soy yo, el dueño de todo esto, hacedor de sueños, y aun así no pude
encontrarte. Amada mía, te perdí hace tanto tiempo. Soy Zeus.
Ella le responde
-¿Qué tengo que ver contigo? Devuélveme a mi casa. Yo no te
conozco y jamás estuve aquí.
Zeus, tranquilamente le pide que le permita tomarla de la
mano. En ese instante la mente de la mujer abre todas las brechas del tiempo y
del espacio, de los mundos y los no mundos.
De pronto, una luz la ilumina, un vestido dorado la cubre,
brillante como el Sol, ligero como el viento.
Cómo es que siendo una diosa se extravió por cientos de años en un lugar
al que ella le llamaba casa, se interroga en silencio.
Zeus lee sus pensamientos, quiere explicarle lo qué ocurrió.
Ella gira la cabeza, mira hacia atrás y cuando está a punto de
entenderlo todo, suena la alarma de su despertador.
Muchas gracias a Pepe Beltrán, Presidente de la Sociedad Literaria Amantes del País por su comentario y por la difusión de mi cuento. Un abrazo.
ResponderEliminar