miércoles, 27 de enero de 2021

A CESÁREO – CHACHO- MARTÍNEZ, SIEMPRE COYUNTURAL. Por GLORIA CÁCERES.

 


A CESÁREO – CHACHO- MARTÍNEZ, SIEMPRE COYUNTURAL
Por GLORIA CÁCERES 
 
 
Un año más de tu partida a otras esferas desde donde seguramente con la compañía de tus buenos amigos y amigos sigues contemplando lo que hoy somos y qué hacemos. Como bien dices con la sabiduría y el sarcasmo de tus poemas te recordamos con mucho amor y fe. Nunca como ahora te sentí más cerca en los poemas que trascribo de tu poemario póstumo SOL DE CIEGOS, publicado por la UNE Enrique Guzmán y Valle, Lima, 2007.
 
 
P
QUIÉN RÍE TANTO
¿Quién ríe con tanto sarcasmo en medio
de la batalla,
y no deja concentrarse a la muerte ?
¿Quién estornuda con tanta soltura, no sabe
que aquí se tortura?
El preso está confeso, ileso, y le dan un beso.
Y el foso ha dicho que hay otro bicho y otro más
por engullir
Quién duda a la entrada del edificio, ¿no saben
que éste es mi oficio?
Quién deambula con tanta gula por las afueras
y con su serpiente,
¿no saben que aquí se miente?
¿Quién significa y santifica con tanta muerte?
(pág. 100)
 
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S
ALGO DE PAZ, SEÑOR
Algo de paz, Señor
Hay un estruendo como de hombres que crujen
Sobre las alas de la luciérnaga se viene la noche
Y pronto nos habrá engullido a todos por igual
Un hombre vestido de hombre contempla el
horizonte
desde el puente de Chosica
Y allá en el cielo no hay menos rojo que azul,
aunque
ya se insinúa el ocre
Este hombre ha padecido tanto durante el día
En el día ha mutado tanto que ya no tiene memoria
Sólo la baranda del puente, Señor, resiste su
temblor
Rencorosas bajan las aguas del río, ya sin Sol
Y las sombras, vengativas, ascienden por el valle
Es la hora de los deslindes entre el cielo y la tierra
Hora en que la simple luciérnaga lo dice todo
El hombre ha vuelto la cabeza del lado de los
vientos
Es que necesita aire para seguir pereciendo
Ahora el cielo ha contemplado su telar ocre
Animal insurrecto, el río, ha levantado la voz,
Sobre los ruidos humanos, Señor, el río
ha levantado su voz,
Pero el hombre está allí, perplejo y maravillado
La escena del horizonte lo tiene embrujado
Aunque, al parecer, es el crepúsculo quien gime
Como una fiera sorprendida en su acto sagrado,
gime
Que esta visión sea, por hoy, su recompensa.
(pág. 112)
 
 

 

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