ENTRE
EL IZAÑO Y LA TARDE JULEÑA
Por BORIS ESPEZÚA SALMÓN.
En
memoria de:
María
Asunción Galindo y Daniel Espezúa Velazco.
Aquí, en medio de éstas
pajas silbantes se rompe la sal, frente al lago Wiñaymarka, donde los perros
negros hablan con los celajes de Lupakas y Jesuitas, yazgo al lado del Colibrí
herido para ahuyentar la muerte que respira en la nuca y en los ojos de la
memoria discurre su llanto por las goteras del corazón.
Hay un pájaro dormido en los
hombros de aquellos ancestros sin sombras, que nunca perdieron sus nombres y
tampoco tuvieron mañanas, sólo ángeles caídos, solo brumas recordadas en frías
fogatas en junio, cuando florece la rosa negra.
Aquí, en medio de los siete
centros de la tierra, llegas con el agua que está detrás de la noche, con tu
ojo grávido de misterios a tu pueblo de Kusillos, para echar una lágrima de
cianuro y una mueca para el desconsuelo.
Llegas a la tercera mitad de
tú latido entre las piedras indóciles y tu conciencia cartesiana que baja a la
punta de los dedos del pie, da tres chasquidos en cruz
para arriba y tres chasquidos a la Pachamama para abajo, que hacen el trinomio
vertical de la respiración.
La noche se esconde en el
ala del silencio y el relámpago cae al centro de la sombra. Al anochecer aparecen
las Luciérnagas y en el camino hacen una objeción al tiempo y al espacio.
Zumban y alumbran y
desaparecen los segundos y el entorno que te cuadricula. Las flores se cierran
y el fuego se guarda. Ese fuego partido tiene una mitad de frío.
Nadie siente sin el otro
cuando se desdobla la realidad en tus manos. Nadie cruza sólo los hemisferios
lógicos y los ilógicos sin hacer una apacheta en la sonrisa.
Para unir los contrarios,
para polarizar lo cohesionado y hacer aleatorio lo único.
Encarnado de espíritu,
descreído de belleza, desnudas las verdades en semi verdades, para que las
paradojas se estacionen en la certeza.
Ahora sí puedes arrojar tu
dolor diverso. Y arrancar de tus raíces la danza que orea en tu piel y tus
huesos para endemoniarte en el vacío.
Ahora tus ojos se descubren,
como ayer para mañana ser de aire, para vigilar invisible las espigas, el
descarne de los resentimientos el desgaste de los sentimientos.
Tocas los sikuris sin su
canto, chajchas la coca sin su llucta y camino a Chinchanalave aprisionas el
instante en tus ojos para oír tu sangre y morder tu respiro.
Verticalmente, refulge el
paisaje para recordarte que eres un fin en ti mismo, que tu dignidad no es una
estatua, que tu lloro llora y tu rezo reza y el huevo de tu genitud sostiene la esfera de
tu existencia circular.
Y que pluralmente, resuene
el brillo de tus tejidos, con caitos de ensueños, colores fecundos de surcos y
de solsticios. Soy en ésta roca firme.
Hijo de los cantones y sus
escalofríos, ahijado del tormento de la Chinchilla, colindante de los verdes truenos
que como látigos electrizados persiguen a las primeras lluvias de agosto.
Soy la media luna en este
lago lapislázuli, donde vibra los ajayus de diciembre, y tiemblan los ojos
rojos con coágulos de tanto mirarte, de tanto sentirte, Juli, tierra de tarka y
de tayacha.
Frótate con sangre reseca de
Lagartija, las fisuras de tu historia, las honduras de tu grandeza. Álzate San
Bartolomé frente a los malos designios, al costado de Huaylluni y del Sapacollo.
Saca de allí tu suerte
enterrada y atiza las espinas que dolientes la cuidaban para la fiesta de
exaltación, para la fiesta de resurrección.
Celebra los buenos sembríos
visionados donde la naranja lanzada en el Orkofiesta y las flechas cruzadas
para esquivar las sequias, aún hacen llagas en el aire.
Ahora, te das la vuelta.
Levantas siete hojas de coca challadas con gotas de vino negro, levantas un
Escarabajo que delira y una kantuta que suspira y muerdes una vez más el izaño
para despedir la tarde que te ha traído y que hoy te lleva con la brunaluz del
equinoccio de setiembre.
Glosario:
Izaño: Oca amarilla.
Ajayu: Espíritu o alma Challa: Rito andino.
Tayacha: Izaño congelado.
Chajchar: Mascar coca.
Llucta: Ceniza de tallo de quinua.
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Boris
Espezúa Salmón. Nació
en Juli-Puno. Fue Ganador del premio COPE de Oro 2009, autor de poemarios como
“A través del ojo de un hueso”, “Tránsito de Amautas”, “Tiempo del Cernícalo”,
“Alba del pez”, “Gamaliel y el oráculo del agua” y “Máscaras en el Aire”. Es
promotor cultural. Docente ordinario de
la Universidad Nacional de Altiplano de Puno. Participó en diversos Festivales
de Poesía en países como Cuba, Colombia, Chile y México. Actual docente
ordinario en la UNA-Puno. Se encuentra antologado en la Antología de la poesía peruana / Generación del 80 de José Beltrán Peña. Ha participado en el festival “La Huaca es poesía” en el año 2019.
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