El
amor es relámpago y florece
tallando
para el viento sus desvelos,
cual
cazador furtivo en siete velos
soplando
y resoplando fosforece.
En
los pliegues del alma se abastece,
con
palabras sencillas, sin recelos
descubriendo
sentidos paralelos
en un
jardín sediento, y luego ofrece,
eróticos
anhelos, siempre inmensos
con
alas de cristal atiza inciensos
lascivos,
poderosos, viscerales
allí,
el enigma del amor sacude,
mas
su tormento a protegerme acude
con
su indecible cántaro de sales.
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