LA CARTA
Amada mía:
Han pasado mil un pétalos de colores en el desfile continuo de los años, que simbólicos se hicieron peldaños, unos hacia arriba y otros de bajada, todos con sus aromas propios, y las luces, una veces tímidas como las de las penumbras, otras, alumbraron destellantes, las rutas escarpadas de la vida…
Caminando, busqué con afán tus huellas, en los cielos, algún vestigio de tu estela, en el cruce insólito de los vientos, busqué el eco de tu nombre; ignorando las señales de la brújula, divisé el reflejo de tus ojos cuando tendido y dormido bajo un olmo, en mis sueños, mi alma dibujó la silueta triste de tu ausencia.
La alborada diaria despierta a los que sueñan en los bosques, y entre trinos, siento que me invade la fantasía, que lejos, muy lejos, de tus labios brotan como aguas cantarinas, de una en una, las letras de mi nombre…pero en el silencio con el que acaban mis sueños, compruebo que habito en el oscuro rincón de tus olvidos…
Sigo envuelto en las brumas, escribiéndote cartas, con la tinta que destila la esperanza, solo para que sepas que te quiero, aunque sé que si esta carta tuviera el placer de ser abierta por tus manos, una vez que leas mi rúbrica, será arrojada a las fauces destructoras de la hoguera…
No hay comentarios:
Publicar un comentario