Hola amigos, a las tres de la madrugada de hoy día, me llamó un poeta jovencito desesperado en tragos llorando por desamor. Carajo y qué carajo, a levantarse se ha dicho. Lo encontré en un bar hasta las patas, viéndome, me dijo, ¡Llegaste poeta, sabía que no me ibas a fallar! me abrazó y lloró como un niño, es más alto que yo.
Nos sentamos en su mesa y los mozos me miraron y uno de ellos me dijo: cálmelo, todos pasamos por alguna idiota que juega con nosotros y como nosotros somos imbéciles les hacemos caso y creemos que son débiles.
De trago en trago, y de lágrimas con lágrimas, me confesó que quería matarlos, a ella y al amante. Con eso se me fue todo: el sueño, los tragos que se me estaban subiendo, y había que ponerse frío porque por las puras no era un poeta se podría decir que viejo. Lo agarré y lo sacudí: cojudo de mierda, quieres desgraciar la vida de tu familia y de la gente que te quiere?, me vas a cagar a mí que estoy aquí acompañándote?, no seas un huevón de mierda y respóndeme con la verdad: No le has sacado la vuelta a ella?, y él me contestó que sí. Entonces le grité: con que concha quieres que no te la haya puesto, y sabes qué?, tú no la amas, así de simple y no te engañes porque sino no la hubieras coronado...
Hasta que sentencié: Mira nuestros padres nos joden con enseñarnos desde chiquitos, que somos los varones mejores que las mujeres, y que somos campeones y hemos nacido para triunfar, y ninguno nos ha dicho, hijo en la vida va a llegar un momento o momentos en que vas a perder, así como hay gente peor que tú también hay gente mejor, y ello también en el amor.
Después de ello, ya tranquilo, brindamos, nos abrazamos, conversamos de las chicas, y salimos del bar, con aplauso de los mozos, porque habían escuchado la conversación realizada en voz alta.
Recién me he levantado burguesamente, lo he llamado a su casa y está tranquilo con sus familia dispuesto a almorzar.
Me quería agradecer nuevamente por lo de la madrugada. Yo le dije ya lo has hecho, y no te sientas mal porque queda entre nosotros y además no lo vuelvas a hacer, porque eres bien feo cuando lloras, y soltó una maravillosa carcajada...
Estoy contento, exorcizando el desamor con la buena canción de MANA, "Clavado en un bar". Los que hayan pasado una situación similar del poeta recordaran la canción y los otros que se ríen de ver a un hombre llorar por amor -que es lo más triste del mundo-, o se creen un machazo o Superman, no escupan al cielo...
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