Estos
literatos han nacido iniciándose la
década del 40 y por tanto, son prácticamente hijos de la posguerra (1945). El
conflicto bélico los marca así como el colosal desarrollo tecnológico epocal,
el dominio mundial estadounidense y los sucesos internos de la política
peruana. Crecerán durante el primer gobierno
de don Manuel Prado y Ugarteche (1939-1945), un representante de la
oligarquía financiera. Eran los años de un Perú gobernado despóticamente por
catorce familias y el clásico péndulo civil-militar se sucedía en el manejo
político del país.
Muchos golpes militares deben haber inquietado
a estos hombres de la pluma. En la década del cuarenta, se suceden los
gobiernos de Manuel Prado y Ugarteche, Luis Bustamante y Rivero y antes de
ingresar a los “Apachurrantes años 50” ( como los denominara Guillermo
Thorndike) ocurre el golpe de Estado del general Manuel A. Odría quien desbanca
a Luis Bustamante y Rivero y gobierna por ocho años hasta que retorna por
segunda vez al gobierno, don Manuel Prado y Ugarteche (1956-1962).
En
los años 50, el imperio norteamericano, triunfante de la segunda guerra
mundial, lanza su estrategia neocolonial para dominar al mundo. Esta buscaba
asegurar su victoria limitando la acción de la Unión Soviética, también
triunfante de esta guerra. Para ello abrió relaciones culturales, diplomáticas,
militares con todos los países del planeta extendiendo la ideología
desarrollista, que acentuaba la necesidad de industrializarse. El desarrollismo
industrialista pasaba por ser objetos de inversión ilimitada de las grandes
corporaciones transnacionales, de incorporación de maquinaria y tecnología del
imperio, por abrir el mercado a sus técnicos. El Perú y América Latina
continúan siendo en la geopolítica de posguerra el “patio trasero” del imperio.
Solo Cuba se alía a la estrategia soviética de posguerra pero en su conjunto
nuestro país se mueve en la esfera de dominación estadounidense.
Tal
vez sea la épica de la lucha cubana por generar un modelo de desarrollo
diferente al imperial lo que caracterice e influya en esta generación, que bien
puede denominarse la generación poética del 59. No se trata de cambiar por un
año las fechas sino de entender que las generaciones son más bien marcadas por
algún hecho trascendente que defina su carácter. En líneas generales, los
literatos son muy fuertemente influenciados por la épica de la toma del Cuartel
Moncada y el triunfo de los barbudos de Sierra Maestra.
Así
pues, las décadas del 40 y 50 son claves para entender la psicología y apuesta
de esta generación, la que estará influenciada por la alternancia civil-militar
en el manejo de nuestra sociedad, el manejo aristocrático de la política, la amplia
exclusión social reinante sobre las masas populares, la represión callejera y
la prisión de los líderes radicales, hechos que influyen en las apuestas de
estos poetas que toman partido por crear un mundo nuevo comprometiéndose con el
cambio social en lucha frontal con la
opresión imperialista, la injusticia, la miseria y las clases dominantes
regentes de un orden social desigual. Encarnan el radicalismo de las clases
medias que se prepara en los años 40 y 50 y hace eclosión en la década del 60.
LAS LÍNEAS MAESTRAS
DE LOS AÑOS 60
Tanto
los elementos épicos de la guerra revolucionaria de Cuba como los grandes
adelantos tecnológicos de los años 60
marcan a esta generación. Son años de eclosión, muy turbulentos, de toque a
zafarrancho. Todo confluye para que los jóvenes aspiren al cambio social. Ser conservador era un sinsentido en esa
época. Son claves los siguientes sucesos: el hippismo en EEUU (1956) e
Inglaterra, la revolución cubana, la aparición del rock and roll con Chuck
Berry y Bill Halley, la televisión, el boom de la literatura latinoamericana;
la revuelta de mayo de 1968 en París, guerra de Vietnam, la primavera de Praga,
la matanza de Tlatelolco (México). En el Perú influyen la acción guerrillera y
el poeta Javier Heraud fallecido en sus inicios, revueltas campesinas, las
frustradas elecciones en 1963, golpe militar reformista en 1968.
En
el mundo del arte se crea una cultura transgresora, radical, la de los beatniks
con su cabeza Allen Ginsberg, Jacques Keruac y desde Europa T. S. Elliot
impregna el mundo con su coloquialismo, con su trato de la cotidianeidad que en
sociología y filosofía vienen de Hannah Arendt y Agnes Heller. Ya no prima la
lógica de estructuras por encima de los individuos sino que va a adquirir
autonomía la lógica de actores por encima de sus estructuras de vida, sus
circunstancias epocales. El twist, el rock and roll, Los Beatles, Chubby
Cheacker, Rolling Stones, Carlos Santana, Bob Dylan, Woodstock marcan a esta
generación y a su vez, esa generación marca al mundo con su huella original.
Serán los años en que surja el boom literario centralmente narrativo con
Gabriel García Márquez a la cabeza, Julio Cortázar (Argentina), José Donoso
(Chile), José Lezama Lima y Alejo Carpentier (Cuba), Carlos Fuentes (México),
Juan Carlos Onetti (Uruguay), Mario Vargas Llosa (Perú). En poesía destacan
Juan Gelman (Argentina); Víctor Jara, Isabel Parra, Enrique Lihn (Chile); Pablo
Milanés (Cuba).
Para
el Perú, la Universidad Nacional Mayor de San Marcos será el semillero inicial
y en ella leerán sus poemas Heraud, Corcuera, Naranjo, Calvo, Orrillo, Razzeto, Pedro Morote, César Franco, Carmen Luz
Bejarano, la única mujer de esa agrupación poética. Esta generación llevó la
poesía a las masas sociales y devolvió al pueblo el arte de la palabra.
De
otro lado, la década del 60 será considerada como la década del siglo XX por
sus aportes a la historia de la
humanidad como por abrir el camino al desarrollo de las tendencias que habrán
de acentuarse con el correr de los tiempos. La llegada de la especie humana a
la luna (1963) y la forja de la informática así como el carácter levantisco de
los movimientos sociales definen a esos años.
Sostiene
Manuel Castells (1) que es en la década del sesenta que se establecen las tendencias
que marcan los fines del siglo XX y sellarán inevitablemente al siglo XXI. La
revolución de la tecnología de la información generará una sociedad-red unida
por lazos virtuales. Las primeras computadoras son de entonces y tardarán
algunas décadas en llegar a nuestro continente. La economía se hace virtual. El
nuevo mundo se estructura a partir de un espacio de flujos. Se hablará de una sociedad-red, una economía
informacional/global y una cultura de la virtualidad real. Por otra parte, se
extenderá la crisis económica tanto del capitalismo como del estatismo y sus
reestructuraciones subsiguientes. Finalmente, las sociedades mundiales serán
conmocionadas por una eclosión de movilizaciones que cuestionan las bases
patriarcales de nuestra civilización. Se impondrá una veta
(1) Castells
Manuel, “Fin del milenio”. Volumen 3 de “La era de la información. Economía,
sociedad y cultura”. Alianza Editorial, primera reimpresión 1999, Conclusiones,
páginas 369-370
antiautoritaria,
la defensa de los derechos humanos, el feminismo y el ecologismo. Serán los
días en que se instale una fuerte crítica al patriarcalismo y la civilización
que ha engendrado. Los movimientos antipatriarcalistas de la época (feminismo,
el culto al amor libre, la lucha de las minorías y multitud de prácticas
sexuales diversas: gays, lesbianas, transexuales); el ecologismo acentuando la comunión del ser
humano con la naturaleza de la que es miembro y portador; las luchas de los
negros, latinos, chicanos, pieles rojas,
culturas aborígenes originarias por ser incluidos y ser aceptados en un
diálogo de civilizaciones.
¿QUÉ SIGNIFICA EL CONCEPTO DE GENERACIÓN ?
La
vanguardia intelectual encarnada en Heraud, Corcuera, Calvo, Orrillo, Cisneros,
Federico García Hurtado y otros nacía y crecía acunada por una serie de
fenómenos epocales dignos de considerar. Se los suele denominar generación del
60, en una tradición que establece generaciones cada diez años. Hablar de
generación es saber cómo se forjan los proyectos en una sociedad. Participan en
ellos sea los intelectuales, los políticos, las clases sociales, las masas
sociales, los movimientos. En realidad, todos aportan pero la preponderancia de
ninguno de estos conceptos es absoluta
aunque Ortega y Gasset dé una importancia esencial al concepto de generación
(2).
No
olvidemos que las clases sociales, conscientes del tipo de sociedad a construir
o mantener, luchan por la hegemonía de
sus proyectos. La base material de sus asientos productivos gravita en la
constitución de sus modelos de sociedad, alternativas y soluciones. Así, el
concepto de clase social adquiere un peso relevante y fundamental. Pero nada
desdeñable es, como bien se encarga de demostrarlo la historia, la categoría de
generación. Por ella entendemos a conjuntos de individuos que en su medio
social presentan nuevas utopías, nuevos modos de considerar al país, nuevas
plataformas políticas, nuevos estilos y nuevos personajes. La frescura, novedad
y fuerza del mensaje permiten
(2)
Ortega
y Gasset José, “Idea de las generaciones”, Nº 3, Año 1933, Volumen V de las
Obras Completas.
“En torno
a Galileo: esquema de la crisis”. Obras Completas, Revista de Occidente,
Madrid, Tomo V, 1951, páginas 30-39.
“El tema de
nuestro tiempo”, 1923. Alianza editorial, 1983. Revista de Occidente, Madrid,
páginas 146-147.
hablar
de generación. Las edades pueden acercar a los miembros constitutivos de una
generación sin ser, necesariamente, su carácter distintivo aunque en la
concepción orteguiana y de Julián Marías el ser coetáneos y cubrir el mismo
espacio geográfico caracterizan a una
generación, a lo que añaden una peculiar sensibilidad vital, un ethos epocal,
el mismo contexto y entorno.
Generalmente
la categoría de generación es utilizada en el sentido biológico-temporal dentro
de los marcos orteguianos que plantea el surgimiento de generaciones cada quince
años. La generación puede entenderse como el canto de juventud. Pero la
generación es mucho más que algo motorizado por la edad. Ortega y Gasset,
además, habla de “figuras epónimas” o representativas de cada agrupación.
Relacionar
las generaciones con ciertas fechas significativas que conmocionan a grandes
agrupaciones humanas es ciertamente más significativo que estar estableciendo
taxonomías que se separan cada diez o quince años, matemáticamente. Tal vez sea
más importante considerar la clasificación de generaciones que hace Karl
Mannheim quien ha planteado que las generaciones se caracterizan por estar
marcadas por acontecimientos generacionales, que marcan la niñez y la juventud
y que tendrían una influencia grande en el resto de la vida de los miembros de
estas generaciones (3)
Ricardo
Gonzales Vigil (4) discrepa de la teoría de las generaciones de José Ortega y
Gasset y su discípulo predilecto Julián Marías que ha llevado, en el caso
peruano, a una profusión sumamente rápida de generaciones: 50, 60, 70, 75, 80,
90. No solamente se habrían dado generaciones cada diez años sino en un caso se
desdoblan en cinco años. Más bien, en el caso peruano, sostiene González Vigil,
las agrupaciones generacionales se habrían dado en 1915, 1930, 1945 y 1960,
siempre relacionadas a grandes cambios sociales, sea respectivamente la Primera Guerra Mundial, la
revolución rusa, el crack del 29, el término de la segunda guerra mundial o la
Revolución Cubana y las guerrillas, la cultura Beat y underground y el boom de
la narrativa latinoamericana a partir de 1959.
(3)
Mannheim
Karl, “El problema de las generaciones” en “Sociología del conocimiento”,
Berlín 1964, páginas 509-565.
(4)
González
Vigil Ricardo, “Poesía peruana siglo XX”. Tomo I, Ediciones COPÉ, Lima-Perú,
página 34.
Se
pregunta González vigil: “¿Qué es más
importante para ubicar generacionalmente a un autor: la fecha de su nacimiento,
de su primer libro escrito, de su primera publicación o de su maduración
artística?” (5). Nos dice que poquísimos poetas debutan maduros. Un caso
excepcional en la generación del 59 sería Javier Heraud, de muy corta vida. En
esa línea irá la poesía de Corcuera (el de mayor edad) como Naranjo, Calvo,
Orrillo en su primera aparición pública, los llamados de la influencia española
para diferenciarlos de los del “británico modo” (Hinostroza, Hernández,
Cisneros).
Nos
dice González Vigil que”…En el caso de la poesía peruana, lo que existe son
“deseos generacionales” y no verdaderas generaciones que realicen cabalmente su
proyecto creador… La pobreza y falta de toda clase de recursos de apoyo en la
vida cultural peruana, aunada a la multiplicidad geográfica, étnica,
lingüística, etc., ahoga el anhelo juvenil de modificar sustancialmente el
horizonte cultural del país. Certeramente Leonidas Cevallos consignaba la
dificultad de “señalar, en un país como el nuestro, el nacimiento de una
generación (…) las generaciones en pocos años se deterioran y pierden sus
límites y propósitos, no en los avatares de un intercambio polémico, sino más
bien por la ausencia de éste” (6).
Continúa
González Vigil sosteniendo que a partir de “…la muestra generacional “Los
nuevos” (1967) de Leonidas Cevallos se ha generalizado el reconocimiento del
importante rol innovador llevado a cabo por la generación del 60 dentro de la
poesía peruana. De un lado, la cancelación de la pretendida oposición entre la
“poesía pura” y “poesía social” o “comprometida”; y, de otro lado, la
asimilación plena de los recursos y designios creadores (en su mayoría de
matriz vanguardista, siendo su eje el Imagismo de Pound y Eliot) de la poesía
de habla inglesa: el anhelo de un “poema total” que no sea sólo lírico, sino
que integre lo lírico a lo épico y aun a lo dramático (fusión conseguida,
otrora, por los poemas homéricos y por Dante), lo cual conlleva el empleo de
coloquialismos y recursos narrativos; también, la integración de diversos
niveles de lengua y perspectivas (característica cubista extremada por el
Imagismo de Pound), la actitud reflexiva- desmitificadora-irónica (ahí
(5)
Gonzalez Vigil, ob. ant. cit., página 35
(6)Ibidem,
página 35
se
suma la lección del alemán Brecht), las referencias culturales en diversos
idiomas, etc” (7).
En
el caso peruano, la asimilación de la poesía inglesa contemporánea cuajó entre
1964 y 1968 y recayó en los poetas del “británico modo”, tanto Cisneros como
Luis Hernández y Rodolfo Hinostroza que trabajan la idea del “poema total” mientras que los que los anteceden fueron
influenciados por las vertientes francesas y castellanas presentes en Heraud,
Calvo, Corcuera, Naranjo, Orrillo,
Razzetto, Carnero Roqué y los primeros poemarios de Cisneros y
Hernández. Estas influencias francesas, españolas, además de italianas,
alemanas cuando no orientales van a persistir en los vates de esta época, a los
que hay que añadir a Juan Ojeda, Marco Martos, Ricardo Silva Santisteban,
Santiago Aguilar, Livio Gómez, Manuel Pantigoso, Carmen Luz Bejarano, Pedro
Morote. En Hildebrando Pérez Grande primará la savia andina.
Serán
pues, tanto los hechos sociales significativos, el elan vital epocal como las
propias tendencias literarias poéticas del momento, las que definan a una
generación. Nosotros preferimos hablar de hechos sociales nunca desgajados de
su entorno y de su basamento clasista. Es la concepción de Mannheim que en este
caso, más que hablar de generaciones cada diez años (50, 60,70) reseña los
hechos sociales claves para identificar a sus miembros constitutivos ya que
estos hechos sociales marcarán las vidas de los individuos que conscientemente
en esas circunstancias y movidos por esos hechos sociales se lanzan a
transformar el mundo.
Hay,
pues, muchas semejanzas en sus acercamientos teóricos al tema de las
generaciones entre los planteamientos de González Vigil, Oscar Araujo (8) y
Karl Mannheim. El hecho social más significativo que explica el carácter
contestatario de la generación del 59 es el alzamiento en armas de los
guerrilleros cubanos, lo que marca a toda una época, no sólo en nuestro
continente sino en el planeta entero.
(7) González
Vigil Ricardo, “Poesía Peruana Siglo XX”, Tomo II, Ediciones Copé, Lima, 1999,
Prólogo, página 25 .
(8)
Araujo
Óscar, “Como una espada en el aire”. Antología documental, testimonial y
poética de la generación del 60. Editado por la Universidad Ricardo Palma, Noceda Editores S.A.C. y Mundo amigo
ediciones. Primera edición, Lima 2000, pág. 15.
De
otro lado, Pablo Macera acuña el concepto de “generación-clase” que nos dice
algo más totalizador y puede servir para explicar el cómo en nuestra sociedad
el proyecto y el poder han estado siempre divorciados.
Estamos
hablando, además, de una generación limeña, constituida tanto por escritores
nacidos en la capital peruana como por provincianos afincados en Lima
(Corcuera, Calvo, Federico García). Fuera de Lima se dan otras expresiones
generacionales. Estas, por la centralidad y la fuerza de los medios de
expresión, no suele ser conocida, reconocida o no merecen una valoración mayor
sus apreciaciones literarias, políticas, sus proclamas, sus manifiestos.
“El
Río” de Javier Heraud es considerado el primer libro generacional. “El río y
“El viaje” de Heraud; Sombra del
jardín”, “Noé delirante” y “Primavera triunfante” de Arturo Corcuera; “Junto al
amor” y “Los encuentros” de Reynaldo Naranjo; “Poemas bajo tierra”, “Ausencias
y retardos” de César Calvo; “Consejero del lobo” de Rodolfo Hinostroza;
“Orilla” y “Charlie Melnik” de Luis Hernández; “La memoria del aire” y
“Travesía tenaz” de Winston Orrillo; “Casa nuestra” de Marco Martos;
“Comentarios reales” de Antonio Cisneros; “Ese cantar de alondra” y “La rama
natural” de Germán Carnero Roqué; “Abril y lejanía” de Carmen Luz Bejarano y
otros autores más.
Alberto
Escobar planteará que (9) “…En 1965
sostuvimos la pertinencia de usar una periodificación que se apartara de la
historia política o de las clasificaciones que trasladan, sin mayor análisis,
los esquemas de literaturas europeas….sólo a partir de 1960 se abre en verdad
un nueva etapa en el devenir de la poesía peruana…un ciclo en el cual los
poetas cuestionan las bases de la tradición generada en la etapa de los
fundadores…”. Para Escobar, es entre 1911 y 1922 que se define el proceso de
nuestra poesía, propiamente los años en que se inicia la Literatura
Contemporánea del Perú que iría de 1911 a 1960.
Eguren,
Vallejo y Adán fundan los basamentos de nuestra poesía contemporánea. Los
poetas del 40 al 60 constituyen un momento específico y final dentro del ciclo
de los fundadores, que quiere decir, que estos vates fueron usuarios ya de una
tradición, de un
(9)
Escobar
Alberto, “Antología de la poesía peruana”, Tomo I (1911-1960). Biblioteca
Peruana, Ediciones PEISA, Lima-Perú, Tomo I (1911-1960), Prólogo, páginas 8 a 15, 1973.
conjunto
de actitudes ante la realidad y la lengua siendo sus sistemas expresivos
heredados de sus padres fundadores. Tanto Florián como Eielson, Salazar Bondy,
Varela, Guevara, Romualdo, Bendezú o Belli parten de estos peldaños y los del
59 los continúan con mayor intensidad.
Pero
Escobar reconoce que los poetas que surgen con fuerza en la producción
literaria de los años cincuentainueve, inician un ciclo en la evolución de
nuestra poesía y del país, siendo la revolución cubana la que los marca
acendradamente.
Poetas
de la talla de Heraud, Edgardo Tello, Guillermo Lobatón, Juan Chang Lévano,
todos ellos guerrilleros socialistas, nos hacen ver que la cultura y la poesía
no existen al margen de la sociedad ni la política.
NOTA: El próximo 27 de octubre, en el Club Social Miraflores, el Dr. Eduardo Arroyo será condecorado con la Medalla "Palabra en Libertad" de la Sociedad Literaria Amantes del País.
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