Hortencia Peña de Beltrán, madre de José Beltrán Peña.
Amazonas 06 de 10, 2020.
Querido amigo: José Beltrán Peña.
Cuando uno pierde a un ser querido se lleva algo de nosotros. A cambio nos deja ese vacío, ese espacio calcáreo dentro y fuera de nuestro cuerpo, donde estalla la flor horrible de la tristeza y nos hiere a sangre y fuego. Un hombre puede luchar ante los temibles monstruos de la vida, pero ¿qué hacer ante la jaca de la muerte?¿De qué peldaño, de qué horizonte colgar nuestra soledad como se suspende el frío de una sábana ante el sol? Todo esto es un misterio. Todo esto es un martirio y más que un martirio. Sé que lo entiendes mejor que nadie en estos momentos tan ásperos, oscuros, lacerantes, para ti. He leído tus post y no he podido más que conmoverme hasta la sangre con todo lo que estás pasando. Pero tendrás que ser fuerte; como dijo alguna vez Silvio Rodríguez “Solo de valientes es vivir grandes amores”. Y solo de hijos valientes es conservar la ternura y el cariño de madres valientes. Yo estoy convencido que eres un hombre valiente, que sabrás continuar el raudo camino al horizonte de tus pasos...
Desde la distancia, querido amigo, te envío, por medio de mis palabras, esta tarde lluvias y esta orquesta de loros y langostas que arrecian su canto entre el verde follaje de los árboles y el verdor. Hasta pronto, amigo, hasta pronto.
Byron Isacio
POEMA, 01
He visto por décadas
la luciérnaga descuajada que agoniza
en el corazón de mi madre.
El corazón de mi madre es un albergue
de elfos y luciérnagas;
una puerta clausurada al paraíso.
Ella sonríe y en su boca
se abre una herida del tamaño de mi cuerpo
y sangra (–como un rayo violento
nos parte las venas y esparce coágulos de luz
en nuestro interior–).
Sus ojos son un manojo de flores ahogadas.
Me mira y sus párpados
se derrumban
bailando se dispersan por toda la tierra.
Me habla ¿qué quiere decirme?
Inclino mis labios sobre
el mar helado de su frente y se me congela
el aliento; la abrazo
y mis huesos se rompen abajo de mi sombra
como viejos instrumentos hechos
de inclemencia humana.
¡Cómo pesa en este cuerpo la grandeza
de estar vivo
y no saber qué diablos hacer con tanta vida
mientras los días van, con lluvia o cielo gris
sin nada que ofrecernos más que orfandad.
Y la luciérnaga se consume ante nosotros
semejante a estelas rotas
de luz ámbar en ocaso de zafiro.
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POEMA, 02
uno tras otro
se alejan nos abandonan
nuestros seres queridos
voltean el rostro
y
simplemente se nos van
dejando la puerta entreabierta
como una cicatriz
en el rostro –del que ama
y sabe–que no
volverá a cerrarse.
de ahí
que hay hombres
que tienen una cicatriz
en lugar de un rostro
lágrimas en lugar de ojos.
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POEMA, 03
en medio del sopor y la insolencia
me siento a escribir
mitigar en ese oscuro mar
de las palabras
semejante a un espectro
en el seno de un charco
de sal y lodo
todos los días llevo esbozos
de poesía
en papeles sueltos
que luego prendo fuego
para luchar cuerpo a cuerpo
contra el frío
todos los días escribo
y me muero un poco.
¿es verdad que la poesía
es un oficio del vacío
una tarea oscura
que no nos dice nada
y en nada ayuda?
¿de qué sirve entonces
sentarse a escribir?
hoy por ejemplo
murió la madre de un amigo
y no tengo sino
palabras para darle
hoy que todas las palabras
son semillas muertas,
no echan ramas ni flores
a un costado del corazón.
¿no es absolutamente ridículo
sentarse a escribir hoy?
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LABERINTO
“A José Beltrán Peña
con toda mi amistad y admiración”
Criaturas insondables las palabras *siempre
nos arrojan al mismo origen
Como si las palabras fueran frutos vivos *desprenderlas
de su árbol *partirlas por la mitad *mitigar
en la significante abertura de la pulpa *beber el zumo
y desechar la cáscara. Tomarlas por las bridas *cabalgarlas
como si fueran bestias *las palabras
echarlas a correr por el duro lastre de la lengua
hasta que le sangren las axilas y caigan silabas por sus ojos
vocales de agua *consonantes...
Luego recostar el poema sobre la página
semejante a un animal herido de silencio Porque
en materia literaria *poesía es todo aquello que nace y florece
más allá del vago rumor de las palabras.
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