A JUAN PEDRO
Llueve ponzoñosamente.
Sobre este pueblo llueve con odio
como si de un momento a otro
hubiera de acabarse la vida;
y los amigos que se van, nos dicen adiós
sin voltear el rostro para vernos padecer la vida
que nos dejan,
–otra vez– pudieran
ponerse de pie en mi corazón.
Juan Pedro es ahora un muñeco de cartón.
Un muñequito de cartón en la lluvia.
Yo lo guardo bajo el suéter.
Con fruición lo aprieto contra el pecho.
El agua cala dentro. De Juan Pedro
no me quedan sino la sonrisa apenas ida
de su rostro fotografiado
hace apenas tanto, hace apenas nada,
girones mojados de una lluvia
que no veremos más llover.
MUCHAS GRACIAS BRYAN, NUESTRO QUERIDO JUAN PEDRO DEBE ESTAR MUY AGRADECIDO!!!!
ResponderEliminar