sábado, 17 de febrero de 2018

"SALVAJE ADICCION" Por JOSE LUIS RODRIGUEZ HUAMANI.





JOSÉ LUIS RODRIGUEZ HUAMANI


             SALVAJE ADICCIÓN
          El transitar hacia la muerte.

Se hizo la noche en la ciudad
la luz se transforma en sombra
para dar inicio al desfile
de los muertos en vida
que inician su doloroso peregrinar...
Son esclavos sin cadenas
sentenciados sin esperanza
a sufrir la devastadora penitencia
que estruja sus sentidos
y ofusca el laberinto de su razón.

Rostros deformes en gestos extraños ,
cuerpos queriendo insertarse
en las paredes adyacentes a su transitar,
bocas que expelen hediondez
cargando su putrefacción repugnante,
alientos impregnados de la droga maldita
que carcome día a día su existencia
perdidos en un laberinto siniestro,
convertidos en crápulas irremisibles
de una indiferente sociedad...

Se acerca uno, acelerado el paso,
en un rictus angustiante y fingidamente suplicante:
Sálvame la vida! solloza cubriéndose el rostro,
otro, llega perseguido por captores
que solo existen en su conciencia ,
aferrándose desesperadamente a su irrealidad
se juntan para vender su ropa, su cuerpo, su alma...
una sonrisa estúpida adorna sus deformes rostros
dispersos, hurgan restos de basura,
para llenar el vacío lacerante
que el maltratado organismo pide colmar,
son las consecuencias del letal consumo
que va destruyendo con cada absorción
su descarriada vida...

La salvaje adicción es tan fuerte,
en una esquina cual luciérnaga
otro sujeto prende y apaga un extraño cigarro,
asustado hasta de la sombra que proyecta,
se entrega irremisible a un incomprensible placer
que solo el adicto entiende y disfruta,
hasta que sus pulmones brutalmente intoxicados
se nieguen a respirar, y el cerebro se niegue a pensar
y el corazón cansado se niegue a latir,
y la vida se escape iniciando el viaje final ...
Nadie sufre,  nadie llora...la familia?
Hace mucho la perdiste, descansa, es el final
no hay marcha atrás, ganaste una vez más adicción,
el premio mayor...ES LA MUERTE.



1 comentario:

  1. La salvaje adicción es tan fuerte,
    en una esquina cual luciérnaga
    otro sujeto prende y apaga un extraño cigarro,
    asustado hasta de la sombra que proyecta,
    se entrega irremisible a un incomprensible placer
    que solo el adicto entiende y disfruta,

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