CHARO ARROYO
AZÁNGARO
Camino
cada noche hacia la esquina que cómplice ayer nos cobijaba, buscando tu
presencia que se esconde y allí encuentro tu sombra congelada en el tiempo.
Nada ha
cambiado, sigo viendo las mismas caras mustias que agitaban mi angustia y tu
coraje: el viejo cigarrero, la mujer de los choclos y el niño lustrabotas que
siempre nos reía.
Sé que tú
no estarás, pero con fe de luna cada noche me llego a nuestra esquina y solo
encuentro soledades de muro, soledades de piedra, soledades de esquina, soledad
de cemento.
Visito
este pequeño rincón de nuestras vidas para solo encontrar, lluvia en el rostro,
la permanente figura de tu ausencia tu persistente sombra, el fantasma que
evoca tu presencia.
Sé qué tú
no estarás hoy ni mañana, pero sigo llegando hasta esta esquina me prendo de la
espera, empedernida, soledad de piedra, llanto de cemento, tu recuerdo late en
estos muros.
Mis pasos
aran
con
surcos de tristeza la vereda.
INTENSO
ResponderEliminarComo admiro su forma de escribir, es grato saber que cuento con su amistad.
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