viernes, 7 de julio de 2017

POEMA DE CECILIA MOLINA


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Viejas prisiones amarillas.

Ella anduvo por caminos bañados de vértigos,
siempre leía un libro bajo una pérgola.
Un loco brincaba en esquizofrénicos anillos
de sabría que sueños.

Libre ella, con una lupa en la mano miró
y las palabras crecieron y el loco se agigantó
apareciendo un castillo de mil puertas.

Tocó la más cercana, salió César y le contestó:

-No encuentro a Miguel, y cerró;

Toco la siguiente, abrió Dante y le dijo:

-Estoy amando a Beatriz, y cerró;

Dudando, tocó una tercera, y rugiéndole un
tigre de Bengala le dijo:

-Borges está dando vueltas por su biblioteca, y cerró.

De repente acercándose aquel loco
la invito a bailar un caprichoso bolero, diciéndole:

-Eres el sonido que esperaba / la palabra ignorada.

Al siglo, me contaron que siguen danzando
en el fin del mundo, y que
la pérgola se cayó a pedazos,
al castillo se lo comió un pájaro aburrido y,
sólo la lupa tuvo la suerte de quedarse
para ver algo grande para siempre:

El amor de dos locos

el que danzaba, la que leía.

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