miércoles, 5 de julio de 2017

HOMENAJE POR EL DÍA DEL MAESTRO PERUANO. Por REGINA GALIMIDI GUILLÉN DE CAVERO

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El 6 de julio de cada año, desde 1822 cuando el libertador José de San Martín fundó la primera Escuela Normal de Varones, se ha convertido en una de las fechas más significativas del calendario cívico escolar en el Perú es la celebración del Día del Maestro.  
Un año después de declarar la Independencia del Perú, el libertador José de San Martín, mediante la resolución del marqués Torre Tagle el 6 de julio de 1822, marcó un hito estableciendo las bases de esta escuela.
En ese sentido, el 4 de mayo de 1953, el presidente Manuel A. Odría oficializó la fecha como el día del Maestro.
El escocés Diego Thomson fue el primer director de la Escuela Normal de Varones y el encargado de desarrollar el sistema.

Este homenaje es para aquellas personas que realizan tan digna labor,llevando el conocimiento de generación en generación instruyendo a nuestros hijos desde sus inicios inculcándoles valores que les servirán para ser buenos hijos, buenos padres, buenas personas en la sociedad para desterrar la delincuencia, la violencia y la corrupción
, así la droga que tanto daño viene haciendo a la juventud.

En nuestro país, el maestro vive diferentes realidades según en donde cumple su labor, a lo largo y ancho de nuestra extensa y variada geografía y la función que cumplen es prácticamente anónima y no deja de ser sumamente valiosa , ya que tiene la importante misión de sembrar la semilla del conocimiento entre sus discípulos que muy pocos gobiernos reconocen.

Aun cuando deba afrontar las más duras condiciones de tiempo, clima o región, el maestro se entrega completamente a su labor educadora, pues es consciente de que de él depende consolidar el cimiento sobre el que habrán de sostener los futuros ciudadanos de nuestra patria, aquellos hombres de bien que engrandecerán el Perú a través del estudio, del trabajo y los valores inculcados en los años de escolaridad junto a
mujeres y hombres dedicados a formar ciudadanos útiles y honestos para hacer una patria grande, inclusiva y solidaria.
¿Qué significa maestro?
Maestro, según el Diccionario de Lengua Española, es pródiga en cualidades semánticas: "Dicho de una persona o de una obra: De mérito relevante entre las de su clase", "Título que en algunas órdenes regulares se da a los religiosos encargados de enseñar, y que otras veces sirve para condecorar a los beneméritos".
Tomando en cuenta estas interrogantes y afirmaciones podemos ver que la labor del maestro no es cosa sencilla. Debe moldear con imaginación, estricto cumplimiento de los objetivos académicos y mucha paciencia a quienes serán el futuro de nuestro país, a quienes se encargarán de fortalecer una nación que se define por la heterogeneidad de su población, por la convivencia de diferentes formas de pensar y de actuar.

Ser maestro en el Perú:

"Maestros del Perú: tenemos en nuestras manos el presente y el futuro del país: Nuestros niños y jóvenes. Dios nos ha puesto en el camino correcto, el Magisterio, para educar con sapiencia, entrega, sacrificio y calidad”. 
    Ser maestro es tener vocación de servicio, el ser el ejemplo de los alumnos y juega un papel importante ante la sociedad, pero en si es serel facilitador del aprendizaje, el ser el guía del alumno. Su rol en nuestra sociedad tiene tiene dimensión de historicidad, de abnegación, de luchas sociales, pero también de futuro.  La labor del maestro en el  Perú, dada nuestra compleja geografía y climas, no es tan fácil como muchos  creen, pues esta  profesión   conlleva una responsabilidad  la cual debe ser asumida con profesionalismo, requiere sensibilidad, comprensión, tolerancia, paciencia,  para poder atender las necesidades de aprendizaje de los alumnos demandadas por el entorno social y cultural en el que se encuentran. Un maestro o maestra debe ser consciente del papel que cumple en la sociedad.
El maestro es aquella persona con capacidades y habilidades, que busca  no solo la enseñanza y aprendizaje de sus estudiantes, sino formar en ellos su capacidad de crítica y transformación.
El ser maestro demanda  muchos compromisos que no cubren en el tiempo destinado a la jornada escolar como por ejemplo estar en constante actualización, planear las clases, revisar tareas, preparar eventos cívicos, participar en eventos culturales tanto de la escuela como de la comunidad, conocer el contexto y sobre todo cuidar su imagen ante la sociedad.
     Ser maestro significa invertir los años en uno de los trabajos más nobles que existen, una labor muy sacrificada cuando se tiene el compromiso con la sociedad de moldear la conducta y el aprendizaje de quienes serán los profesionales del futuro, la materia prima del maestro es el ser humano, he ahí la complejidad de su misión, pues una obra mal construida por un albañil sí puede modificarse o reconstruirse, pero lo bueno o malo que el maestro siembre en el corazón de sus estudiantes le marcará para toda la vida.
    El maestro hoy en día es un facilitador que combina sus años de experiencia con diversas estrategias para lograr que sus estudiantes puedan alcanzar las competencias necesarias que se requieren para aprobar cada nivel educativo, para convertirse en maestro no se necesita solamente dedicar tiempo a prepararse, lo más importante es tener amor, vocación y paciencia para trabajar en beneficio de la niñez.
    Ser maestro no es para cualquier persona, es un don especial que Dios le da a quienes deciden dedicar su tiempo a formar y educar a las futuras generaciones, esta educación tiene que ser integral, pues un verdadero maestro no se limita a transmitir conocimientos sino que su rol va más allá de la formación de valores y competencias que le servirán a sus estudiantes para saber convivir con los demás.
    Ser maestro en nuestro país implica una profesión donde se tiene que hacer sacrificios, pues además de ser mal remunerados económicamente con un salario por debajo del costo de la canasta básica, falta de equidad de su salario en relación con lo que ganan otros profesionales, se trabaja con uñas y dientes por la falta de recursos básicos en las escuelas públicas donde no se cuenta en la mayoría de los casos con el apoyo de padres de familia, pues alegan gratuidad de la educación y donde se carece de los mínimos recursos, son muchas las limitaciones a las que a diario se enfrentan los maestros cuando de verdad quieren brindar una educación de calidad.
     Después de pasar muchas horas al día frente a sus estudiantes su trabajo no termina ahí, hay que llevar a la casa pruebas y exámenes que corregir y dedicar dos o tres horas para preparar sus planes de clases del día siguiente. El maestro en el aula se convierte en héroe, muchas veces hace el papel de madre, padre, niñera, enfermera, es una persona que ante las dificultades ríe y hace la vida más amena olvidándose de sus propios problemas, siempre está ahí como confidente ante situaciones emocionales que los niños traen del hogar y sabe cómo brindar a tiempo un consejo oportuno.
   
Aun con todas las dificultades, los problemas económicos y de salud, todavía existen maestros de verdad, que anteponen los factores negativos y se dedican en cuerpo y alma a formar y educar a ciudadanos del futuro, lo único que les recompensa es el cariño y la gratitud de sus estudiantes cuando ya convertidos en profesionales dicen: “Esa fue mi profesora de primaria” y eso sí que vale la pena.

Una vocación que nos dignifica y honra como Maestros:
Trabajar con las diferentes condiciones de infraestructura; no tener acceso a los materiales necesarios; percibir salarios paupérrimos; extender las jornadas laborales a tres turnos de la mañana a la noche; no tener tiempo alguno para dedicarte a tu propia familia; etc., son algunas de las cosas que se sostienen en nombre de la tan invocada “vocación”.
Ser maestro es un enorme desafío cotidiano que nos enfrenta a miles de cosas inesperadas, algunas reconfortantes y otras definitivamente no. También es un trabajo que te obliga a replantearte permanentemente tus estados de ánimo; tu relación con los otros; tus fuerzas incluso para “poner el cuerpo” literalmente. Y lo increíble de todo esto es que, hagas lo que hagas, siempre tendrás cerca quienes te lo reconozcan como quienes te juzguen duramente. Si algo caracteriza la docencia es que es imposible conformar las expectativas de todos. Habrá que tener claro que no todos van a quererte, porque muchas veces enseñar también implica llevar a los alumnos hacia lugares, desafíos y problemas que no quieran enfrentar. Pero sin embargo, eso es parte de nuestra tarea.
He oído de algunos maestros de Ayacucho, Huancavelica, Arequipa, Puno, Andahuaylas, Huánuco y Cusco, que han recogido los vestigios de la violencia senderista, como las recogí yo desde los Andes (en Huancavelica, Ayacucho), pero también desde Trujillo y Lima. Mi entusiasmo no desfalleció a pesar de las adversidades, no creo entonces que el problema esté en la pedagogía, debe entonces estar en la práctica pedagógica del buen maestro, si ella lo ha venido haciendo es porque es posible. Desde la pedagogía (y la formación humanística, con valores y buenos ejemplos desde casa y la escuela) puede apostarse a otro modo de ser, a la ensoñación de superación por el otro, que también eres tú, en tanto se hacen y nos hacemos juntos. 



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