FANNY JEM WONG POESÍA Y FILOSOFÍA
Por WINSTON ORRILLO.
“Viene por las calles, / a la luna parva / un caballo muerto / en antigua batalla”
Eguren
No, stricto sensu, ella no es filósofa, sino psicóloga, pero ambas disciplinas son primas hermanas.
Por ello, Fanny Jem Wong, discurre, como por su casa, en medio de los avatares de un mundo que intenta aprehender en, La médula nocturna (Lima, Gaviota Azul Editores, 2020), sorprendente entrega.
Aquí nuestra talentosa y proficua autora, se adentra en los meandros del fragoroso mundo en que vivimos (mejor dicho, mal vivimos).
Leamos su entrega XXXII:
“Avanzamos en sentido inverso / hacia la oscuridad, / aun cuando sabemos / que la luz esta´ en otro lado. / La vida empieza allí”.
La eterna pregunta filosófica sobre la génesis de la vida. Y el interrogante, inagotable sobre la naturaleza del propio existir:
“XXXVIII: Detestables realidades / disfrazadas por elocuentes lenguas, / ignorancia, esclavitud, injusticia, / sociedad, oriente, occidente / arena, roca, inmensidad / territorio, fronteras, destino. / guerras, políticas y medios. / Y finalmente, en el infinito tiempo, / ¿Quién soy yo?”
Vida y muerte, las sempiternas preguntas que se hacen filósofos, psicólogos:
¿Alguien me puede decir si, Friedrich Nietzsche fue sólo un gran filósofo?, cuando muchas de sus interrogantes excavaron el alma atormentada de él (y, por cierto) de su tiempo, todo adobado por la presencia incoercible de la muerte, en el caso actual, por la aparición del siniestro ataúd.
“XIV: La velocidad de los elementos / terminará en lustroso ataúd. / Aire, fuego, tierra, ánima / son meras ilusiones”
La joven autora, amén de sus cátedras universitarias, y de su propia creación poética, es la jefa de imagen de la Sociedad Literaria Amantes del País - Perú, cuyo movimiento anima la vida cultural capitalina, mientras ella, ahora, nos da la grata sorpresa de ingresar al terreno de la especulación filosófica, porque eso es “La médula nocturna”. Y sus meandros que asimismo tienen visos de protesta, ante las injusticias que todos padecemos, y que ella, frontalmente, denuncia en la siguiente entrega:
“XXVI: “La mole acosa abusivamente / lo que cree que es pequeño. / ¿Por qué no acosa al poderoso, / al manipulador, al tirano, al opresor. / ¿Por qué no aviva el fuego de la rosa?”
Una poesía que se hermana con la filosofía, con la psicología. Todo lo cual nos obliga a pedir más entregas sápidas como la que hemos, brevemente, reseñado.
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