lunes, 3 de enero de 2022

CARLOS GREEN: POETA CONCRETO Por JOSÉ BELTRÁN PEÑA.

 

CARLOS GREEN: POETA CONCRETO

                 Por JOSÉ BELTRÁN PEÑA.

 


    La poesía concreta tiene una tradición. Ella se remonta hacia miles de años, artísticamente se podría decir que la primera y la legitima prueba de ella, sería La cueva de las manos de Patagonia (70000 a. C.) para después, desarrollarse uno que otro trabajo de estas características, hasta fundarse con el conocido Huevo de Simias de Rodas (500 a. D.).


    Si hablamos de la poesía concreta, por lógica, estamos detallándola como una cosa material. Es un cuerpo artístico realizado por la creación humana en libertad, siendo muy diferente a lo clásico o al lenguaje que impone la sociedad o la creación de un estilo propio que se pone de moda entre los amantes del arte. Esta clase de poemas traen consigo rupturas que parten más allá de la complicada racionalidad. Es la expresión libre de una particular propuesta por la palabra y sus territorios por conquistar, en constante caminar.

 

    La poesía concreta es una conjunción de varios elementos que se entrecruzan y se combinan generando uno nuevo, por ejemplo, de un texto fonético al representarlo en el papel en blanco se transforman en un texto que engalanaría nuestra vista. Asimismo, la lectura de un texto sería de diversas maneras y dependiente de la cultura del lector y de la magia del autor; y su lectura podría ser de arriba para abajo, de abajo para arriba, del centro para los costados, en forma de cuadrado, de triángulo, remolino, siguiendo los contornos de una figura (letras, signos, números, dibujos, señas, teorías geométricas, siluetas. constelaciones zodiacales, alfabetos, historias)

 

    Sí se tendría que realizar una antología a nivel latinoamericano, sin lugar a dudas, estas serían los elegidos: el chileno Vicente Huidobro, los argentinos Arturo Carrera y Eduardo Antonio Vigo, el venezolano Dámaso Ogaz, los mexicanos Octavio Paz, Juan José tablada, Jesús Arellano y Marco Antonio Montes de Oca, el cubano Nicolás Guillén, los brasileros Decio Pignatari y Haroldo de Campos, y los peruanos Carlos Oquendo de Amat, César Vallejo, Alberto Hidalgo, Jorge Eduardo Eielson, César Toro Montalvo, José Luis Ayala, Omar Aramayo, Roger Contreras, Juan Ramírez Ruiz, entre otros antologados.

 

    Hay que remarcar que esta clase de poesía se hacía en las máquinas mecánicas  de escribir antiguas a paso lento, tecleando, y si te equivocabas lo borrabas con el borrador que era una especie de papel con polvo blanco que se ponía sobre el papel y nuevamente se aplastaba la tecla y después se ponía la correcta; posteriormente se usó el letrazet que eran unas hojas en donde figuraban letras del abecedario repetidas (generalmente eran 10 por cada letra y los signos de puntuación); y el poeta tenía que buscar y raspar las palabras para que quede impresa en la hoja (cosa nada fácil), el detalla era como diagramarlo, he allí el talento del poeta, puesto que no existían la computadoras con sus diversos programas, como ahora los hay.

 

    Esta clase de poesía prácticamente dejo de hacerse al llegar las computadoras, o sea hasta la llamada Generación del 90 del siglo XX, entre los poetas que  destacan de dicha época, destacan: Antonio Sarmiento, Gonzalo Portals, José Pancorvo, Jhonny Barbieri, José María Gahona, Lizardo Cruzado, Juan Soto, Santiago Risso, Sonaly Tuesta, Verónica Álvarez, y dicen que un tal José Beltrán Peña.

 

    La gran sorpresa, es que el reconocido poeta peruano, Carlos Green Chávez (Sullana), autor de más de cuatro poemarios y de la Oración a San Judas Tadeo, nos presenta este ramillete de hermosos textos que los escribió el siglo pasado en su vieja máquina escribir Remington, y los guardó en un folder y ahora –en pleno siglo XXI-, decidió publicarlos como un homenaje a su poesía, a la vida y al paso del tiempo, en donde podemos compenetrarnos con su destreza y talento en lo identificado como poesía concreta, y en ellos podremos “leer-ver”: un horizonte bendecido y bello; el vaivén del verso como las olas del mar; las siluetas embellecidas de las flores o las medusas; los diversos perfiles humanos; la paralización de las olas del mar; nuestros maravillosos quipus que nos hablan; un sombrero afrancesado; las voces delicadas de las rosas o las orquídeas; la expresión del dolor; la otra cara de una modelo; la hermosura de los rostros en diferentes razas como la oriental o la latina; los insectos y su artístico vuelo; los tiempos y sus estaciones o el brillo y caminar de los astros, entre otros bellos poemas concretos plasmados en la página en blanco por nuestro poeta con figuras y palabras, trabajadas en completa libertad.

 

    Por todo ello, no tengo la menor duda, que el presente poemario Carlos Green: Poeta Concreto, formará parte de la Historia de la Poesía Concreta en el Perú, y ser uno de sus mejores poemarios  por su contenido y arte poética de nuestro talentoso poeta. Así sea.

 

 


 

 

 

 

 

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