CARBÓN DE MIRRA SECA
Que fríos son tus besos
en la blanca nostalgia,
me llega tanto frío en
pálpitos celestes,
semillas en la nieve,
mi encaje entre los campos
arrancan todos blancos
bajo este invierno gris.
Yo porto las banderas
carbón de mirra seca,
las calles en la nieve
a un solo color me alcanzan
otros bailes cual templo
todo viento delata alguna pena
que queme en su interior.
La nieve ahora ingresa
tal vez sin más aliento,
y juego a ser la niña
armando más cantatas
que queme y que requeme
la pena del verdor,
los besos son tan fríos,
tan fríos en sus aguas
tejiendo siempre el alma.
A veces yo te beso
y enciendo fogata,
y abraza la unidad del aliento,
este tiempo y mana fuego
y fuego nublando el interior,
ya llevo tanto hierro en rastros
que me apartan, y amo
aquí la nieve, el fresco-fresco
que tejen a las plantas,
los árboles tan blancos
como la novia entrante,
jugar entre la nieve es golpe
del juego temerario,
los templos han surgido
entre lo blanco-blanco
no hay pinta
quién le iguale.
Aquí cada pisada
le cuesta el paso a paso
del firme soldado de hielo
se afilan las botas se
enfundan los lagos,
se invierten colores
se apena, la pena
y pena condena
mejor me abrigo yo.
Me usurpa lo impávido,
del frío en los hombres,
cabalgan a oscuras y
en nieves distintas,
los frescos perversos,
mis ojos, mis trajes,
abrigan la nieve,
la impávida nieve
que envuelven mis ansias
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