FANNY JEM WONG POESIA Y
FILOSOFÍA
Por WINSTON ORRILLO.
“Viene por las
calles, / a la luna parva / un caballo muerto/ en antigua batalla”
Eguren
No, stricto sensu, ella no es filósofa,
sino psicóloga, pero ambas disciplinas son primas hermanas.
Por
ello Fanny Jem Wong, discurre, como por su casa, en medio de los avatares de un
mundo que intenta aprehender en” La
médula nocturna””, sorprendente entrega que nos llega, como pórtico del 231
de la Revista Peruana de Literatura, en ”Ediciones
Amantes del país”.
Aquí
nuestra joven y proficua autora, se adentra en los meandros del fragoroso mundo
en que vivimos (mejor dicho, mal vivimos).
Leamos
su entrega XXXII:
“Avanzamos en sentido
inverso / hacia la oscuridad, / aun cuando sabemos / que la luz esta´ en otro
lado./ La vida empieza allí”.
La
eterna pregunta filosófica sobre la génesis de la vida. Y el interrogante,
inagotable sobre la naturaleza del propio existir:
“XXXIV: Detestables
realidades/ disfrazadas por elocuentes lenguas./ Ignorancia, esclavitud,
injusticia:/ sociedad , oriente, occidente/ arena, roca, inmensidad/
territorio, fronteras, destino./ ¿Y el final? Y en el infinito tiempo…/ ¿Quién
soy yo?”
Vida y muerte, las sempiternas preguntas que se
hacen filósofos, psicólogos:
¿Alguien
me puede decir si Federico Nieztsche fue sólo un gran filósofo, cuando muchas
de sus interrogantes excavaron el alma atormentada de él (y, por cierto) de su tiempo, todo adobado por
la presencia incoercible de la muerte, en el caso actual, por la aparición del
siniestro ataúd:
“XIV: La velocidad de
los elementos / terminará en lustroso ataúd. / Años, fuego, tierra, ánima/ son
meras ilusiones”
La
joven autora, amén de sus cátedras universitarias, y de su propia creación
poética, es la jefa de imagen de la Sociedad
Literaria Amantes del País, cuyo movimiento anima la vida cultural
capitalina, mientras ella, ahora, nos da la grata sorpresa de ingresar al
terreno de la especulación filosófica, porque eso es “La médula nocturna”. Y sus meandros que asimismo tienen visos de
protesta, ante las injusticias que todos padecemos, y que ella, frontalmente,
denuncia en la siguiente entrega:
“XXVI: “La mole acosa
abusivamente / lo que cree que es pequeño. / ¿Por qué no acosa al poderoso, / al
manipulador, al tirano, al opresor. / ¿Por qué no aviva el fuego de la rosa?”
Una
poesía que se hermana con la filosofía, con la psicología.
Todo
lo cual nos obliga a pedir más entregas sápidas como la que hemos, brevemente,
reseñado.
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