NO FICCIÓN. Jaime Bedoya, En aparente estado de ebriedad (Penguin Random House); Cronwell Jara Jiménez, Yo si soy Alberto Cortez ¡el único! (Hipocampo); Marco Avilés, De dónde venimos los cholos (Seix Barral) y Eduardo Lores, Del arte y otros pareceres (Lápix y Biblioteca Abraham Valdelomar).
CRÍTICA. José Antonio Mazzotti, Lima fundida (Madrid, Iberoamericana); Mauro Mamani, Guamán Poma de Ayala: las travesías culturales (Pakarina); José Güich y otros, Del otro lado del espejo: la narrativa fantástica peruana (Univ. de Lima); Gladys Flores Heredia y Andrés Echevarría, Vallejo 2016 (Cátedra Vallejo); Eduardo González Viaña, El Trujillo de Vallejo (Trujillo, Instituto Cambio y Desarrollo) y Carolyn Wolfenson, Muerte de utopía (IEP).
OBITUARIO. Fue un año desoladoramente luctuoso para las letras peruanas. Nos dejó Miguel Gutiérrez, uno de nuestros novelistas más importantes; lo acompañaron los importantes narradores Oswaldo Reynoso, Luis Rey de Castro y José Antonio Bravo, además del ensayista y novelista Max Silva Tuesta. También nos dejó Rodolfo Hinostroza, un poeta capital y un autor dotado para todos los géneros literarios; junto a él, extrañaremos también a los poetas Eduardo Chirinos y José Pancorvo. Igualmente nos dejaron estudiosos fundamentales de nuestra trayectoria histórico-cultural: Carlos Araníbar, María Rostworowski, Tom Zuidema, Antonio Melis y Teodoro Hampe. Y un editor interesado por el Perú profundo: Humberto Damonte.