(A continuación publicamos el esperado, democrático y serio recuento del año de los mejores libros publicados en el año 2016 por autores peruanos del destacado crítico literario y poeta, Ricardo González Vigil, a quien en noviembre del año 2013, la Sociedad Literaria Amantes del País, le otorgó el Premio "Palabra en Libertad".
Lo que hay que resaltar -nuevamente- es el profesionalismo, sapiencia y compromiso que tiene con el arte literario, en donde a él, le interesa y da valor al producto literario mas no al autor. Un ejemplo claro y contundente de ello, es que en el presente recuento afirma la calidad poética del escritor chimbotano, Antonio Sarmiento, quien en 1999, con otro colega generacional en la revista La Tortuga Ecuestre de Gustavo Armijos, despotricaron públicamente la valía con conceptos errados y malévolos en plena presentación de los dos tomos de la Poesía Peruana Siglo XX, Ediciones Copé en Petroperú, entregándola al público asistente. Sí ello hubiera seguido latente en su ser hasta estos años, hubiese sido incapaz de haber podido reconocer el arte y se quedaría con el acto fallido del humano. Acto propio de los genuinos críticos literarios. JOSÉ BELTRÁN PEÑA.)
AÑO GARCILASISTA. En el Perú (sobre todo, en Cusco y Lima) y diversos países de América y Europa se conmemoró el cuatricentenario de la muerte del Inca Garcilaso de la Vega, mediante homenajes y coloquios que abordaron su condición de primer clásico del idioma español nacido en el Nuevo Mundo. Cada vez se percibe mejor la complejidad con que asumió sus raíces indígenas y el horizonte cultural europeo de los siglos XVI y XVII, así como su rechazo de la sujeción virreinal: un discurso disidente de grandes proyecciones para una América culturalmente mestiza y políticamente autónoma.
Una de las ediciones mayores del 2016 fueron los tres tomos de sus Obras completas, en versiones modernizadas (un español actual respetuoso del texto original) y anotadas por el eminente historiador Carlos Araníbar (Centro Cultural Inca Garcilaso, Ministerio de Relaciones Exteriores). Junto a este trabajo monumental, destacaron dos libros de José Antonio Mazzotti, el especialista que ha efectuado el mayor número de aportes al garcilasismo en las tres últimas décadas: Encontrando un Inca, una selección de sus escritos sobre el genial cronista; y, en coautoría con Eduardo González Viaña, Garcilasismo creativo y crítico. Nueva antología, una sustanciosa muestra del estado actual de los enfoques garcilasistas (ambos libros han sido publicados en Nueva York, por la Editorial Axiara y la Academia Norteamericana de la Lengua Española).
BIENALES VALLEJO Y VARGAS LLOSA. El 2014 cobraron vida dos bienales que honran, respectivamente, a nuestro poeta y nuestro novelista de mayor reconocimiento planetario: el Congreso Internacional Vallejo Siempre, organizado por un comité de reconocidos vallejistas peruanos y el Premio Internacional de Novela Mario Vargas Llosa, convocado por la Cátedra Vargas Llosa, con el auspicio de la Universidad de Ingeniería y Tecnología. El evento de Vallejo tuvo un remarcable éxito este 2016 en Montevideo, dejándonos un valioso volumen de ponencias, editado bajo la coordinación de la peruana Gladys Flores Heredia y el uruguayo Andrés Echevarría (presidente del comité organizador del congreso en Uruguay): Vallejo 2016 (Editorial Cátedra Vallejo).
En lo concerniente al certamen vargasllosiano, acertó al elegir una de las novelas hispanoamericanas más admirables de los últimos años: Si te vieras con mis ojos (Alfaguara) de Carlos Franz, un autor chileno que se dio a conocer -dato curioso- en 1988, cuando su primera novela ganó en Lima el Premio Latinoamericano CICLA.
BIBLIOTECA ABRAHAM VALDELOMAR. Resulta encomiable la labor que viene desplegando la Biblioteca Abraham Valdelomar, dirigida por el filósofo y creador literario Alberto Benavides Ganoza. Además de organizar conferencias y eventos culturales en Ica (sobre todo, en su local de Huacachina), este año auspició el Festival de Poesía que, bajo la batuta del poeta y traductor Renato Sandoval, congregó en Lima a más de un centenar de voces nacionales e internacionales. Simultáneamente, tiene en curso una contribución mayúscula: crear bibliotecas en diversas regiones del país.
En el rubro de publicaciones, destacan sus colecciones dirigidas por Ricardo Silva-Santisteban y Leónidas Cevallos Mesones. También las coediciones con la Academia Peruana de la Lengua, con frutos tan suculentos como la Obra reunida de Juan Parra del Riego, edición a cargo de Valentino Gianuzzi.
RECONOCIMIENTO CULINARIO. La Universidad de San Martín de Porres, la matriz más importante de investigaciones sobre la cocina peruana, pionera del reconocimiento que goza hoy en día a nivel mundial, nuevamente sobresalió en la entrega de premios Gourdman Award Cookbook a los mejores libros sobre gastronomía publicados el año anterior, tres obras galardonadas: El camarón de Blanca Chávez, El pajuro: tesoro alimenticio escondido en los Andes de Simón Escamilo Cárdenas y Piura: la cocina peruana tiene un norte de Adolfo Perret.
Continuando con su tesonera labor, este año nos obsequió los dos tomos de Picanterías y chicherías del Perú, bajo la dirección de Isabel Alvarez Novoa (quien, además, fue gestora del reconocimiento de nuestras picanterías y chicherías como patrimonio cultural de la nación); La mesa amazónica peruana de Rafael Carty y La cocina francesa y el Perú de Mirko Lauer.
LIBROS MÁS HERMOSOS. Por la belleza de sus ilustraciones, tipografía y diagramación, las publicaciones culinarias de la U. San Martín de Porres caben en este apartado de los libros más hermosos (y, por cierto, con contenido sobresaliente), junto con la joya de la colección Arte y Tesoros del Perú del Banco de Crédito, este año consagrada a El Señor de los Milagros: historia, devoción e identidad; y notables volúmenes sobre las artes plásticas: Del daguerrotipo al selfie: una historia del retrato fotográfico peruano (ICPNA), Johanna Hamann: antológica (ICPNA), Pintura cusqueña (MALI), Ramiro Llona: grandes formatos (MALI), El arte de Torre Tagle (Ministerio de Relaciones Exteriores) y Walter Weberhofer: el proyecto moderno en el Perú (U. de Lima).
LIBROS MUNICIPALES. En años recientes, concejos distritales, como los de San Isidro y La Victoria, se preocuparon por editar libros y realizar concursos literarios. Una grata sorpresa ha sido que la Municipalidad de Lima resucite los Munilibros (creados en la gestión de Alfonso Barrantes) y les añada la colección Lima Lee (diseñada por el poeta Miguel Ildefonso), además de organizar la I Feria del Libro Infantil y Juvenil.
GRANDES EDICIONES. Aportes Históricos: Una de las ediciones más importantes del año fue Joanne Pillsbury (ed.), Fuentes documentales para los estudios andinos, 3 tomos (PUCP); Raúl Porras B., Pizarro, el fundador (Univ. R. Palma); Johan Leuridan Huys y otros (eds.), Historia y cultura en el mundo andino: homenaje a Henrique Urbano (Univ. San Martín de Porres); Hugo Neira, El Mundo Mesoamericano y el Mundo Andino (Univ. Ricardo Palma); Marie Elise Escalante, La raíz del mal: La extirpación de la idolatría en el Perú Colonial (Pakarina) y Carmen Mc Evoy, Guerreros civilizadores (PUCP).
Arqueología: Jean-Pierre Protzen y Stella Nair, Las piedras de Tiahuanaco (PUCP). Filosofía: Johan Leuridan Huys, El sentido de las dimensiones éticas de la vida (Univ. San Martín de Porres). Educación: Ernesto Yepes, Leer en el Perú: Desafío y realidad (Maná).
Diccionarios: Julio Calvo nos entregó dos repertorios de gran calado: Diccionario de peruanismos (Cía. de Minas Buenaventura y Academia Peruana de la Lengua) y Particularidades del léxico del castellano peruano (Univ. Ricardo Palma).
Cine: Isaac León Frías, El cine en las entrañas (Argo).
Política: Los dos tomos de Historia de la Presidencia del Consejo de Ministros: democracia y buen gobierno (Presidencia del Consejo de Ministros).
AÑO DE LA POESÍA. Poco y mal atendida por el mercado editorial y los medios de comunicación, la poesía nos obsequió la cosecha más abundante en libros perdurables. Carlos Germán Belli, nuestro mayor poeta vivo, celebró su fulgurante creatividad octogenaria, dueño de uno de los lenguajes más originales y hondos de la lírica actual del mundo entero: Entre cielo y suelo (Sevilla, Point de Lunettes). Le acompañan, magistrales y personalísimos, dos obras que significan la espléndida madurez de Renato Sandoval, Prooemium mortis (Premio Copé, Petroperú), y Antonio Sarmiento, La colina interior (Premio Copé).
Añadamos otros aportes excelentes: el consagrado Marco Martos nos entregó su mejor contribución de las últimas décadas, Musas del celuloide (Caja Negra). La sólida presencia de cinco voces, muy diferentes entre sí, de la generación del 70: la palabra en carne viva de Abelardo Sánchez León, El habitante del desierto (Paracaídas); la reconstrucción del primer poemario, setentero como el que más, de Oscar Málaga, Canciones desentonadas y alegres aterrizajes para evitar el suicidio (Apollo Studio); la densidad vital y cultural de Jorge Nájar, Hotel Universo (Summa); la frescura erótica de Elqui Burgos, French Amour (Lustra); y Segundo Cancino, Antes era antes (Tacna, Cuadernos del Sur), lograda exploración del poema en prosa. Ubicables en el tránsito de los años 70 a los 80, dos artífices de envergadura: Mario Montalbetti, Simio meditando (ante una lata oxidada de aceite de oliva) (México, Mangos de Hacha) y Carlos López Degregori, La espalda es frontera (Paracaídas). Un nombre capital de los años 90: Miguel Ildefonso, El hombre elefante y otros poemas (Premio Watanabe, Asociación Peruano Japonesa). Y tres figuras surgidas en este siglo con una obra orgánica de admirable factura: Manuel Fernández, Procesos autónomos (estruendomudo); Paul Forsyth Tessey, Bajo este cielo de cabeza (Celacanto) y Andrea Cabel, A dónde volver (México, Paroxish).
Sería injusto, además, no consignar los grandes aciertos del recientemente fallecido Eduardo Chirinos, Harmonices mundi (Sevilla, Point de Lunettes); José Morales Saravia, Transilvanos (Paracaídas); Rossella Di Paolo, La silla en el mar (Peisa); Victoria Guerrero, En un mundo de abdicaciones (FCE); Gloria Portugal, Estrellas en el cielorraso (Paracaídas); Bruno Polak, Fe (Vallejo & Co.) y Luis Enrique Mendoza, Capital/Contracapital (Lustra).
No omitamos, de otro lado, la alta calidad de No es eterna la muerte de José Luis Ayala, Dejo mi sombra (Bogotá, Premio Fernando Charry Lara) de Leoncio Luque, Éxodo a las siete estaciones de Bethoven Medina, Puentes para atravesar la noche de Juan de la Fuente, Desde el otro lado de Eliana Vásquez Colichón, Pasos silenciosos entre flores de fuji de Diego Alonso Sánchez, Un bosque ardiendo bajo un mar desnudo de Joséagustín Hayadelatorre. Muestra de arte disecado de Roy Vega Jácome, Ejercicios para el endurecimiento del espíritu de Gabriela Wiener, Insomnio vocal de Ethel Barja, Al borde de la noche de Ana María Intili, Archipiélago de María Belén Milla, Los lados del agua de César Panduro Astorga, El poeta y el sapo de Mario Ávila Rubio, Apostrophe de Gino Roldán y Enemigo de José Carlos Agüero.
En el rubro de obras completas, sobresalió una de las principales publicaciones del año: los 5 tomos de César Moro, editados por Ricardo Silva-Santisteban (Academia Peruana de la Lengua y Sur Librería Anticuaria). Un aporte mayúsculo fue la valiosa compilación hecha por Valentino Gianuzzi de la Obra reunida (Biblioteca Abraham Valdelomar y Academia Peruana de la Lengua) de Juan Parra del Riego. Súmese dos poetas relevantes de los 80: Róger Santiváñez, Sagrado (Peisa) y José Antonio Mazzotti, El zorro y la luna (Nueva York, Axiara y Academia Norteamericana de la Lengua Española).
CUENTO. Buen año. En primer lugar, Antonio Gálvez Ronceros, poseedor de un universo creador intransferible que lo ha consagrado entre los grandes cuentistas de la generación del 50, nos deleitó con la perfección verbal de La casa apartada (Alfaguara); y Alexis Iparraguirre, artísticamente maduro, se consolidó como el mejor cuentista surgido en lo que va de esta centuria: El fuego de las multitudes (Emecé).
En segundo lugar, por fin reunieron cuentos suyos en un volumen dos artífices imprescindibles de nuestra narrativa actual: Cecilia Granadino, Un hombre sentado en la banca de mis ilusiones (Hipocampo) y Pedro Ugarte Valdivia, Relámpago inmóvil (Altazor).
Cabe añadir los nuevos aportes de escritores tan significativos como son Claudia Ulloa Donoso, Pajarito (Santiago de Chile, Laurel); Miguel Ruiz Effio, La carne en el asador (Campo Letrado y Animal de Invierno); Julio Garrido Huaynate, Cuentos de desamor, Pedro Novoa, El fantástico susurro de los cuentos (Apogeo); Claudia Salazar Jiménez, Coordenadas temporales (Animal de Invierno) y Orlando Mazeyra, Bitácora del último de los veleros (Arequipa, Aletheya).
Sin duda, aplaudamos el notable debut de Miluska Benavides, La caza espiritual (Celacanto); Rossana Sala, No vaya a despertar a los caballos (Altazor); Victoria Vargas, Coleccionista de almas (Arequipa, Cascahuesos); Pedro Pérez del Solar, Al fin, el Hombre Bala (Campo Letrado); Italo Morales, El lado materno de la muerte (Instituto Pedagógico Chimbote) y Marcelino Aparicio Jiménez, Tiro de gracia.
En el rubro de obras reunidas, los Cuentos completos (Planeta) de un autor fundamental: Fernando Ampuero.
Mención aparte reclama el interés actual por el microrrelato. Destacó un autor que se ha vuelto un clásico en esta modalidad: Ricardo Sumalavia, Enciclopedia plástica (Estruendomudo). Le acompaña una conocida cultora de la minificción: Ana María Intili, El amor encendía la pradera (El gato descalzo); el excelente debut del conocido poeta, cantautor y crítico Alejandro Susti, Aspavientos, 3 tomos (Borrador), así como la valiosa primera entrega de Ronald Arquiñigo Vidal, Restos de un naufragio (Summa).
NOVELA. Sobresalió, por la variedad de sus recursos narrativos y la consistencia de sus variados personajes, La noche de los alfileres (Alfaguara) de Santiago Roncagliolo.
Ponderemos, luego, las vibraciones intensas de Una canción de Bob Dylan en la agenda de mi madre (Estruendomudo) de Sergio Galarza; el ambicioso contrapunto de Los niños muertos (Madrid, Demipage) de Richard Parra; y el registro multidiscursivo de La flor artificial (Cocodrilo) de Christiane Félip-Vidal y Sophie Canal.
Anotemos la solvencia narrativa de En la ruta de los hombres silentes (Premio Copé) de Juan José Cavero, La última muerte de Silvino Forossi (Premio Altazor) de Crisanto Pérez Esain, La aldea rota de Rafo León, Callejón de paja de Juan Torres Gárate, La chica de las bragas rojas de Juan Malpartida, Pasos pesados de Gunter Silva, Lo que me trajo la noche de Lichi Garland y Cuando los hijos duermen de Juan Carlos Cortázar. También Francisco Ángeles reescribió su primera novela, mejorándola ostensiblemente: Plagios.
Registremos, además, la edición facsimilar de la valiosa novela histórica El honorable Ponciano de Francisco Vegas Seminario (Jurado Nacional de Elecciones y Academia Peruana de la Lengua).
NOVELA CORTA. Celebremos la prosa fulgurante de Faite (Arsam) de Cronwell Jara Jiménez, el virtuosismo verbal de Estrella solitaria (FCE) de Jerónimo Pimentel, el sarcasmo humanísimo de Bertolucci nunca vino a cenar (Lápix) de Edgar Saba, la recreación histórica de Pasiones del norte (Premio Banco Central de Reserva) de Luis Enrique Tord, la penetración psicológica de Señor Cioran (Trujillo, CEA, Premio Fundación para la Literatura Peruana) de Luis Eduardo García y la turbulencia sin barreras de Esa muerte existe (Penguin Random House) de Jeniffer Thorndike.
De otro lado, consignemos la edición facsimilar de una joya que se conserva tan fresca o más que cuando apareció hace medio siglo: Los cachorros de Mario Vargas Llosa (Academia Peruana de la Lengua).
HÍBRIDOS NOVELESCOS. La exploración más interesante, entretejiendo memoria autobiográfica, investigación literaria y ficción novelesca, estuvo a cargo de Irma del Águila: La isla de Fushia (Anagrama). Dentro de la novela de autoficción mencionemos Orgullosamente solos (Penguin Random House) de José Carlos Yrigoyen. Un caso singular de novela de no ficción tejida como un montaje minuciosamente documentado de pellejerías e infidencias: Asociación ilícita (Animal de Invierno) de Leonardo Aguirre.
ANTOLOGÍAS. Poesía: Hora Zero/Infrarrealismo: la última vanguardia (Lancom) de Tulio Mora; Piel de la palabra (Altazor y Casa de la Literatura Peruana) de Manuel Pantigoso, selección de Antonio Sarmiento; y Épica del desastre (Summa) de Harold Alva. Cuento: ¡Arriba las manos! Muestra del relato policial en el Perú (Altazor) de José Donayre. Microrrelato: Antología de microrrelatos eróticos (Altazor), el tomo I (hombres) a cargo de Alberto Benza, y el tomo II (mujeres), de Carolina Cisneros; y Diez por diez: antología de microrrelatos peruanos (Altazor) de Miguel Ángel Vallejo.
TRADICIÓN ORAL. Mitos y leyendas del Perú (Panamericana) de Carlos Garayar y Jessica Rodríguez; y Nuevas tradiciones del Perú (Malabares) Javier Zapata Innocenzi.
LITERATURA INFANTIL Y JUVENIL. Destinada prioritariamente al lectro juvenil, Gustavo Rodríguez nos obsequió una estupenda narración que, junto con la que mencionamos de Santiago Roncagliolo, figura entre las mejores novelas del año en general: Te escribí mañana (SM). También, Isabel Córdova Rosas, la autora peruana más traducida y reeditada debido al éxito de sus relatos para niños, enriqueció su producción con Las grandes aventuras de Trastolillo (Lexicom). Mencionemos, de otro lado, a Pilar González Vigil, Rompecabezas para volar (nuevas ilustraciones: Mascapaycha), Erick Nájera, Martín Hepadós, el hipnotizador (IPCNA), Javier Mariscal, El escritor que no terminaba la historia (IPCNA) y Jessica Rodríguez, Orquídeas para Aurora (Norma).
NO FICCIÓN. Jaime Bedoya, En aparente estado de ebriedad (Penguin Random House); Cronwell Jara Jiménez, Yo si soy Alberto Cortez ¡el único! (Hipocampo); Marco Avilés, De dónde venimos los cholos (Seix Barral) y Eduardo Lores, Del arte y otros pareceres (Lápix y Biblioteca Abraham Valdelomar).
CRÍTICA. José Antonio Mazzotti, Lima fundida (Madrid, Iberoamericana); Mauro Mamani, Guamán Poma de Ayala: las travesías culturales (Pakarina); José Güich y otros, Del otro lado del espejo: la narrativa fantástica peruana (Univ. de Lima); Gladys Flores Heredia y Andrés Echevarría, Vallejo 2016 (Cátedra Vallejo); Eduardo González Viaña, El Trujillo de Vallejo (Trujillo, Instituto Cambio y Desarrollo) y Carolyn Wolfenson, Muerte de utopía (IEP).
OBITUARIO. Fue un año desoladoramente luctuoso para las letras peruanas. Nos dejó Miguel Gutiérrez, uno de nuestros novelistas más importantes; lo acompañaron los importantes narradores Oswaldo Reynoso, Luis Rey de Castro y José Antonio Bravo, además del ensayista y novelista Max Silva Tuesta. También nos dejó Rodolfo Hinostroza, un poeta capital y un autor dotado para todos los géneros literarios; junto a él, extrañaremos también a los poetas Eduardo Chirinos y José Pancorvo. Igualmente nos dejaron estudiosos fundamentales de nuestra trayectoria histórico-cultural: Carlos Araníbar, María Rostworowski, Tom Zuidema, Antonio Melis y Teodoro Hampe. Y un editor interesado por el Perú profundo: Humberto Damonte.
NOTA: El presente recuento lo publicamos a solicitud y conformidad de Ricardo González Vigil, quien nos manifestó que días atrás fue publicado en LAMULA.PE, y que en la revista Caretas figura otra selección más pequeña por espacio para el artículo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario