viernes, 26 de mayo de 2017

"INFALIBLE" Por HÉCTOR CACHO

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                  INFALIBLE

Canto el himno a la primavera
en la melodía muda de un inalcanzable sueño,
elevo la oración de la celeste gratitud,
y le fijo los ojos al mismo cielo
que empieza allí desde donde yo lo miro 
y termina allí donde se caen mis ojos ciegos,
encima del túmulo donde reposan todas
las historias fuertes y las teorías de la vida.

No hay más cielo,
no hay más la luz naciente, 
no hay horizonte que extienda un poco la nada,
aunque se abran las alas tísicas del deseo
o corra con entumecida soberbia
sabiéndome corto como el viento del verano,
no habrá más cielo con algo de su azul cansado.

¡Dios de mi tierra!, ¡háblame,
que el Dios de aquí no me conoce!
y no sabe que estoy erguido sobre mis caídas,
el Dios de aquí no me conoce
y descobijó mis huesos desnudos,
el estiércol de la fertilidad no abriga
mi desencuentro con la vida
ni apaga el frío dormido en mis huesos.

Se ha silenciado la plenitud de los tiempos,
ha muerto el absoluto infalible
tal como lo haría un universo sin estrellas
cuando duerme su anciana epifanía,
ha muerto sin cerrar los ojos el absoluto infalible 
de la razón y las revoluciones,
y se ha desmayado la prosperidad para todos
al apagarse la iluminada ansia de ser felices.

Ahora, sólo canto el himno a la primavera

en la melodía muda de un inalcanzable sueño.

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