A las valientes que no tienen doble lenguaje y que defienden su honor inclusive con la propia muerte, a las que sacrifican su belleza por la felicidad de sus hijos, a las que siguen amando a sus padres inclusive muertos, a las que no pueden parir y son mejores que las madres biológicas, a las que compiten con la sociedad y sus defectos creados por los propios humanos y no con el hombre o con otra mujer, a las que trabajan sudando gota a gota el sudor del progreso de su familia, a las artistas que con su arte embellecen más la creación de Dios, a las poetas que con sus versos y prosa abren surcos de libertad humana, a las superwoman que son más valientes frente al dolor que el hombre, a las que dieron su vida por la justicia, la libertad y la verdad, a las religiosas que son consecuentes con sus creencias y oraciones dentro y fuera de la iglesia, a las peruanas (cholas, negras, blancas, chinas, pavas reales) que construyen con su trabajo y su existencia un país mejor, a las pobres y a las pudientes -económicamente-, que se comportan como si fueran todo lo contrario primando el amor en sus actos, a todas las madres del mundo que quiebran fronteras haciendo ciudadanos del mundo a sus hijos a costa de sus lágrimas y distancias, y a sus respetables madres porque sin ellas a ustedes no las hubiera conocido.
Felicidades a todas las mujeres que me quieren, me aman y me odian, al final todos somos compañeros de ruta en el camino del Señor.
Gracias por hacer la vida más interesante y mágica a los Adanes del Mundo.
Evas del mundo, las amo, feliz día hoy y siempre!!!
José Beltrán Peña.
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