martes, 25 de agosto de 2020

LLANTO. Por ROBERTO RÍOS.

 

 
 
 
      LLANTO
 
Hoy estoy llorando
pues el optimismo me ataca,
si, me vuelve triste,
pues en Nosotros cunde el error
el chantaje el soborno,
el hurto y el crimen
Y me dicen sé optimista.
Y por serlo lloro
 
El error
nos come el espíritu
corroe el cerebro
nos enferma
nos mata
Lentamente.
 
Hoy lloro por los sueños
truncados, frustrados,
arrebatados.
Los de los sabios.
Los de los activistas.
De los pobres
de los desahuciados
de los creadores
 
Por eso mi corazón se rompe
y a pesar de eso late,
carente de armas
para derrotar Pesadillas
y levantar los sueños
hoy escondidos
o pisoteados
por la maldad, por la alevosía
sin freno
que monta el caballo
del poder
cual jinete de terror
 
Hoy lloro
porque los hombres
no dominan sus odios
y cada día
por eso
somos menos
Humanos.
 
Hoy lloro por todos
los que están de rodillas
Lloro por la mujer que amé
y cree que todo el mundo
la ataca,
por la que amé y tuve que dejar,
por la que amé y se borró
en las distancias,
por la que amo y no lo sabe
por la que no encuentro
en la soledad de mi cuarto.
 
Sollozo pues,
por aquellos que no tienen
a donde mirar.
Por la muchedumbre
sin esperanzas
de la que eres parte
de la que soy parte.
Hoy me desconsuelo
Y no sabes la gran
tristeza que hay en mi
no lo imaginas.
 
Llanto por el niño
el perdido, el forzado
el que trabaja
el obeso
el enfermo
el que rompió su juguete,
Por la niña
que es niñera de su hermano,
por la que raptaron
y convirtieron en arma
en objeto sexual,
por la que olvidó
como saltar la soga
o la que no sabe
que merece tener lo mejor.
 
Por la mujer que sabe serlo
por la que extravió su sexo
y escondió su razón,
por la que lucha una
vida que ya perdió
por la que ya no
quiere ser mujer ni hombre.
 
Lloro
por la madre
que no tiene leche
ni paz a dar a sus hijos.
Por el padre
que trabaja por centavos
por horas y horas,
en donde se va la vida,
y esconde su vergüenza
o incapacidad en el alcohol
o en la violencia.
 
Llanto por el hombre
anodinado, adoquinado
adocenado,
por el que cobarde
que a ratos
es valiente como el que más,
por el que se rompe
la espalda
con cargas
ajenas y propias.
 
Pero debo parar
y enderezar la nuca,
eso aconsejan
y lo hago, lo haré.
 
Pero el llanto
estará siempre ahí,
es el sino del hombre
nacer y morir llorando,
será así
¿O será el precio por vivir?
 
Por eso y mucho más
Hoy lloro.
 
 
RR 20 06 17
 
 

 

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