EL POEMA OLVIDADO
He vuelto al lugar que fue el principio,
he vuelto tras una lágrima perdida,
he vuelto a buscar el poema ya olvidado
en el recuerdo de un amor que fue querido.
No he podido olvidar cómo caminas,
no he dejado de amar esos andares,
porque llenaban de amor mi poesía
y recordarlos aún... son alegría.
Cada mañana espero que aparezcas,
crece inútil la impaciencia y me preocupo,
quiero verte llegar fulgurante en tu sonrisa
para acabar con la angustia de la espera.
Por fin llegas, armoniosa en tus andares,
portadora de alegría e inocencia,
un pedazo hermoso me traes de tu mundo
en esa mirada cautivadora que consuela.
Quiero llevarte a disfrutar de mi parnaso
para después visitar el paraíso de tu cielo,
y bendecido el pecado cometido por amarte,
que el amor puro nos guarde para siempre.
De pronto, la cruda realidad me llega
diciendo que solo existes en mi mente.
Pero... ¿Si yo te veo cada día en cada esquina,
o te descubro en el jardín entre las flores?
Dulce sueño que se convierte en pesadilla
cuando flotas en lo irreal de la ilusión,
haciendo que mi realidad sea tristeza,
cuando te veo allí, y no eres mía.
Sin embargo, aspiro a ser consuelo en tu tristeza,
a saber que piensas en mí cuando estás sola,
a saber que sientes amor cuando te miro
a saber que sabes que te amo, si me miras.
En el mirar sereno está el encanto
de los que guardan el fruto de la dicha,
para entregarlo algún día a la que espera
en el portal de los dioses del amor.
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