sábado, 28 de diciembre de 2019

PEPE BELTRÁN Por HÉLARD FUENTES.



                                                    José Beltrán Peña y Hélard Fuentes.








PEPE BELTRÁN

Por HÉLARD FUENTES




(La SOCIEDAD LITERARIA AMANTES DEL PAÍS, agradece al escritor, historiador y periodista cultural, HELARD FUENTES, por el destacable artículo bajo el título de: PEPE BELTRÁN, que hoy día (28 de diciembre), en el diario CORREO de Arequipa, le ha dedicado a nuestro Presidente, José Beltrán Peña. (FANNY JEM WONG / Directiora de Imagen de la Sociedad Literaria Amantes del País)).

 

José Beltrán Peña es uno de los rostros auténticos de la Literatura Peruana. A través de la Sociedad Literaria Amantes del País, difunde y reconoce la labor de los escritores, artistas e intelectuales de diferente origen, pensamiento y credo. Gestionó un premio que además de ser un aliciente para los autores distinguidos, constituye la gesta de un hombre que observa con justicia y aplaude con sinceridad la labor de sus pares, convocando además de un centenar de poetas para participar de dicho reconocimiento, denominado, “Palabra en Libertad”, y que se ha otorgado a muchas personalidades, recientemente:  Delfina Paredes, Elsa Pulgar-Vidal y Celia Luz Flores.

                                                                    Delfina Paredes.

A sus tremendas cualidades debemos sumar su empeño y entusiasmo dirigiendo la revista “Estación Com-Partida”, que fundó en 1990 y está próxima a celebrar sus 30 años de difusión;  aquí los escritores comparten sus poesías sin aspavientos, en su esencia más humana y terrenal como las inolvidables entrevistas, donde Pepe establece un dialogo ágil, anecdótico y profundo, precisamente porque conoce su tema, establece vínculos con las personas, se comunica con la voz potente y elocuente del buen comunicador.




Visitó la ciudad de Arequipa en el mes de julio para presentar el libro de la poeta Yeny Tejada.



Entonces, conferenció en el Teatro del Centro Cultural Peruano Norteamericano, caracterizándose por su claridad, espontaneidad y aquella franqueza que al principio puede resultar intimidante, pero marca el hito de una gran amistad. Después de meses, en la Feria Internacional del Libro de Arequipa, encontré su “Antología de la poesía peruana / Generación del 80”, publicada en el año 90, y dedicada a sus padres: Luisa Peña y Pedro Beltrán, y, al maestro César Toro Montalvo.



Autor del libro: “Dialogando con el dinosaurio de Monterroso – 242 minificciones” (Gaviota Azul Editores, 2019), donde descubre – a su vez encubre-, al gran escritor guatemalteco Augusto Monterroso. No vamos a decir que es un homenaje porque sabemos que “reconocer” es una de las mayores calidades de nuestro querido amigo; más bien, constituye un ejercicio narrativo de describir lo que es imposible narrar, por ejemplo: “El silencio gritaba” (3), “El Sí le dijo al No: tal vez” (4), “Nadie nace ni muere” (21), o “La conciencia se ahorcó con su propios cabellos” (95).


Locuaz: “El mono y el perro se sentaron a jugar ajedrez en el lomo de una cebra” (151). Hilarante: “La abuela era una bandida, amó a todos los hombres que conoció, menos al abuelo con quien se casó (117). Transparente: “El león cuando desenredó su melena se convirtió en una linda gatita” (187). Inteligente: “Un niño pudo hacer realidad la paz mundial con sus soldaditos de plástico” (204). Poético: “Los apus se quitaron las bufandas y comenzó el último verano del planeta” (150). Entonces, sigue el género del cuento de Monterroso: “Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí” (El Dinosaurio); en una suerte de meditación, Beltrán otorga continuidad a la manera tan fugaz, breve, temporal de encapsular la vida en una oración.  Ahora que del escritor solo queda su obra, nos dice: “Se durmió y el dinosaurio despertó quedándose allí” (212), probablemente una de las reflexiones más poderosas del autor.



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