viernes, 27 de diciembre de 2019

PAPÁmor DE JOSÉ BELTRÁN PEÑA. Por FANNY JEM WONG (Poeta y Mg. en Psicología).








PAPÁmor DE JOSÉ BELTRÁN PEÑA

 Por FANNY JEM WONG (Poeta y Mg. en Psicología).





“Cuando un recién nacido, aprieta con su pequeño puño,
por primera vez, el dedo de su padre, lo tiene atrapado para siempre”
Gabriel García Márquez.

“Si del dolor nacen mis versos, bienvenido seas dolor”
Fanny Jem Wong.






El poeta, narrador, investigador, crítico literario y gestor cultural, José Beltrán Peña, ha publicado el libro: PAPÁmor (Lima, Gaviota Azul Editores & Sociedad Literaria Amantes del País, 2019)

Las partes del valioso libro, exceptuando las Dedicatorias, los Agradecimientos,. Colofón de amor perruno y los Datos bio-bibliográficos del autor, son:
Se abre el telón (1), Haikus (33), Poemas (45), Comunicados (A-L), Tres poemas finales (3), y Se cierra el telón (1),

A manera de epígrafe, Beltrán Peña inicia su poemario con un fragmento del poema, “Ángel de la Guarda”, de nuestro poeta mayor, Carlos Germán Belli:


Que si acaso te ausentas como ayer
nunca más estaría yo de nuevo
erecto sobre el orbe como hoy,
pues yaceré tendido por acá por siempre
como muerto, aunque vivo, sin más ánimo
ni para volar, ni nadar, ni andar,
y de la gran potencia
ni un átomo siquiera habría allí
en el centro del cuerpo,
que sólo las cenizas de un volcán,
deshecho polvo helado,
anticipando la engañosa muerte
por no haber una vida satisfecha.


Indudablemente, dicha elección no es producto del azahar o por un mero gusto estético por la alta poesía, más bien tiene que ver con su particular manera de leer, de sentir y de escribir poemas. Nos anuncia así, que estaremos frente a una obra que, no solo despertará una marea súbita de emociones, con las que pretende al igual que Belli humanizarnos, en una época en donde prima el individualismo y los intereses personales. Enmarcándose en un momento deleznable, en donde llegar a viejos es sinónimo para muchos de escases, desamparo y en ocasiones abandono, por parte de hijos egoístas y por parte del Estado.

Nos deja entrever con recursos teatrales al igual que Belli que al abrir el telón se desangrará y hará lo mismo con nosotros a lo largo de cada estancia del poemario.

El segundo epígrafe corresponde a un fragmento del poema, “Los Nueve Monstruos”, del libro “Poemas Humanos” publicado póstumamente en 1939, de nuestro poeta universal, César Vallejo:


Señor Ministro de Salud: ¿qué hacer?
¡Ah! desgraciadamente, hombre humanos,
hay, hermanos, muchísimo que hacer.


Dolor, impotencia, desgarro y sufrimiento siguen siendo el pan de cada día en muchos hogares de nuestro país, sobre todo cuando alguno de los padres cae en la cama de un hospital-clínica.

A nivel nacional la desigualdad social y laboral son problemas vigentes. Cabe destacar que, a pesar de la implementación de una serie de Programas dirigidos al fortalecimiento de políticas para el adulto mayor, envejecer en el Perú no es nada fácil. Veamos algunas cifras (Serie Informes de Adjuntía, Informe de Adjuntía N° 006-2019-DP/AAE):

El 94,71% de las mujeres adultas mayores y el 78,57% de los adultos mayores no están afiliados a ningún sistema de pensiones. En el caso de las mujeres, la marginación a su derecho a la pensión alcanza a 95 de cada cien, Lo que significa que no tienen acceso a la seguridad social.

El 45,87% de los adultos mayores y el 56,08% de las adultas mayores no recibe pensión, ni accede a programa alguno de asistencia. Es decir, la mitad de la población, cifra superior en el caso de las mujeres, no cuenta con ningún ingreso proveniente del Estado.

Y si vemos las cifras en cuanto a salud encontraremos que el problema es más grave: En el Perú el 17,99% de los adultos mayores y el 17,22% de las adultas mayores no tienen ningún tipo de seguro de salud. El 80,34% de las adultas mayores y el 71,08% de los adultos mayores presentan una enfermedad crónica, de progresión lenta (enfermedades cardíacas, infartos, cáncer, enfermedades respiratorias y diabetes).

Por todo lo expuesto regresemos al epígrafe: “…hay, hermanos, muchísimo que hacer.” (Vallejo, 1937), Beltrán Peña, nos demuestra que 82 años después de haber escrito Cesar Vallejo los “Los Nueve Monstruos”, hoy más que nunca sigue teniendo razón. Como diría el gran Gabriel Celaya: “La poesía es un arma cargada de futuro”; mas si revisamos lo que sucede en otras realidades con los adultos mayores y su salud nos sorprenderemos porque las cifras son similares. En el resto del mundo, la mitad de los ancianos más allá de su condición socioeconómica, color o sexo lamentablemente terminan solos y lo más nefasto casi siempre al final los abraza la muerte en solitario.

Cabe resaltar que para bienestar del autor y de su padre, la Clínica Geriátrica “San Isidro Salvador”, resultó ser un escenario acogedor, profesional y por sobre todo humano.






PRIMERA ESTANCIA: PALABRAS NECESARIAS

“Un homenaje poético a la vida.”


Nada más cierto lo que afirma José Beltrán Peña, la presente obra es la recreación de una experiencia sorpresiva, y sobrecogedora. Si bien sabemos que venimos a este mundo a cumplir un ciclo vital, no siempre estamos preparados para aceptarlo, luchamos con garras y dientes para arrancarlos de los brazos de la muerte, a quienes amamos.

La dama negra amenazaba, llegaba sin previo aviso como suele hacerlo, pues no existe ciencia humana que nos advierta que el momento ha llegado, y danzó incansablemente derramando tinta sobre la cabecera de la cama de su padre en una clínica (que puede ser también de un hospital) durante varias semanas.





SEGUNDA ESTANCIA: SE ABRE EL TELÓN

“Ingresé a la clínica como Hijo con mi Padre acompañado de la sirena
de la ambulancia en una noche negra sin Luna”.



Al comenzar a leer, PAPÁmor, lo más impactante es conocer que se trata de la recreación poética de un hecho casi fatal, en donde el poeta reflexiona sobre lo efímera y frágil que resulta nuestra existencia.

Bien sabido es que, cada relación humana en este caso padre-hijo es diferente y también cómo se enfrentan las situaciones de crisis. No todos gestionamos el dolor de la misma manera, en todo caso los poetas escriben y gracias a este hecho, Beltrán Peña nos conduce simbólica y metafóricamente a través de la maestría de su pluma a varias temáticas: dolor, angustia, desesperación, impotencia pero también valentía, amor, esperanza, fortaleza, gratitud, logrando así capturar al lector.

Al abrirse el telón, el lector se hace protagonista. Es así que cerebro y corazón viajan en una ambulancia con un abuelo, un padre, un esposo, un hijo o un amigo, y quedamos atrapados hasta el final del viaje para conocer el desenlace.





TERCERA ESTANCIA: H A I K U S



XIX
Mi padre duerme / El despertador grita / Desesperación.

XXII
La voz sonora / Del puñal de la muerte / Cae en mi cruz.

XXXI
El dolor ladra / Mi padre en terapia / Renacimiento.

XXXII
Mi niño viejo / Sus primeras palabras / Florecimiento.


Beltrán Peña nos regala una sucesión de 33 poemas breves de tres versos, denominados Haikus (cuya métrica es de 5 – 7 - 5 sílabas por verso, respectivamente). A través de ellos, nos deja impresiones de instantes especiales del tiempo, convocando la realidad de manera atenta, reflexiva, catártica, libre y espontánea.

Según palabras del mismo autor en su libro, El haiku peruano (Lima, Ediciones Amantes del País, 2010. p.12) nos ilustra que: “los Haikus, representan una imagen, un instante, un momento, una espiritualidad, un ideal, una realidad, un conato, un soplo, una visualización, un grito, una pulsación, un aliento, una estación, un símbolo, pero no quieto, no detenido, no paralizado, no estático, ni muerto aún impreso en un papel sino todo lo contrario, está siempre despierto, atento, con energía, con vida y con palabras abiertas para dialogar con el lector. Siendo a veces, infiel con el propio poeta, llevando al lector por otros senderos u otros tiempos…”.

Beltrán Peña, eterniza en sus primeros haikus a quienes, de una u otra forma le ayudaron a cargar la cruz de su tristeza, como diría Kak Sri: “La gratitud es un arte de pintar una adversidad en una hermosa imagen”, para luego conducirnos a través de su poética por el devenir de un tiempo que fue suyo, pero que ahora es nuestro. Nos invita a observar atentamente “fotografías” que conmueven el corazón del lector. Despierta a través de sus palabras, el sentimiento humano y la mirada comprensiva que tanta falta nos hace.

Rodríguez Cerdá escribió: “En la literatura japonesa, las formas distintas de percibir el entorno se funden a veces en imágenes sinestésicas. Es posible, entonces, ver los sonidos, de igual manera que antes escuchábamos los objetos silenciosos.”. Es así como Beltrán Peña, haciendo uso de su habilidad para crear imágenes en movimiento, eleva los umbrales de su consciencia y hace gritar al despertador, ladrar al dolor, hablar al puñal y ve florecer por fin las palabras, en un tiempo de aprendizaje acelerado, en donde logra universalizar la poética de sus emociones.







CUARTA ESTANCIA: POEMAS



1
Las computadoras se alteran y brillan
como queriendo ayudar a los elegidos:
nombre, dirección, teléfono, fichas médicas,
como también el adiós entre sábanas en cruz.

11
La puerta del silencio se abre cerrándose
parece una locura decirlo sin anestesia,
pero una piedra se burla de mis sueños
estallando mi hígado con caramelo de limón.

21
El cuarto es un dado de mil caras
acoge a los humanos en un juego de azar
tanto ha visto ganar y perder
que prefiere jugar ajedrez sin tiempo.

24
La belleza llora sin luz entre sedas gastadas
sus nervios y neuronas la hacen bailar, pero
trastrabillan con la música de la incertidumbre.
Su madre la mira de reojo y no debe llorar.

41
Las visitas a las 4 llegan poniendo su mejor rostro
algunos lloran antes de ingresar a la fiesta infantil
hacen vida social, se ríen como payasos, chismean a granel
mientras que el encamado piensa estoicamente: Muéranse.

En esta estancia los poemas son cuartetos escritos en verso libre, en donde cada verso posee múltiples significados e interpretaciones.  Encontramos simbolismos, sinestesias, figuras y metáforas muy bien logradas.

Beltrán Peña escribe por lo tanto con todos los sentidos, sacando provecho a esta habilidad natural en él. Así tenemos que ante el lector se presenta el gran desafío de interpretar imágenes y símbolos que solo en apariencia son simples. Leerle implica ir al trasfondo de lo que expresan las palabras, a su significado oculto.  
Encontramos que el autor, mezcla sensaciones que corresponden a sentidos de origen muy distintos, con sentimientos y emociones, llevándonos de esta forma al origen y a la reflexión.

Otros de los recursos que se deben resaltar en sus figuras retóricas de pensamiento y que domina magistralmente, es el uso de la ironía y de la hipérbole con las cuales, logra indudablemente mayor fuerza expresiva ya que a través de su uso busca que el protagonismo recaiga sobre una acción, exagerándolo de manera intencional y alejándonos de este modo de la realidad inmediata.

A lo largo de los 45 poemas veremos cómo cobran vida los billetes, las computadoras, la sala de espera, puertas, paredes, camillas, cuartos, mandiles y hasta los huesos. Beltrán Peña, hace uso de todos ellos para hacernos comprender que cada hombre posee una identidad simbólica que lo hace único e irrepetible en el dolor y en la alegría, frente a la vida y de cara a la muerte.

Es así como el tiempo transcurre en un abrir y cerrar de ojos. Todos somos hijos al nacer y lo natural sería que sigamos siéndolo, pero tarde o temprano algunos somos sorprendidos por el destino y terminamos convirtiéndonos en padres de nuestros padres, viviendo así papeles invertidos.

Para Carl Jung, el arquetipo del Padre integra las fuerzas psíquicas y sociales. Es así como el padre en sus aspectos positivos representa lo correcto, la disciplina, la autoridad, la protección, el amor, la dirección, el ejemplo, el maestro.

Tener que aceptar el declive de la figura paterna es parte del ciclo de la vida. El hecho de empezar a cuidarlos, irremediablemente es el aviso del inicio final. Por esta razón, no debemos dejar de resolver pendientes. No debemos permitir que el ayer grite, oscureciendo el hoy, pues el mañana siempre es incierto.  Es importante decirles y hacerles sentir a nuestros padres lo importante que son para nosotros.

PAPÁmor, representa una súplica, una esperanza, una oración, una respuesta, una mirada divina, una nueva oportunidad.






QUINTA ESTANCIA: COMUNICADOS



C
“Napoleón” hizo sonreír de felicidad, después de 12 días a mi padre, y hoy cuida su sueño. ¡Gracias, peludo adorado!

G
“Richard” y “Valentín”, queridos amigo, gracias por su existir, por su lenguaje y el amor hacia don Pedro, quien no es su amo sino su amigo mayor. ¡Son lo máximo!

H
Hoy día le hablé a mi padre de poesía y de ser poeta en el Perú, y él me dijo en su “bola – bola” al hablar: vete, lee, libro… ¡Gracias, pa!

I
Cosas de la vida: siempre me dijeron que soy un maravilloso oso y un buen hijo, ahora trataré de ser un extraordinario padre.

L
Hasta en la muerte se aprende a vivir.


El poeta nos regala un conjunto de mensajes en prosa, que ratifican lo que expresó: “La vida puede cambiarte en un instante”. A lo que agregaría, a veces la vida transcurre normalmente y de repente el tiempo se detiene.  Si tienes que llorar, llora; llora tinta y linfa hasta que logres sentirte más ligero.

Hay experiencias que nos arrancan súbitamente de nuestra zona de confort, nos hacen tambalear, pero existen quienes se anteponen al destino y se levantan de las cenizas. Cuán importante en estas circunstancias, es contar con la palabra de aliento, la mano y por qué no decirlo, la patita perruna o gatuna amiga.

En ocasiones, solo el corazón será nuestro único aliado, el que nos indique con quién podemos contar. Cualquier otra teoría se cae aparatosamente, ante la amenaza de perder a nuestros padres, sobre todo cuando de PAPÁmor se trata, en donde el “yo real “y el “yo poético” del autor exorciza bellamente la adversidad.

Algunas notas:

“Napoleón”, el perrito de peluche, al igual que “Richard” y “Valentín” se convierten así en protagonistas importantes del poemario. El primero, “Napoleón” porque su llegada a la clínica precipitó las primeras respuestas emocionales y verbales en el paciente. Cabe mencionar que se ha demostrado en varias investigaciones científicas que los peluches y muñecos poseen un efecto protector, beneficioso para regular sentimientos y emociones en pacientes de ambos sexos y de distintos rangos de edad. Se sabe hasta el momento que determinadas áreas cerebrales encargadas de realizar el procesamiento emocional, evidencian mayor actividad ante la presencia de un muñeco.

Bajo estos principios, las terapias con muñecos se vienen llevando exitosamente. En el caso de los adultos mayores, se evidencian mejoras en enfermedades degenerativas como el Alzhéimer, demencia senil y otros males. Si a todo lo mencionado le sumamos que, el peluche en cuestión, era un perrito salchicha, mi hipótesis como psicóloga fue que, el paciente lo asociaría con sus mascotas, “Richard” y “Valentín”, que también lo son. Y si de mascotas se trata, ellas según la ciencia hacen más fácil para los pacientes enfrentar situaciones difíciles de enfermedad.

¡¡¡EUREKA, no me equivoque!!!, PAPÁoso sonrío, lloró y hasta gritó de felicidad, pues tiene un nuevo amiguito, y todo ello pude escucharlo a través del teléfono.  
Iniciándose así un estrecho vínculo entre Pedro y “Napoleón”, convirtiéndose el peluche en el velador de sus sueños, pues lo acompaña, le da confianza y lo protege, hasta la actualidad.






SEXTA ESTANCIA: TRES POEMAS FINALES



        PADRE INCA

Mi padre, no vino a Lima
de tan lejos
vino de aquisito no más
vino al centro de un zapato roto,
es cajamarquino
es peruano
es inca
y eso es ser grande.

Es el mundo raza.

Mi padre, descendiente del Sol,
es tan sagrado siendo humano
que siendo yo
su mejor amigo
no lo conozco.

¿Rey, di?

Ernst Cassirer (2009) escribió: “El hombre es un animal simbólico”, nada más cierto. Sin embargo, no siempre somos conscientes de ello, porque a través de simbolismos expresamos nuestra relación con el mundo, con los objetos, con nosotros mismos, con mayor razón cuando de poesía se trata.

El poema, Padre Inca, es un canto al hombre provinciano, a sus orígenes, a sus raíces ancestrales, a su valía cultural. No se trata entonces de realizar una lectura literal, pues perdería su fuerza, su esencia. Padre Inca representa algo que va más allá de su significado inmediato (un canto al padre) su lectura requiere superar el alcance de una limitada razón.

Beltrán Peña, le canta a Cajamarca, a la hermosa, “Esmeralda De Los Andes”, a sus 10,000 años de existencia, a su legado cultural precolonial, a la grandeza de su gente y podría seguir enumerando muchos más atributos. Pero debemos ir más allá en la lectura, Cajamarca no solo representa al Perú profundo, sino al Imperio Incaico, del que debiéramos estar orgullosos; pero también Padre Inca simboliza el choque entre dos culturas que precipitaron la caída del gran Imperio Inca, la dominación y el mestizaje entre españoles e indígenas, lo cual se refrenda en los apellidos del poeta. Un detalle a resaltar el poeta, Beltrán Peña, siempre se ha sentido orgulloso de ser descendiente del Imperio Del Sol.




6 MESES LA POETA, 3 MESES MI PADRE: NUEVAS VIDAS



                    A Pedro, mi padre
                      A Cecilia Molina, la poeta.


El tiempo siempre jode a todos
te da, te alegra, te entristece, te quita;
manipula tus colores y tus silencios
para decirte al final: vámonos.

El tiempo te coquetea salvajemente
tus perfiles, tus amores, tus impulsos
tus demonios, tus huesos, tu sexo
pero nunca podrá con tu alma.

El tiempo hace seis meses
se llevó a una palabra en libertad
hermosamente rara y diferente
a una rara avis bella de la poesía.

El tiempo hace tres meses
lo traicionó a mi padre con desayuno 
justo en el cumpleaños de una musa
le hizo explotar el cerebro.

El tiempo hace 180 días
se llevó una sonrisa alegre de hembra
enredó su lengua con sus cabellos
haciendo click a su amado corazón.

El tiempo hace 30 días
desmayó a un hombre bueno
sentándolo en el suelo
para humillarlo y querer matarlo.

El tiempo en un 22 de noviembre
silenció el verso, el gemido, el infierno,
la piel, el sentimiento, la luz, las voces
de Cecilia, poeta quien respira más vital.

El tiempo en un 22 de febrero
le movió el camino a mi viejo hermoso
haciéndole retroceder sus sueños
convirtiéndome en padre antes de tiempo.

Sumo 6 + 3 = 9 meses (Vida), y
viendo de reojo el 22, sumo 2+2= 4
apareciendo Fanny quien me recuerda
que en la China el 4 es energía de muerte
y ahora, sí, le creo…

Escrito en la Clínica San Isidro Salvador
Lima, 22 de mayo del 2019.



Es un poema conformado por nueve cuartetos libres, siendo el punto neurálgico en este poema, el tiempo. Tiempo que existe solo como la manifestación de una sucesión subjetiva de instantes.

Beltrán Peña, logra capturar en sus versos el pasado convirtiéndolo en presente, a la par realiza un juego de operaciones numéricas a las que le otorga significado. De esta manera, el autor, juega con el tiempo estableciendo conexiones directas con personas, objetos, símbolos y situaciones particulares, recreándolas de forma vivida y creativa. El tiempo, aquí existe y a la vez no, porque su existencia -a través del tiempo-, depende única y exclusivamente de cada instante convertido en presente.

En esta sucesión de malos momentos convertidos en versos desde la otra mirada, se encierran los buenos, pues si unos no existieran tampoco existirían sus opuestos. Es así como el todo está escrito por el poeta en el cielo, más allá de las bifurcaciones, más allá de los recodos. Más allá de la significación de los números, por ejemplo, el caso del 4, es uno de los menos propicios para la Cultura China porque su sonido es semejante a la palabra “muerte” o “muriendo”. A fin de cuentas, nada permanece en un solo lugar por mucho tiempo, no hay nada que podamos tomar como definitivo.



       JURAMENTO

Volveré a ser el mismo,
yo creo que no voy a morir
más bien va a morir la muerte
porque siempre le falta vida…


Sobre el poema Juramento, mientras recorro cada verso recuerdo aquella frase de Jung que dice: “Lo que niegas te somete, lo que aceptas te transforma”, nada más cierto, pues si cambias tú y tu percepción de lo que te toca vivir, todo cambia, hasta tu visión de la muerte que se transforma en un centelleo de luz, es así como la comprensión se abre camino y llega al fin la calma.






SEPTIMA ESTANCIA: SE CIERRA EL TELÓN


“Salí como Padre con mi Papá en el automóvil en silencio,
en una mañana brillante con alegre Sol”.



Se cierra el telón, el silencio grita desde la primera estancia. Terminé el viaje hoy, 22 de noviembre del 2019.  Por fin, llegué a la séptima estancia y no puedo evitar recordar que el sonido del 7 para los chinos se parece a la palabra “certeza” y no dudo ni por un segundo que, después de leer este libro, no volveremos a ser los mismos.







PALABRAS FINALES



Desde la elección del título del libro, PAPÁmor, el cual, se confirma en la realidad, nos encontramos frente a un poemario de calidad y originalidad literaria por su estructura, por su composición, el uso de una serie de elementos y recursos retóricos, y porque abarca dos géneros: poesía (en varios estilos) y prosa poética. 

El poeta de principio a fin nos invita a la reflexión profunda y existencial, en una época crucial, en donde los valores de las unidades familiares y lo que representa el padre en ellas, se ha desfigurado dramáticamente; a través de su poesía nos demuestra que el tiempo invertido en ser buenos hijos, jamás es tiempo perdido, más aún si nuestros padres son ancianos y se encuentran enfermos.

El autor recrea y exorciza su experiencia, universalizándola, otorgándole personalidad y actitudes humanas a los objetos más inverosímiles, -entre ellos “Napoleón” el pequeño peluche-, demostrando con maestría y gran sabiduría que para su poesía no existe ser vivo o inanimado que se resista. Allí su gran aporte a la poesía peruana, no solo porque no existen poemarios en su totalidad dedicados a la figura del padre sino porque tampoco existe un poemario en donde el escenario sea un centro de salud (en este caso una clínica geriátrica). Su versatilidad como escritor es una fuente inagotable y queda a lo largo de todo el poemario por demás demostrada.

¿Por qué leer este libro?

1.- Por su valor terapéutico. La poesía nos ayuda a exorcizar el dolor, sobre todo cuando se trata de la pérdida de un ser querido o la amenaza de que esto suceda. El arte-terapia, al igual, que la poesía-terapia han demostrado científicamente su efectividad, sobre todo en enfermedades de origen psicosomático. Cabe recordar que la palabra poética desde tiempos muy antiguos ha acompañado al hombre en sus oraciones y fórmulas mágicas. Escribirla, leerla y recitarla tienen efecto sobre nuestras cogniciones, nuestra percepción del mundo, nuestra conciencia y nuestro organismo.

2.- Por su valor humanístico: En una época en donde el tiempo es escaso, las presiones sociales, económicas, y psicológicas abrumadoras, no es difícil suponer que todo esto ha tenido consecuencias dramáticas en las familias. Si a esto le sumamos que, los jóvenes perciben a los ancianos como una molestia el asunto empeora. PAPÁmor por tanto es un modelo a seguir, es un artístico ejemplo, porque nos dice y demuestra que todavía, hay esperanza para un mundo mejor.


3.- Por su valor filosófico: El autor nos enfrenta no solo a dilemas morales sobre los deberes de un hijo sino también al cuestionarnos sobre la esencia misma del “ser” y del “estar”, no como meros espectadores sino como protagonistas del drama de la vida. Nos enfrenta así a situaciones que por lo general evitamos, la idea de la muerte del padre para muchos resulta lejana.

Felicito a José Beltrán Peña, porque su obra universalizada toca las fibras más profundas del corazón y del ser de todos, planteando situaciones que todos enfrentaremos en algún momento y que ojalá la suerte nos acompañe, dándonos así una nueva oportunidad. 




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