HOY
¡Basta!,
hoy cierro el libro donde las noches
atraparon entre líneas tu silueta,
dejaré de pensar, de hilarte
en el manojo de mi existencia,
de guardar el amanecer de mi memoria,
y borraré, sólo por hoy,
los recuerdos de los árboles milenarios del otoño.
No quiero amar,
dejo de ser un ser en agonía,
pues los acordes de la vida
van tejiendo los años
en gotas de amargura,
y ya el soplo de mi vida
no resurge en mis carnes,
solo es una brisa efímera.
Voy enjugando la tristeza de mi llanto,
y dejo de sufrir por la alegría de haber amado tanto.
No quiero excusar a mi conciencia por mis manías,
ni tampoco permitir que tu osadía
se apodere de la claridad de mi sonrisa.
Se ha muerto el amor transparente
con los reflejos opacos del tiempo,
hoy dejo de vivir contando los pasos
que me llevan a un inolvidable lecho.
Hoy no voy en busca del cobijo
que palidece entre las sombras,
ya no es la espera el garfio
que atraviesa mi garganta,
ni los besos
son la columna vertebral de mi emoción.
El querer se ausentó y quedó varado en mi cuerpo,
traspasando el umbral de mis sentidos,
y el amor se convirtió en el enigma
que aguarda mis días.
Hoy, y sólo por hoy,
he renunciado a los lamentos
que me invadían,
ya mañana...
¡ya mañana será otro día!.
¡Basta!,
hoy cierro el libro donde las noches
atraparon entre líneas tu silueta,
dejaré de pensar, de hilarte
en el manojo de mi existencia,
de guardar el amanecer de mi memoria,
y borraré, sólo por hoy,
los recuerdos de los árboles milenarios del otoño.
No quiero amar,
dejo de ser un ser en agonía,
pues los acordes de la vida
van tejiendo los años
en gotas de amargura,
y ya el soplo de mi vida
no resurge en mis carnes,
solo es una brisa efímera.
Voy enjugando la tristeza de mi llanto,
y dejo de sufrir por la alegría de haber amado tanto.
No quiero excusar a mi conciencia por mis manías,
ni tampoco permitir que tu osadía
se apodere de la claridad de mi sonrisa.
Se ha muerto el amor transparente
con los reflejos opacos del tiempo,
hoy dejo de vivir contando los pasos
que me llevan a un inolvidable lecho.
Hoy no voy en busca del cobijo
que palidece entre las sombras,
ya no es la espera el garfio
que atraviesa mi garganta,
ni los besos
son la columna vertebral de mi emoción.
El querer se ausentó y quedó varado en mi cuerpo,
traspasando el umbral de mis sentidos,
y el amor se convirtió en el enigma
que aguarda mis días.
Hoy, y sólo por hoy,
he renunciado a los lamentos
que me invadían,
ya mañana...
¡ya mañana será otro día!.
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