miércoles, 28 de septiembre de 2016

ENTREVISTA AL FILÓSOFO RICARDO PAREDES VASSALLO: SOY UN CHOLO. Por JOSÉ E. CHOCCE


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                                   Filósofo y Escritor, Ricardo Paredes Vassallo.

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                       Filósofo y Escritor, José E. Chocce.



RICARDO PAREDES VASSALLO (1952). (1). Es considerado el filósofo más importante de América Latina y de la lengua hispana de todos los tiempos por estudiantes, académicos y críticos, de distintas universidades del mundo. Su pensamiento, explícito brillantemente en su libro “La Plaga Humana”, enumera las causas de la hecatombe de la civilización, analizando la miope contribución de la filosofía y de las ciencias (a manos de los “inteligentes y muy laboriosos hombres”) que lentamente y de forma indetenible, destruye las condiciones naturales para la existencia de todos los seres vivos.
En otra dimensión y faceta de su amplia labor de prolífico pensador, su teoría del Poder de los CHOLOS, escrita para resolver la problemática histórica y política de la mayoría de peruanos, parece haber movilizado a los líderes y pueblos de algunos países de América del Sur a una conciencia nacional insospechada desde la colonia, toda vez que desde hace 20 años, la Argentina, Bolivia, Ecuador y Venezuela, prosiguen indirectamente sus planteamientos aplicándolos como ideologías de sus naciones para fomentar el poder de sus estados locales como continentales.
La filosofía de este gran pensador, que desde hace 35 años es ciudadano del mundo entero, además de contar con la virtud de su potente fuerza y originalidad, ha sido capaz de separar al ayer del hoy en el quehacer filosófico mundial,  al instaurar como más firmes y convenientes para la subsistencia de la VIDA en la Tierra, el pensar y el obrar simples; teniendo en cuenta más a la importancia de la naturaleza animal del hombre que a la superflua y perjudicial producción de su racionalidad incontrolable, concreta de modo catastrófico, en su desarrollo técnico y político: Enseñando con el ejemplo, a los parcos y estoicos ciudadanos del futuro, a resarcirse en delante de lo superfluo y a trabajar para detener en todos los frentes a la humanidad entera (convertida en una real y verdadera PLAGA).

(1)   Tomado de la pagina web http://cehuillari.wix.com/ricardovassallo. Contiene la siguiente nota: [1] Investigación realizada por ex alumnos del Ph. D. Ricardo Paredes Vassallo, y el Centro de Estudios Humanistas Illari, en el Perú y México. Fuentes escritas y orales han sido usadas para el presente trabajo de investigación.



Para comenzar nos puede dar algunos datos biográficos importantes:
Soy un CHOLO. Hijo de padres europeos y de madres INKAS también CHOLAS (soy fruto de la violencia sexual de la colonización de nuestro imperio, como muchos millones de ciudadanos en América). Mis ancestros delatan en varias formas el enredo racial y, objetivamente, el enredo político y social patético en el Perú y en las demás naciones del hemisferio sur de la Tierra, aun hoy. Mis datos personales no importan mucho. Salvo que tengo una esposa holandesa y tres hijos, a los que adoro.
Nací en Conchucos y conocí la electricidad, los vehículos y la TV a los 17 años. Estudié Sociología en San Marcos y Filosofía en varias universidades del mundo. Trabajo y trabajé en varias universidades del mundo y aun hoy estoy empleado en un Organismo Internacional que apoya a la Educación en África del Este. Vivo en Ghana y estoy ocupado diariamente en pulir mi último libro: “Del PODER HUMANO, principia philosofica”.

¿Qué nos puede decir de su publicación “Los Cholos y el Poder” y su vaticinio que el cholo peruano iba a  tomar las riendas del gobierno en el Perú? Y ¿Por qué no se cumplió aun en el 2016?:
Primero, agradezco infinitamente por esta entrevista al filósofo José Chocce, amigo y discípulo mío. Su interés por la filosofía y por el desarrollo mental humano es palpable en su naciente obra y en su labor académica ya extensa, hecha pese a su corta edad y a sus escasos recursos económicos. Públicamente expreso aquí mi admiración y estímulo a su importante labor. 
Al grano:
“Los CHOLOS y el PODER” ha dejado de ser una teoría marginal, borroneada sin mucha consistencia, en un libro pequeño y pensado como un instrumento de agitación social (pues había que tumbarse a la dictadura de Fujimori, amalgamando a las masas en torno a algo más concreto y verdadero que la búsqueda abstracta de la “democracia” o de una utópica isostasia social a través de la “lucha de clases”). Hoy, 17 años después, esta teoría ha develado una necesidad histórica que sobrepasa lo político y trasunta hacia lo económico y a la esencia de la organización social en el Perú. Este libro, pese a sus limitaciones físicas (100 páginas), ya no contiene una teoría que supone cómo debe ser el SER “peruano”, sino una que plantea rectamente que el SER del peruano es el SER CHOLO, punto. Y la diferencia entre lo que yo planteo y plantea Mariátegui es esta. No es más. Yo planteo que la esencia del SER PERUANO es la de SER CHOLO. SER que es la síntesis racial y social, histórica y cultural de los peruanos de hoy y de siempre. Porque Mariátegui, al analizar “el problema del Indio” ni se da cuenta que el mismo es un CHOLO que piensa y que debe atinar a dar una respuesta total desde su SER para solucionar todo el enredo moral, social, político y económico de su patria. 60 años después, yo, pero más preparado que nuestro querido Amauta, di en el clavo. Indiscutiblemente.
Nunca he vaticinado nada. ¿Cómo podría hacerlo en mi librito “Los CHOLOS y el PODER”? Cuando este mismo es el que contiene las claves para el entendimiento de la esencia social, útiles para comprender los mecanismos coloniales con los que el estado parásito (manejado por personas y fuerzas exógenas a la esencia de nuestro pueblo) prosiguen “gobernando” a INKAS y CHOLOS. El asunto más serio y esencial, entonces, que en mi libro planteo, no es fijar un plazo para que estas fuerzas exógenas y parasitas sean anuladas, sino llevar a todos hacia el entendimiento que en el Perú no se da una lucha de clases sino que una raza parásita, remanente de la colonia, continua con las riendas del estado desconociendo el derecho de INKAS y CHOLOS a autogobernarse.
Que los CHOLOS lleguen a organizar su poder totalizador, dado que esta es una necesidad histórica, no hay duda posible. ¿Cuándo? No pasará una centuria. Es eso lo que afirmo con ahínco. Porque ahora ya podemos ver que esta tendencia se define como objetiva y clara en el horizonte político. Pues, si pasamos revista, la mayoría de autoridades nacionales electas o nombradas ya no son “blancos” o “pitucos”, cosa impensable hace tres décadas atrás; y aunque el Presidente de la República (recién electo) este signado por este cuño antiguo, debe decirse que será el último, porque no ha sido su propio empuje el que le ha catapultado hasta este puesto máximo, sino la fuerza social de los CHOLOS que han comprendido finalmente que la elección de un mal menor, es solo uno de los pasos previos a su dominio completo.
El Apra y el clan de los Fujimori, mafias que camufladas como organizaciones políticas, han quedado en el camino; estas no resucitarán, lo aseguro.Y los partidos otros de izquierda y derecha, decrépitos y exiguos todos, no tienen ámbito ni vida propia. Su espacio es estrecho y sus argumentos cada día más necios y superfluos; porque el empuje social de los CHOLOS lo está transformando todo. Esto se demuestra solo: por ejemplo en tiempos electorales: los que están en la base de los partidos políticos de derecha o de izquierda son los CHOLOS pobres porque son estos los que movilizan al país interiormente. Y aunque esta movilización es aun desordenada, pronto asumirán que su evidente fuerza necesita un comando y orden. ¿Y quién podría pararlos? No tengo ninguna duda del Poder de los CHOLOS. Y aquellos que no entienden esto, no entienden nada.

¿Cree en el intelectual comprometido o el escritor que sólo escribe por entretenimiento?:
No serviría para nada un intelectual, si este no moviliza, por deber, la existencia de sus congéneres algunos centímetros hacia lo bueno y necesario. Su misión es cuestionar lo malo y educar en lo bueno. Luchar por la verdad y por lo útil aunque esta verdad y utilidad no sean comprendidas por todo el mundo, inmediatamente. El entretenimiento es necesario, pero no creo que el papel de un intelectual sea el de “entretener”. Un intelectual no es un sujeto extraordinario, uno que se exime y escapa de sus obligaciones sociales; por el contrario, este es un sujeto afinado, educado y capacitado, pero un sujeto que ha entendido que debe sudar paratraspasada a los demás, naturalmente, los frutos de su inteligencia.

¿Se considera parte de la nueva generación de pensadores en el Perú?:
¿Qué duda cabe? Yo pienso el PERÚ. Si hay otros que también piensan el PERÚ, seré uno más entre esos que no solo hacen y comen panes. Porque “pensar el Perú”, obviamente no es pensar en su situación política coyuntural ni en su puesto económico o educativo en el mundo, sino entrar con la mente en ese ámbito moral donde el poder, la política y el pensamiento individual tienen su origen, cuyas formas y esencia, son vaciados en cosas y en hechos buenos en sí mismos o malos en sí mismos. He comprobado que muy, muy poco es digno de la historia y de proseguir el rastro de nuestro glorioso pueblo. Pues, los peruanos, por separado y en conjunto hemos logrado casi nada.

¿Los filósofos seguimos pensando en las tesis de Platón “los filósofos deben gobernar o los gobernantes deben ser filósofos? ¿Qué me puede decir?:
Uno. Un gobernante, por lógica y principios, tiene que surgir del seno del pueblo al que gobierna. Este principio es condicional porque el gobernante necesita conocer en esencia las potencialidades y deficiencias de su sociedad o nación, para trabajar con ahínco y sin otro interés que su amor profundo, en beneficio de su pueblo. Porque solo en sociedades conquistadas o colonizadas gobiernan extraños a esas naciones y a esos pueblos. Es condicional, entonces, que en el Perú el gobernante sea un CHOLO o un INKA. Punto.
Dos. Los filósofos no tienden al crimen ni a la injusticia, menos al enriquecimiento o a la corrupción. Siendo obvio que la rectitud del filósofo proviene de su inteligencia que le conduce a la frugalidad y, en consecuencia, a un desinteresado y mayor entendimiento. Platón, por estas razones que definen el comportamiento de hombres como estos, hipostáticamente sostuvo que los llamados a gobernar bien eran los filósofos y no otros. Yo creo otro tanto; con la salvedad que me permite afirmar que  un gobernante, obviamente, no requiere ser un filósofo académico, sino uno que ama al pueblo como al conocimiento; uno capaz de diferenciar claramente lo bueno de lo malo.
Tres. Gobernar es pensar y ejecutar lo que es necesario y bueno para todos. Y, en este caso, entender es haber sopesado las necesidades prioritarias de un pueblo considerando sus soluciones en relación a los recursos y potencialidades sociales como individuales, hasta desarrollar la problemática que traba lo bueno y excluye lo necesario. En otras palabras, gobernar es pensar la problemática humana y actuar sobre ella de modo inteligente, que, sin ambages, es el modo más poderoso con el que cuenta la raza humana.

Usted que pertenece a HORA ZERO, ¿qué opinión le merece la literatura mundial, específicamente, la latinoamericana?¿HORA ZERO tiene vigencia: sí, o no?:
Hora Zero es una organización internacional de poetas, pintores, cineastas, teatreros, músicos y hasta bailarines, pero con muy poco espacio para los filósofos. Yo tuve que labrarme un camino propio pero fuera del grupo. Ingresé en esta muy importante organización de intelectuales en el año 1975, en la llamada “segunda fase”. Ingresé como poeta, porque entonces no había garrapateado ni una sola línea de mis obras ahora publicadas. Publiqué si, en ese tiempo, algunos poemas sueltos aparte de adaptar el cuento de García Márquez, “Cándida Eréndira” para que la Escuela de Arte Dramático de la Universidad  Católica, lo pusiera en escena (no se quien tiene ese libreto, yo perdí esa copia).
De niño leí mucho en libros; hoy viejo, leo muy selectivamente, pero no sólo en libros.Y no es necesario reconocer que el leer (lo que fuese) nos entrena para hacer por nosotros mismos la lectura del mundo; es decir: esa nos enseña a hurgar en la hibrida realidad de acciones y pensamientos materializados ya, o no. Novelas no leo. Considero que es una pérdida de tiempo leerlas después de los 12 años cuando la inocua curiosidad termina.
Habiendo afirmado esto, no debo emitir opinión alguna sobre la literatura mundial, porque esta solo será negativa. Pues no necesito ser complacido por los escritores, sino sacudido, despertado en medio de esta hecatombe. 

¿Qué apreciación tiene sobre el Nobel Mario Vargas Llosa?, ¿qué opinión le merece Gabriel García Márquez?:
La fama y el dinero contaminaron a la literatura mundial, de forma directa e innegable, desde los años 60. Entre nosotros, el boom de la literatura latinoamericana generó una fiebre entre miles de escritores que se debatían a muerte por la fama y por las pesetas. Es verdad que en ese tiempo brillaron por su originalidad algunos (que ya están clasificados en las escalas de la crítica como superiores o mejores que los otros), pero también es verdad que la literatura de ese tiempo no ha producido junto a la mucha fama de los escritores valores agregados visibles y concretos para las naciones. Colombia, tras la publicación de “Cien Años de Soledad”, por ejemplo, seguía siendo un Macondo criminal y podrido. Quiero decir, con esto, que esa literatura del boom, que creímos había dado saltos gigantescos, no dejó de ser fantasía pura. Esa literatura no arrastró consigo un sin número de cambios en las actividades y en el pensamiento de la gente. No afirmo, empero, que esta no haya servido de nada, pero si puedo afirmar que esta literatura no contenía la esencia social, la misma que podríamos llamar “germen de nuevos pensamientos y de nuevos tiempos” en la historia de América Latina. De Vargas Llosa no necesito hablar, el habla por sí mismo. Su comportamiento social escandaloso, que el mismo pretende que también sea político, nos esculpe a un ser vacuo y estéril que persigue la riqueza y la fama más que a la verdad y necesidad. Su respaldo incondicional a un imperio decrepito y sus intervenciones milagrosas en las elecciones peruanas, le hacen creer a él y a otros que es un san dios, que él tiene la virtud de cambiar el curso electoral con solo pronunciar su nombre. Esta fantasía también es producto de su literatura; porque él, en el Perú o para el Perú, no trabaja; como no trabaja para beneficiar a América Latina a la cual cree que la defiende de las dictaduras de izquierda.

¿Sabemos que Ud., fue un amigo íntimo de ese gran vate literario Roberto Bolaño, hablemos de esa relación?:
Conocí a Roberto en Lima, precisamente en la ENAD (Escuela Nacional de Teatro), allá por los años 1972-73 (porque Roberto Bolaño llega al Perú antes del golpe de Pinochet y no tras la caída de Allende como se afirma). Él y yo solíamos  asistir a algunas lecturas de los clásicos del Teatro Mundial, ofrecidas por Atahualpa del Chopo,  ducho maestro argentino de la dramaturgia teórica.
Pero “el chilenito crespo”, siempre misio y hambriento, desapareció; hasta que pude encontrarle años después (en una revista que enviaron a Jorge Pimentel), como cofundador, junto a Mario Santiago Papasquiaro, del movimiento Infrarrealista Mexicano. Pero lo sorprendente fue su adherencia y afinidad estético-teórica a lo suscrito en los manifiestos emitidos por el Movimiento Hora Zero del Perú y de Paris, en el cual yo también formaba filas.
En Brughe, una ciudad medieval de Bélgica y 14 años idos, nos reunimos tras sendas cartas y cálculos de tiempo y de recursos. Roberto vivía en España y yo en Holanda, pero contábamos con un amigo común, el “Pato” Patricio, mediochileno-medioperuano, expulsado a Holanda por Pinochet (este gran amigo,“feo como una cuchara”, tenía un corazón del tamaño de una montaña y murió unos dos años antes que Roberto, en Atacama, semanas después que hubo dejado atrás el exilio). Este vibrante e irremplazable hombre convivía con una negra cubana,  a la que denominaba “su querida preferencial”, en un apartamento sucio, pero enfrentado hacia un panorama bellísimo, dominado por tres canales que convergían en una perfecta “Y”. Recuerdo este detalle porque de Roberto recibí una carta en la que me decía: “¿Cuándo nos juntamos en la “Y”, nuevamente?; escribiré a nuestro incotejable Pato”.
Los tres, nunca más volvimos a reunirnos en Brughe. Yo viajé a Nicaragua para vivir allá algunos años. Etc. Pero cartas fueron y cartas vinieron y por una de ellas supe que Roberto quería irse a vivir en Paris, porque Barcelona y su trabajo de esclavo no le gustaban; que su mujer era pesada “como la culpa” y problemática, etc. Roberto era reservado, hasta introvertido digamos,  e incapaz de ofender o de defenderse. Fumaba mucho y era probo y sobrio; gozaba muy poco de la comida y mucho de las conversaciones. Podías caminar con él y hablar y hablar de peces y mongoles. Todo le interesaba, pero asumía conocer poco de todo. En cambio, no ocultaba su erudición literaria. Adoraba a Horacio y detestaba a los españoles. Los odiaba porque esos muy famosos escritores “no tenían calle” (le encantaba esta expresión limeña). De memoria citaba odas enteras de Píndaro y de Góngora; adoraba a Nicanor Parra y a Gonzalo Rojas.
Roberto sonreía al terminar una frase. Esa sonrisa, seguramente, es la que mas extrañan sus  hijas y amigos. Él era un maniático del lenguaje y medía en sus expresiones a modos y tiempos y siempre dibujaba con los dedos y con ceniza, algo alegórico e inaccesible, sobre la mesa. A veces me incomodaba su actitud nerviosa e insegura. “Caminar contigo, Ricardo, es como tener a la mano un telescopio mental que uno no sabe manipular” (carta 25 de mayo 1989). “He escrito al Pato para que te cuide de ti mismo. Bebes hasta emborracharte. Te necesitamos vivo mucho tiempo” (carta de agosto 1995, por mi cumpleaños).
Dos o tres años después me escribió solo para comunicarme que su libro estaba concluido. Que había trabajado día y noche para perfeccionarlo. Pero que no se trataba de poesía sino de una novela suigeneris a la cual no había bautizado con un nombre. “Soy malo en llamar a las cosas por su nombre. No soy uno de esos que ponen nombre a sus libros antes de haberlos escrito”. Recuerdo que en carta de vuelta solicité que me enviase una copia de su novela y, a cambio, yo le enviaría mis Aforismos. Yo cumplí con la promesa pero Roberto no; apenas recibí una carta escueta, donde se disculpaba por no tener recursos para hacer la copia y pagar el correo. En esa carta, que daba cuenta, además, de su pobreza y sobriedad, escribió: “El facsímil de tus “Aforismos”, enviados a mi desde Uganda, no tienen par en nuestras Américas. ¿Qué lejos estamos todos de tu increíble potencia mental? En Hora Zero y entre los Infras no existe uno como tú. Pero necesitas corregirlos. Su gramática “brilla por su ausencia” (carta de julio del 1998). Conservo aun su último número de teléfono, escrito con su mano, en la tapa de mi diccionario Sopena, vigésima primera edición) que él mismo me obsequió en Barcelona, a fines del 99. Ese año nos despedimos en la estación de trenes con un abrazo (viajaba yo a Madrid para regresar a Kampala). Tres años después murió este gran hombre, legándonos obras ejemplares que servirán a todas nuestras generaciones.

¿Y sus cartas con Bolaño… las publicará?:
En esta entrevista, al delatar parte del contexto de esas cartas, las estoy publicando. Quien quiera ver los originales es bienvenido a mi casa en Holanda (en una entrevista filmada que me hizo Pita Ochoa y José Peguero, poetas y cineastas de los Infra mexicanos, amigos entrañables de Roberto y míos, ofrecí donar algunas copias de mis cartas). Pepe Peguero está haciendo la historia filmada de esta época gloriosa para América Latina. Y quiero apoyar que la documentación de este gran intelectual quedé completa en la historia.

Usted cree en la crítica, ¿qué opinión le merece los críticos ya sea en la literatura o en la filosofía y en la intelectualidad?:
No creo en los críticos ni en el valor de la crítica. Prefiero el juicio inapelable de la historia; es decir, el juicio y acción de los lectores anónimos que decantan por su peso específico a la verdad, infaliblemente. Porque los críticos son profesionales en inventar etapas y edades donde no las hay, y se creen excelsos en artes o en conocimientos que no tienen. Pero siendo piezas vitales en un mundo donde hay intereses e interesados su entusiasmo o condenas los presentan como probos y no como falsos y traicioneros sujetos. En general, sin embargo, se puede decir que los críticos son innecesarios; porque no producen conocimientos y son meros parásitos sociales.

¿Sobre “la Plaga Humana” por qué el hombre es un parásito racional, acaso no puede cambiar?:
Mi incomodidad racional es la que me llevó a escribir “La Plaga Humana”. Pues, constaté que los filósofos y científicos de tres centurias, alentaban con sus teorías y búsquedas a la voracidad humana; causa esta de la destrucción objetiva y potencial de las condiciones naturales, insoslayables en la existencia de todos los seres vivos en la Tierra. Constaté, entonces también, que había que actuar sobre la impunidad de la  racionalidad humana; sobre ese maravilloso espectro teórico de la inteligencia que emite nuestra civilización y que proporciona los conocimientos y técnicos para que los esclavos asalariados, ignorantes y hambrientos, los apliquen ciegamente,  y sin medir consecuencia funesta alguna, de estas acciones diarias y muy destructivas. Como filósofo, y muy consciente de la presente hecatombe, tenía que pararme sobre esa cima ilusoria del frenesí y desarrollo social humano para gritar: ¡Paren! ¡Basta!: ¡hasta aquí, y no más!
Mi pensamiento se está desplazando a un ritmo imprevisto. Me satisface eso. Pero prosigo trabajando.

¿No es una visión pesimista?:
¿Cómo puede ser una visión pesimista detener a la plaga humana? Por el contrario. Yo quiero salvar a los seres vivos de la inminente catástrofe. Quiero salvar a la Tierra de las garras de comerciantes y avaros y de la labor infernal de millones de aplicados y obedientes esclavos.

Hay autores que afirman que el mundo puede ser “salvado” por el liberalismo afirmativo, desterrar el pensamiento conservador, otros que la fe será la salvadora, y otros los más académicos que la Hermenéutica como método será lo renovador ¿Qué nos puede decir?:
No me interesan las formas y métodos que quieran aplicarse para contener a la civilización humana destructiva. Me interesa únicamente que esta civilización sea desmontada. El liberalismo económico no podrá hacerlo; los conservadores, menos.  Y en cuanto a la hermenéutica,  que para mí es un término risible, no opino nada.



Miércoles 15 de junio de 2016

FUENTE: Revista peruana de literatura, PALABRA EN LIBERTAD, N° 148. 

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