CONFESIONES NECESARIAS...
Por SOCRATES ZUZUNAGA HUAITA / Premio "PALABRA EN LIBERTAD" de la SOCIEDAD LITERARIA AMANTES DEL PAIS.
Los escritores que influyeron en mi realización como escritor fueron: José María Arguedas, Ciro Alegría, Francisco Izquierdo Ríos, César Vallejo, Gabriel García Márquez, Jorge Amado, Juan Rulfo, Máximo Gorki, Vicente Leñero, Jorge Icaza, Mariano Azuela, y muchos otros. A los que siempre retorno son a las obras de José María Arguedas, Juan Rulfo, Vicente Leñero, Gabriel García Márquez, Jorge Icaza…
Escribo casi todos los días. Pero, a veces, me paso mucho tiempo sin hacerlo, y así llego hasta a unos dos o tres meses sin llegar a escribir nada, solo leyendo y cavilando en futuras escrituras. Pero, cuando retorno a la escritura, no la dejo hasta concluir o avanzar una gran parte de la obra que estoy trabajando. A una misma vez, trabajo en muchos cuentos y novelas; intercalo entre ellos según mi estado de ánimo, mi cansancio o entusiasmo. Cuando me canso de escribir una obra, paso a la otra. Y ese trajín es de todos los días…
Escribo cuento, novela, poesía y literatura infantil. Me siento más cómodo escribiendo obras para niños, entre teatro, cuento, novela y poesía… Una forma de liberarme de ciertas tensiones es volviendo a ser niño, evocando los tiempos de mi niñez…
Tengo muchos lectores que me escriben siempre desde México. Desde allí, el panorama de la literatura peruana se aprecia como atractivo e interesante. México y Perú son dos países hermanos y muy parecidos en idiosincrasia; por eso, tal vez, los lectores mexicanos se sientan familiarizados con nuestra literatura que refleja nuestra realidad y que es muy semejante a la de México. Por mi parte, cuando leo a Rulfo, tengo la sensación de que estoy leyendo a Arguedas. Ambos escritores son semejantes porque escriben sobre los campesinos pobres que sufren el abuso y la marginación de los de arriba… La literatura peruana actual está muy dividida entre los citadinos y los de la provincia. Y tengo la sensación de que los escritores citadinos están siendo más apoyados por el oficialismo y por los medios de comunicación. Los escritores de provincia tenemos que editar nuestros libros con nuestros propios medios y no nos dan espacio en los medios de comunicación. Cuando un escritor citadino gana un premio, es promocionado y resaltado en todos los medios de comunicación, con fotos y entrevistas; en cambio, cuando un escritor provinciano gana un premio, es relegado y marginado; o sea, no es publicitado en ningún medio de comunicación …
Leo a Arguedas, Ciro Alegría, Francisco Izquierdo Ríos, Marcos Yauri Montero, Félix Huamán Cabrera, César Vallejo, José Carlos Mariátegui, Dante Castro, Andrés Cloud, Ambrosio Malpartida, Luis Nieto Degregori, Miguel Gutiérrez, Oscar Colchado y muchos otros… Recomiendo leer a todos los escritores, sin distinción alguna, y es así como yo lo hago para alimentar mi espíritu y fomentar en mí la creatividad…
Muchos de mis colegas escriben en páginas de internet, pero yo no. Confieso que en el campo electrónico soy muy poco diestro y desconozco muchas cosas de ello. Apenas he aprendido a escribir en computadora, pero ya estoy en camino de publicar en formatos electrónicos, con ayuda de conocidos y familiares...
¿Qué por qué a mí no me publican en los periódicos y revistas de la capital? Tengo la impresión de que los escritores peruanos se encuentran muy divididos entre los “limeños/cosmopolitas” y los “andinos/provincianos”. Por lo menos esa es la percepción que tengo al leer los periódicos.
Claro que existe esa separación absurda e incomprensiva, y es en una forma muy marcada. Los escritores cosmopolitas nos desdeñan a los que somos de provincia, no me explico por qué. Ellos nunca asisten a nuestros eventos literarios y nosotros, tampoco, asistimos a sus eventos literarios. Con ellos, somos como el agua y el aceite. Y no es por iniciativa de los escritores provincianos, sino por ellos mismos que nos miran por sobre el hombro y arrugando la nariz, como con un gesto de repugnancia. Para explicar este detalle, déjeme decirle que, en la época del conflicto armado, las personas acomodadas que rodeaban a esos escritores pedían a que la aviación peruana vaya a bombardear Ayacucho para acabar -de una vez por todas- con ese estado de guerra popular. Decían: “acaben con todos esos serranos piojosos e ignorantes para liberarnos de los subversivos”… En cambio, si por nosotros fuera, estaríamos muy felices de departir la literatura con ellos, ya que nuestra idiosincrasia andina o selvática, históricamente, tiene carácter comunal y solidario, que son valores andinos…
¿Que por qué escribo muchos relatos sobre la violencia ocurrida en el Perú? A mí me ocurrió igual que lo que le ocurrió a José María Arguedas. Cuando Arguedas leyó los primeros cuentos sobre los indios, escritos por López Albújar o Ventura García Calderón, dijo que esos escritores no conocían bien al hombre andino y que, por eso, estaban deformando la personalidad de sus personajes nativos. Los indios no eran así o no son así. Del mismo modo, cuando yo viajé a Lima, empujado por la represión militar, percibí esa misma situación. O sea, para los limeños, los soldados eran los angelitos salvadores, que estaban luchando contra los demonios que eran los subversivos o los campesinos. Lo cual no era así. Lo que estaba ocurriendo era al revés. Muestra de todo esto, son las innumerables fosas comunes en las que se encontraron miles de cadáveres de mujeres, ancianos, campesinos y niños, todos desaparecidos en manos del ejército. Entonces, me propuse escribir una novela que estuviese sustentado en la realidad del conflicto armado. Tenía que construir una ficción cercana a la realidad de la guerra popular. Así, nació mi novela La Noche y sus Aullidos…
Frente a la sangrienta e irresponsable represión militar, en la que morían gran parte de inocentes campesinos y estudiantes o profesores, no me quedó otra manera o forma que tomar una posición de compromiso ante el abuso y las injusticias. Me considero un escritor comprometido con el sufrimiento de mi pueblo. No puedo escribir solo por arte. Para mí, la literatura en un instrumento de lucha, orientado a alcanzar justicia social para todos los oprimidos de mi pueblo…
El escritor es libre de crear la ficción que desee. De esto hay ejemplos muy contundentes. Hay quienes han escrito estupendas novelas jugando solo con la fantasía y la imaginación. El caso está en que el lector tenga que disfrutar o no con esa ficción. Por ejemplo, para mí, si esa ficción no es creíble, pierde sentido y no me convence y no lo disfruto. Hay muchos quienes han escrito sobre el conflicto armado, pero lo han hecho desde el exterior, desde la orilla y con ojos de turista. O sea, han escrito sobre lo que no conocen bien. Y solo lo han imaginado todo en base a noticias falseadas o amañadas, y eso hace que sus obras no sean creíbles para aquellos lectores que si conocen esa realidad. En cambio, yo he escrito mis novelas desde adentro, desde el corazón mismo de la guerra. Por eso, hago hablar a mis personajes con sus propias palabras, sin distorsionarlas…
Por SOCRATES ZUZUNAGA HUAITA / Premio "PALABRA EN LIBERTAD" de la SOCIEDAD LITERARIA AMANTES DEL PAIS.
Los escritores que influyeron en mi realización como escritor fueron: José María Arguedas, Ciro Alegría, Francisco Izquierdo Ríos, César Vallejo, Gabriel García Márquez, Jorge Amado, Juan Rulfo, Máximo Gorki, Vicente Leñero, Jorge Icaza, Mariano Azuela, y muchos otros. A los que siempre retorno son a las obras de José María Arguedas, Juan Rulfo, Vicente Leñero, Gabriel García Márquez, Jorge Icaza…
Escribo casi todos los días. Pero, a veces, me paso mucho tiempo sin hacerlo, y así llego hasta a unos dos o tres meses sin llegar a escribir nada, solo leyendo y cavilando en futuras escrituras. Pero, cuando retorno a la escritura, no la dejo hasta concluir o avanzar una gran parte de la obra que estoy trabajando. A una misma vez, trabajo en muchos cuentos y novelas; intercalo entre ellos según mi estado de ánimo, mi cansancio o entusiasmo. Cuando me canso de escribir una obra, paso a la otra. Y ese trajín es de todos los días…
Escribo cuento, novela, poesía y literatura infantil. Me siento más cómodo escribiendo obras para niños, entre teatro, cuento, novela y poesía… Una forma de liberarme de ciertas tensiones es volviendo a ser niño, evocando los tiempos de mi niñez…
Tengo muchos lectores que me escriben siempre desde México. Desde allí, el panorama de la literatura peruana se aprecia como atractivo e interesante. México y Perú son dos países hermanos y muy parecidos en idiosincrasia; por eso, tal vez, los lectores mexicanos se sientan familiarizados con nuestra literatura que refleja nuestra realidad y que es muy semejante a la de México. Por mi parte, cuando leo a Rulfo, tengo la sensación de que estoy leyendo a Arguedas. Ambos escritores son semejantes porque escriben sobre los campesinos pobres que sufren el abuso y la marginación de los de arriba… La literatura peruana actual está muy dividida entre los citadinos y los de la provincia. Y tengo la sensación de que los escritores citadinos están siendo más apoyados por el oficialismo y por los medios de comunicación. Los escritores de provincia tenemos que editar nuestros libros con nuestros propios medios y no nos dan espacio en los medios de comunicación. Cuando un escritor citadino gana un premio, es promocionado y resaltado en todos los medios de comunicación, con fotos y entrevistas; en cambio, cuando un escritor provinciano gana un premio, es relegado y marginado; o sea, no es publicitado en ningún medio de comunicación …
Leo a Arguedas, Ciro Alegría, Francisco Izquierdo Ríos, Marcos Yauri Montero, Félix Huamán Cabrera, César Vallejo, José Carlos Mariátegui, Dante Castro, Andrés Cloud, Ambrosio Malpartida, Luis Nieto Degregori, Miguel Gutiérrez, Oscar Colchado y muchos otros… Recomiendo leer a todos los escritores, sin distinción alguna, y es así como yo lo hago para alimentar mi espíritu y fomentar en mí la creatividad…
Muchos de mis colegas escriben en páginas de internet, pero yo no. Confieso que en el campo electrónico soy muy poco diestro y desconozco muchas cosas de ello. Apenas he aprendido a escribir en computadora, pero ya estoy en camino de publicar en formatos electrónicos, con ayuda de conocidos y familiares...
¿Qué por qué a mí no me publican en los periódicos y revistas de la capital? Tengo la impresión de que los escritores peruanos se encuentran muy divididos entre los “limeños/cosmopolitas” y los “andinos/provincianos”. Por lo menos esa es la percepción que tengo al leer los periódicos.
Claro que existe esa separación absurda e incomprensiva, y es en una forma muy marcada. Los escritores cosmopolitas nos desdeñan a los que somos de provincia, no me explico por qué. Ellos nunca asisten a nuestros eventos literarios y nosotros, tampoco, asistimos a sus eventos literarios. Con ellos, somos como el agua y el aceite. Y no es por iniciativa de los escritores provincianos, sino por ellos mismos que nos miran por sobre el hombro y arrugando la nariz, como con un gesto de repugnancia. Para explicar este detalle, déjeme decirle que, en la época del conflicto armado, las personas acomodadas que rodeaban a esos escritores pedían a que la aviación peruana vaya a bombardear Ayacucho para acabar -de una vez por todas- con ese estado de guerra popular. Decían: “acaben con todos esos serranos piojosos e ignorantes para liberarnos de los subversivos”… En cambio, si por nosotros fuera, estaríamos muy felices de departir la literatura con ellos, ya que nuestra idiosincrasia andina o selvática, históricamente, tiene carácter comunal y solidario, que son valores andinos…
¿Que por qué escribo muchos relatos sobre la violencia ocurrida en el Perú? A mí me ocurrió igual que lo que le ocurrió a José María Arguedas. Cuando Arguedas leyó los primeros cuentos sobre los indios, escritos por López Albújar o Ventura García Calderón, dijo que esos escritores no conocían bien al hombre andino y que, por eso, estaban deformando la personalidad de sus personajes nativos. Los indios no eran así o no son así. Del mismo modo, cuando yo viajé a Lima, empujado por la represión militar, percibí esa misma situación. O sea, para los limeños, los soldados eran los angelitos salvadores, que estaban luchando contra los demonios que eran los subversivos o los campesinos. Lo cual no era así. Lo que estaba ocurriendo era al revés. Muestra de todo esto, son las innumerables fosas comunes en las que se encontraron miles de cadáveres de mujeres, ancianos, campesinos y niños, todos desaparecidos en manos del ejército. Entonces, me propuse escribir una novela que estuviese sustentado en la realidad del conflicto armado. Tenía que construir una ficción cercana a la realidad de la guerra popular. Así, nació mi novela La Noche y sus Aullidos…
Frente a la sangrienta e irresponsable represión militar, en la que morían gran parte de inocentes campesinos y estudiantes o profesores, no me quedó otra manera o forma que tomar una posición de compromiso ante el abuso y las injusticias. Me considero un escritor comprometido con el sufrimiento de mi pueblo. No puedo escribir solo por arte. Para mí, la literatura en un instrumento de lucha, orientado a alcanzar justicia social para todos los oprimidos de mi pueblo…
El escritor es libre de crear la ficción que desee. De esto hay ejemplos muy contundentes. Hay quienes han escrito estupendas novelas jugando solo con la fantasía y la imaginación. El caso está en que el lector tenga que disfrutar o no con esa ficción. Por ejemplo, para mí, si esa ficción no es creíble, pierde sentido y no me convence y no lo disfruto. Hay muchos quienes han escrito sobre el conflicto armado, pero lo han hecho desde el exterior, desde la orilla y con ojos de turista. O sea, han escrito sobre lo que no conocen bien. Y solo lo han imaginado todo en base a noticias falseadas o amañadas, y eso hace que sus obras no sean creíbles para aquellos lectores que si conocen esa realidad. En cambio, yo he escrito mis novelas desde adentro, desde el corazón mismo de la guerra. Por eso, hago hablar a mis personajes con sus propias palabras, sin distorsionarlas…
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