sábado, 6 de marzo de 2021

LOS HE VISTO... Por SILVIA ORTIZ.


 

 

LOS HE VISTO... 

Por SILVIA ORTIZ.


I.

 

Los he visto caminando en los bosques sin sentido, apiñados en la alforja del consuelo, los he visto recurrentes en las calles, digitando los gerundios de la casta en el ruedo como lluvia, zarzamoras agridulces. Los he visto entre noches recogiendo los telares del cansancio y bajo el lienzo inhabitable de su canto, los motores encendidos de sus manos, desgarrando el hálito genuino de sus años. Los he visto en la cobija de la tarde, abatidos como huertas de cruzada y tanto frio, les decían los “raiteros” en la tolva sobran vidas de otros hombres en abrigo de su alma, un gemido en la oscura soledad de las campanas. Los he visto en la sierpe de cenizas y el cansancio que soportan los cobardes de los ojos por las tardes, apurados meditando sus maizales de recuerdos, los he visto tantas veces, los he visto.

 

Los he visto agitándose en la tierra de sus casas, describiendo las fracturas de sus manos en el quiebre de la aldea, el aroma fue guardado en retazos celestinos, celestino imploraba. Los he visto en el arco deprendido de una cueva abarcando vientos de las calles que dejaron como emblema de la tierra que perdieron. Los he visto en los aires de sus campos, listo en la cuenta regresiva de su marcha, y los he visto y me han visto en la calle de sus llantos, en el eco del insomnio y un adiós por despedida. Los he visto recogidos en los llanos de los hombres cuando lloran y alborotan vientos y estelas cuando caen sus esfuerzos en los mares los he visto, cobijados junto al rio que desdeñan por temor a la cigüeña encendida de faroles cuando caen en la estrella de los cuentos, y el futuro que cultivan en la suma escurridiza de sus ojos, los he visto como niños escondiendo sus adentros, sus quimeras sus adentros, los he visto sobre un país rígido que asumen, removidos de sus flores, de sus cantos, de sus risas, de sus lemas, los he visto.

 

Los he visto con el hambre de la tarde, sus manos empotradas en la esquela de pedidos al igual que la mañana, el tendal en tutela de tortillas,  los abrigos de su espalda sin reproche, los he visto salivando sus faringes, descontando los minutos operarios sin remedio, un gendarme asistido en la péndola hiriente lasciva, sumergida la mañana apagando nuestros hambre, los he visto cada quien en deterioro, cada quien en su tormento de saberse sin memoria, cada carta artificiosa, los he visto tan pomposos, apiñados sin palabra en la cueva de raptores, sacudidos y sin remedio los periodos que se apilan como aldaba  que se pierde, que se oxida, que se hunde en períodos de canastos mal llevados revolviendo sus heridas, el fluir de cada tropa en la terraza ondulante, ausente los he visto entre el tiempo detenido, los he visto con su hambre, esa hambre en que la fe devora agridulces los sabores de las horas que aparecen detenidas, y el estómago crujiente serenándose por dentro. La planicie de los lirios en la sala de la jefa siempre enciende la fe que los devora, la saliva adiestrada en el término preciso, me han visto como el juego de los días, sin los claros de la madrugada, los he visto con la calma del que entrega un mordisco infeliz de insulsa noche.

 

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 Ensayo (2021, a presentarse en USA, Chicago)

 

 

 

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