“a K” DE JOSÉ E. CHOCCE
Por JOSÉ BELTRÁN PEÑA.
En cosas de
animalidad e impulsos del ser humano suceden cosas maravillosas, que el hombre
y la sociedad con sus cánones y preceptos, siempre impiden la felicidad libre
entre una hembra y un macho, y que al final, solamente ellos (la pareja),
sabrán evaluar, detestar o recordar en el tiempo y en su ser.
Este es el
caso poetierizado del presente poemario del amor desamorado, titulado a K…, del
filósofo y escritor, José E. Chocce, titulado,
a K… (Karina, Ketty, Keiko, Kristabelle, Kadalynn, Kimberly,
Kyrstynne, no sabemos el nombre de la chica, solo lo sabe el autor).
A ella, Chocce,
ya la había identificado en su libro, Aforismos
imprescindibles (2014):
“Ella,
su nombre era K… / No sé cómo me relacioné / sólo sé que se me acercó / yo la
miré y me miró, / y de un momento a otro, / me habló, conversamos / la besé y
me besó, / nos entregamos a la pasión con tal desenfreno / era como si nos
hubiéramos / conocido todo este tiempo… (…) Yo la sentí, ella me sintió “ (25).
Es un
poemario muy amoroso, pero si quisiéramos dar una conceptualización del amor en
sí, apuntaríamos un montón de conceptos, así como de artistas, de filósofos y
de poetas existen, pero Chocce tiene su propia definición sentenciosa:
“El
amor qué es, me pregunto / yo sólo sé que el amor es K… / y punto.”
Pero académicamente,
el filósofo Edgar Morales Flores , propone una definición del amor en filosofía, que
concuerdo:
Se pueden reducir a dos
principales núcleos semánticos: Eros y Ágape, estas
son las dos fuentes que rigen las principales acepciones del amor en Occidente,
la noción ascendente de Eros, demasiado humana, estética y extática, y la
noción de Ágape, divina, perfecta, compasiva y ética.
Nuestro poeta fehacientemente podemos
apostar que se encuentra situado en la segunda acepción, cuando en la
dedicatoria del libro ha escrito:
“Quiero besar tu boca / pero no me atrevo /
puedo regalarte una rosa pero no se compara con tu belleza… / entonces te
recuerdo y lloro / no porque no puedo amarte,
sino No debo amarte… // Mi tierna chiquilla…”
Esta hermosa chiquilla (porque debe de
serlo), para nuestro poeta es su musa estética y la belleza andante, en donde
quiebra los estamentos tradicionales e hipócritas de la sociedad
“Un
pálido deseo de un amante / por su Diosa, / por la más pura y casta / guerrera
y sabia: la sabiduría. // Es por eso que este filósofo te busca…/ Tú no eres
Sofía, eres la misma diosa encarnada / guerrera ¡Atenea! // es por eso que soy
un loco enamorado.”
El punto del sortilegio del amor, una
suerte de adivinación supersticiosa, está presente en más de un poema, como un
sufrido amor platónico:
“Soy
un loco enamorado / porque ahora juego contigo, El juego del sortilegio del
amor.”
o como una tragedia griega:
“El sortilegio del
amor… / es como siempre, irónico e hiriente / la dramática tragedia griega a
secas…/
y como un apartamiento de lo mundano,
vulgar y común:
“¡Amada!
No juegues el juego de la vida de los hombres / juega el sortilegio del amor….”
Nuestro poeta
cree saber de la existencia divina pero conoce el paso y peso del tiempo,
dándole prioridad e importancia a los momentos e instantes, vive el presente
sin pensar en mañana y sin recordar lo que fue:
“Pidiéndole
a Dios / un tiempo que no es tiempo / en un milagro que no sea azaroso / solo
un instante eterno.”
El amor, el
sentimiento y la belleza se ve reflejado en K…, admirándola con ojos de hombre
y de valoración estética pasional como es su mirada femenina:
“Ni la patafísica puede con los ojos de K… / en sus ojos
el Amor de madre brilla… / no sé porque esta pequeña damisela controla el
sistema del mundo.”
y el sello
perfecto de su rostro:
“Si
hay un número perfecto este retrataría la simetría del rostro de K…”
Pero nuestro
poeta sabe de la existencia de un amor que no puede ser, no por el amor en sí
sino para una buena comunicación de la pareja tanto psíquica como
biológicamente (edad):
“Porque yo dejaré de mirarte algún día /
porque eres joven y yo viejo… / porque acaso el amor / le importa la edad, / la
raza o el color de piel…”
y no por el
qué dirán ni por la hipocresía existente en la sociedad humana, que
grotescamente se traduciría en un amor prohibido:
“¿Por
qué nuestro amor es prohibido? / Simplemente porque el mundo está de cabeza, y
/ la maldad reina en las ciudades… / porque el norte de la civilización es la
impureza y, / el egoísmo”. // Por eso K… ya que nuestro amor es puro / lo
quieren hacer desaparecer / desde leyes cósmicas y reglas sociales. // Por eso
K…, tú eres mi amor prohibido”.
Lo que quiero
recalcar es en la belleza y en el sentimiento estético por la belleza, el poeta
va más allá del común de los mortales en su personal visión:
“Pequeño
vestido azul marino / escote elegante pero sensual / que acaba en una minifalda
/ que despierta el deseo y a la curiosidad… / No, no te confundas mi niña / mi goce no es carnal, es estético / de
contemplación / de éxtasis ante la vida.”
en donde
florece mágicamente paralelamente con el mental, conjugándose el sentimiento,
la filosofía y el poder de la palabra:
Me has inspirado el amor más puro y tierno / el amor
ideal, el filosófico / donde el Eros se enciende / por el intelecto y lo eterno
/ no por lo temporal, y / lo corporal.”
haciendo
pública y libremente un pedido sincero y razonable:
“Hay
que revitalizar la filosofía / hay que cambiar la ontología / construir una
metafísica nueva / revalorizar el sentimiento del amor… y / abrir nuevas
posibilidades / para la vida… / esa es la misma de nosotros dos K…”
El poeta sabe
de su función y de su existir en este mundo, y conoce también la ficción del
arte poético pero sin compartir en complicidad el vacío y engaño con licencia que pueda
existir:
“Yo
no soy un poetastro… / porque no multiplico el Logos y / no creo en la interpretación
relativista / de moda cruel y poco entendida.. // Yo busco el amor / en cambio
el poetastro intenta florear con las palabras / no crea ni imágenes / ni nada /
su lenguaje es enredado y torpe / es pura letra muerta e inculta. “
y asimismo,
reconoce algunas de las verdades del mundo de la poesía:
“Pero
los poetas cantaron y cantan / beben el néctar de la vida / de la vida
descriptiva / jugaron con imágenes / pero sin significado / no plantearon
teorías ni teoremas / no conocieron axiomas / se rieron de los principios / o
se endulzaron en el vino de la codicia de las pasiones. “
El canto
amoroso del poeta José E. Chocce es maravilloso porque se desprende de su
egoísmo, ego y vanidad y lucha con sus monstruos interiores, para que ese
espléndido amor desamorado que le profesa a K…, se universalice y crezca en
otro contexto más humano e inteligente
“Que
nuestro amor sólo es un pétalo de manifestación / de la rosa de la vida / de la
belleza misma / y valores humanos. // Por ello, cantemos simplemente al amor y
a la justicia social.”
Cerrándose el
poemario y esta historia poetizada de Chocce con un verso de antología, del
valor del estallido de un amor en un tiempo fugaz, como en la vida se vive y
experimenta, porque la felicidad no es eterna, recordándonos a todos, que lo
mejor de esta parte del juego de la vida está por encima de las artes y de la
propia filosofía –aunque usted no lo crea-, y es mejor que sea así, porque lo
demás es un gran cuento infeliz:
“Cada verso fue un rostro de nuestro amor…”
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