JOSÉ BELTRÁN PEÑA POETIZA A SU MADRE EN ELEGÍA QUE ES APOLOGÍA
Por WINSTON ORRILLO.
“Al tomar desayuno quedó huérfano un pan caliente…// Madre perdóname por ser cobarde como los humanos/ y tú valiente como una osa cuando me deshilacharon los huesos…// Mi madre espera a la muerte tejiendo en punto cruz.// Los cabellos de mi madre se peinan como el arco iris…”
JBP.
De suyo es muy difícil, para los poetas, transitar por vertientes harto recorridas, como son las de la lírica dedicada a la progenitora.
Hay que tener un valor” sui generis”, y José Beltrán Peña, lo posee y nos lo muestra en “HORTENCIA: AMOR-OSA”, su más reciente producción, editada por Miguel Ataucuri García / Gaviota Azul Editores, y dedicada al fallecimiento de su madre, lo que le permite brindarnos una suerte de haikus y poemas de otra longitud, todo como una avalancha de textos que nos complacen y conmueven.
Beltrán Peña es uno de los más completos hombres de letras que tenemos la suerte de que hayan nacido y vivan en nuestra república dolorosa. Pues él, amén de ser autor de un par de decenas de libros, entre poemarios, prosa breve y exégesis literaria (que tanto necesitamos), se dedica, indesmayablemente, a la promoción de autores y obras creadoras, lo cual tanta falta nos hacía.
en el Rincón Rojo del Amauta Mariátegui.
Él es, además, Presidente-Fundador de la Sociedad Literaria Amantes del País y del Premio “Palabra en Libertad”. En el campo del periodismo ha sido colaborador del diario “El Comercio” y cofundador de la revista “Cronopio” y fundador y Director de la revista “Estación-Compartida, cuyo trigésimo aniversario nos preparamos a celebrar, pues ininterrumpidamente aparece desde 1990. Además, por si fuera poco, desde 1997, dirige “Palabra en Libertad” y el sello “Ediciones Amantes del País”.
Primer número de ESTACION COM-PARTIDA.
HORTENCIA: AMOR-OSA, el breve volumen que hoy reseñamos, es un singular y estremecedor homenaje a su madre, Hortencia Peña de Beltrán, quien muy recientemente emprendiera viaje al Empíreo.
La propia obra lírica de JBP, lo sitúa en la llamada “Generación del 90”, y su presente texto tiene una presentación de la poeta y psicóloga, Fanny Jem Wong, quien releva que esta pieza lírica es un homenaje a la progenitora del bardo, por lo que deviene en una salmodia “a todas las madres, a la pachamama, a la naturaleza, a la vida misma, pues ella es el inicio de todo, el ser que nos regala el despertar al mundo”.
El breve libro que tenemos entre manos es una admirable presea, de la que, al azar escogemos alguno de sus textos, para motivar el urgente acercamiento del lector.
“Calló el arpa / Ayacucho cantaba / Luz apagada”. (La madre, en efecto, era originaria de la sin par ciudad de los cien iglesias.
Sigamos con nuestras muestras de este nuevo poemario de JBP. Ya lo recalcamos: para que usted, lector, ansíe tenerlo entre sus manos.
Media cama fría / La cebolla no llora / Casa sin madre.
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En su muñeca / el ropón de mi niñez. / Mi madre niña.
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La muerte tienta / a tomarse un trago. / Inmortalidad.
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Ollas vacías / Panes engordan de pena / El hambre lloró.
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He visto al dolor / Con mi madre al caminar / arrastrando los pies..
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Morir será como regresar / a nuestra verdadera casa / al vientre de nuestra madre.
Siga usted, estimado lector, con su visita a esta poesía de fronteras infinitas.
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